Mientras el calentamiento se acelera y golpea nuestra vida —España acaba de padecer el verano más cálido desde que hay registros y la factura de los eventos extremos estivales para Europa será milmillonaria—, en Bruselas se pisa el freno en la lucha contra el cambio climático. De hecho, la Unión Europea no va a llegar a tiempo para presentar su nuevo plan climático ante Naciones Unidas la semana que viene, como había pedido este organismo internacional a los países firmantes del Acuerdo de París. En su lugar, se llevará una declaración de intenciones debido a la imposibilidad hasta ahora de pactar un objetivo de recorte de emisiones para 2035 entre las instituciones comunitarias.
Los 27 no llegan a tiempo a presentar a la ONU la semana próxima su nuevo plan de recorte de emisiones para 2035. España advierte de que la UE “no se puede permitir dar la espalda” a la agenda verde
Mientras el calentamiento se acelera y golpea nuestra vida —España acaba de padecer el verano más cálido desde que hay registros y la factura de los eventos extremos estivales para Europa será milmillonaria—, en Bruselas se pisa el freno en la lucha contra el cambio climático. De hecho, la Unión Europea no va a llegar a tiempo para presentar su nuevo plan climático ante Naciones Unidas la semana que viene, como había pedido este organismo internacional a los países firmantes del Acuerdo de París. En su lugar, se llevará una declaración de intenciones debido a la imposibilidad hasta ahora de pactar un objetivo de recorte de emisiones para 2035 entre las instituciones comunitarias.
Sara Aagesen, vicepresidenta tercera y ministra para la Transición Ecológica, advierte de que “Europa no se puede permitir dar la espalada” a la agenda verde. “Vamos a hacer todo lo posible por no llegar a la cumbre del secretario general de la ONU [António Guterres] con las manos vacías”, señala a EL PAÍS sobre la reunión prevista para el 24 de septiembre en Nueva York y en la que los gobiernos deberían llevar sus nuevos planes climáticos.
Esa misma expresión —no acudir a Nueva York con las “manos vacías”— es la que emplea la presidencia danesa del Consejo Europeo, el órgano de representación de los 27. Y lo previsto es que Europa vaya, en su lugar, con una “declaración de intenciones”, según detallan fuentes del Gobierno de Dinamarca. “Conocemos las diferentes posturas sobre el contenido exacto y los equilibrios que deben alcanzarse en la declaración de intenciones, y somos conscientes de la necesidad de un consenso sobre este tema en la reunión del jueves”, añaden en referencia a la reunión que los ministros europeos con competencia en materia climática que se celebra el jueves en Bruselas.
La UE actúa como un bloque en estas negociaciones internacionales, por lo que los 27 presentan un único documento ante la ONU. Pero tras meses de retrasos, la fecha tope ha llegado sin que ese plan esté acordado entre las instituciones europeas y los Estados miembro. Ahora se buscará una salida, en forma de declaración, en el encuentro de los ministros de este jueves.
Las señales que han llegado previas a esa reunión no han sido positivas. En esa cita en Bruselas se debería haber acordado también una nueva hoja de ruta europea para la próxima década. Desde la Comisión Europea se lanzó en junio una propuesta de fijar para 2040 una meta de reducción de las emisiones del 90% respecto a los niveles de 1990. Bruselas introdujo flexibilidades para ganarse a los países más reacios, donde el avance de la ultraderecha está afectando directamente a las políticas medioambientales y climáticas al arrastrar a los partidos conservadores clásicos. El rechazo de cuatro de los grandes países de la UE a la propuesta de la Comisión —Francia, Alemania, Italia y Polonia— ha sacado de la agenda del encuentro del jueves este asunto. La idea ahora es que esta negociación se pueda abordar a finales de octubre en la cumbre de líderes europeos.
Pero si ahora no está cerrado el objetivo para 2040, se complica que los ministros puedan este jueves acordar una meta intermