Jessica Stern: “Hay una red de actores fuertes y ricos que trabajan en todo el mundo para inflamar el odio hacia la comunidad LGTBIQ+”

Jessica Stern (Nueva York, 48 años) sonríe, respira, medita y dispara frases de acero con el peso de la igualdad y los derechos humanos entre cada sintagma. Sabedora de que nada está ganado, contamina sus respuestas de dardos para la derecha reaccionaria mundial, pero sin perder su risa contagiosa. La exembajadora especial para el avance de los derechos de la comunidad LGTBIQ+ en Estados Unidos hasta el pasado enero con el Gobierno de Joe Biden, ha acudido a la cumbre de la ONU en Sevilla para recordar a los países la discriminación y violencia que a diario sufren estas personas.

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 La exembajadora estadounidense para los derechos de la comunidad LGTBIQ+ alerta contra la ola reaccionaria mundial  

Jessica Stern (Nueva York, 48 años) sonríe, respira, medita y dispara frases de acero con el peso de la igualdad y los derechos humanos entre cada sintagma. Sabedora de que nada está ganado, contamina sus respuestas de dardos para la derecha reaccionaria mundial, pero sin perder su risa contagiosa. La exembajadora especial para el avance de los derechos de la comunidad LGTBIQ+ en Estados Unidos hasta el pasado enero con el Gobierno de Joe Biden, ha acudido a la cumbre de la ONU en Sevilla para recordar a los países la discriminación y violencia que a diario sufren estas personas.

Aún existen 60 países en todo el mundo con leyes que criminalizan la homosexualidad, alerta esta profesora de la Universidad de Harvard y exsecretaria del grupo de Naciones Unidas para los derechos del colectivo LGTBIQ+. Vestida de azul intenso, gafas color plata y chanclas negras, sale del restaurante para posar ante el fotógrafo pese al calor asfixiante que maniata a la capital andaluza.

Pregunta. ¿Cómo ha afectado la actual polarización a los derechos de la comunidad LGTBIQ+ en el mundo?

Respuesta. Discriminación y violencia contra la comunidad LGTBIQ+ existe en cada país del planeta. Sin embargo, durante muchos años sentimos que progresábamos de manera significativa, social, cultural, política y legalmente. Pero los últimos cinco años hemos visto una oposición en todo el mundo, yo diría que en parte debido al éxito de los activistas LGTBIQ+. Desafortunadamente, esa reacción negativa está ahora en su punto álgido.

P. ¿Por qué surgió esa oposición global a que todas las personas compartan los mismos derechos?

R. Hay una red de actores fuertes y ricos que trabajan en todo el mundo para inflamar el odio hacia la comunidad LGTBIQ+. Están muy bien coordinados y hay ciertas ONG de un país a otro con un manual de mitos y estereotipos anti LGTBIQ+ para introducir estas ideas. Presentan datos malos, noticias falsas y ciencia desacreditada para inventar esos estereotipos dañinos. Y desafortunadamente, estas ideas se han puesto de moda, en parte porque estamos en crisis, climática y económica, por las guerras, los refugiados. Quieren alguien a quien culpar y distracción. La gente LGTBIQ+ se ha convertido en el chivo expiatorio.

P. ¿Cómo se financian estas organizaciones?

R. Muchos de sus fondos vienen de organizaciones radicales de la derecha estadounidenses, pero también están conectadas con actores que operan en Europa del Este, cada vez más en Europa Occidental y el Este de África. No hay región en el planeta sin homofobia o transfobia, pero lo que he visto en los últimos años es una coordinación de estos actores para replicar estrategias. Déjeme darle un ejemplo: la proposición de ley anti LGTBIQ+ en Ghana contiene conceptos y términos que los propios activistas LGTBIQ+ ghaneses no usan para sí mismos.

P. Así que copian y pegan.

R. Las malas ideas vienen desde muchos sitios. Rusia introdujo hace años su ley antipropaganda y hace dos años en Florida nació la ley No digas gay, con un molde similar a la rusa.

P. ¿Cuántos países mantienen hoy leyes que criminalizan la homosexualidad si hace una década eran 75?

R. Son unos 60 países. La cifra está bajando y es una buena noticia. Pero en los últimos años países como Irak han introducido leyes contra la sodomía, o agravado las penas, como Uganda. Además, no solo criminalizan la homosexualidad, ahora persiguen el activismo LGTBIQ+ y su representación en televisión, películas y noticias.

P. ¿Qué opina del Gobierno de Donald Trump?

R. La gente que ya está desempoderada, discriminada, es vulnerable y, específicamente los transexuales están señalados. Trump y sus aliados están detrás de leyes para discriminar a la comunidad LGTBIQ+, están amenazando el matrimonio igualitario y expulsando cargos comisionados para prevenir la discriminación. Es decir, vemos cómo el Gobierno estadounidense incita el odio y la violencia contra los LGTBIQ+, sentimos el impacto.

P. ¿Irá a peor?

R. Sin duda. Hace un par de días saqué de mi buzón una carta manuscrita que decía Jesús te hará pagar por tus pecados. Alguien se tomó la molestia de buscar mi dirección postal y mandarme una amenaza. Yo tengo muchos privilegios, pero si soy señalada, ¿se imagina cuántos LGTBIQ+ estadounidenses están en riesgo?

P. ¿Fue la manifestación del pasado sábado en Hungría la excepción o la norma ante la ola reaccionaria?

R. El presidente Victor Orbán ha señalado a los LGTBIQ+ húngaros durante 15 años, pero lo que pasó el sábado fue extraordinario. Si en el desfile del orgullo de 2023 acudieron 30.000 personas, este año, que fue prohibido, aparecieron 300.000 personas, no solo gente LGTBIQ+. Todo el mundo acudió porque Orbán está empujando demasiado lejos. Mucha gente piensa que los LGTBIQ+ húngaros son el canario en la mina y deben defenderlos, es un punto crítico y el movimiento sabe que triunfará.

Jessica Stern, junto al puente de Triana en Sevilla, este martes.

P. Italia es miembro de la Coalición por la Igualdad de Derechos a pesar de tener un partido ultra en el poder.

R. La situación del colectivo LGTBIQ+ en Italia es muy mala, están deprimidos y asustados. Y tienen una buena razón para ello, porque han oído discursos al más alto nivel del Gobierno y algunos de ellos han visto sus nombres borrados de los certificados de nacimiento de sus hijos. Las familias gais y lesbianas están en peligro y no es solo una amenaza contra los derechos de los padres, también contra la seguridad de sus niños. Porque se pierden acceso a sus padres, ¿quién protegerá a esos menores?

Por otro lado, formar parte de la Coalición de Estados [impulsada por España y Colombia en 2024 y 2025] no requiere cambios legales, ni siquiera compromisos públicos. Los Gobiernos vienen y van, pero muy pocos forman a sus diplomáticos y funcionarios sobre los derechos LGTBIQ+, y a través de la coalición pueden aprender esas mejores prácticas para el cambio social.

P. ¿Cuál fue el principal logro de su mandato?

R. Intentar prevenir la discriminación y violencia contra la comunidad LGTBIQ+ en todo el mundo. La cuestión clave no es cómo un Gobierno trata a los más privilegiados, sino a los más vulnerables. Mi cometido era expandir por el mundo la política extranjera estadounidense para traer derechos humanos en el discurso y asegurarse de que nadie se quede atrás.

P. ¿Qué responde a aquellos que sostienen que los derechos LGTBIQ+ han ido demasiado rápido?

R. Un día sintiendo discriminación ya es demasiado. No tenemos tiempo que perder para parar la violencia contra nuestras familias, para poder caminar con nuestras parejas o ver que nuestros hijos van seguros a la escuela. Me encantaría vivir en un mundo donde la comunidad LGTBIQ+ tuviera igualdad bajo la ley, pero no es el caso.

P. ¿Ese ataque contra la comunidad LGTBIQ+ es para líderes como Putin u Orbán un trampolín para eliminar el derecho de asociación y la oposición política?

R. Es la nueva estrategia de la derecha. Criminaliza la LGTBIQ+ y entonces puede atacar a la sociedad civil, la libertad de discurso y asociación. Para comprobar el terreno usan a la comunidad LGTBIQ+. También ocurre con los afrodescendientes, las minorías religiosas o los inmigrantes. Es la estrategia de encontrar a los más vulnerables. Es un error pensar que eso no te afecta porque no eres LGTBIQ+, porque si le pasa a uno, le puede pasar a cualquiera.

P. ¿Cómo acabará la guerra entre Trump y la Universidad de Harvard?

R. Harvard se ha convertido en un símbolo en Estados Unidos para plantarse ante los acosadores. Y nunca ha habido tanto apoyo a Harvard como ahora, la gente habla de la universidad en los cafés y viste camisetas en las manifestaciones. Es muy loco, no sé hasta dónde llegará la cosa. Si Trump triunfa limitando su independencia o para aceptar estudiantes extranjeros, incapacitará a la universidad. El 60% de los estudiantes de la Escuela Kennedy [de Harvard] son internacionales y contribuyen con ideas esenciales para la comunidad académica.

Harvard tiene la obligación de responder en la pelea para defender los principios de la libertad académica y por sus propios estudiantes, facultades y administradores. Y a Trump no le gusta ser desafiado, así que no creo que esta batalla acabe pronto. Esto está en el manual de estrategia de Orbán: ataca a los medios de comunicación, luego a las universidades y por último al poder judicial. Y ya sabemos cómo termina eso en Hungría.

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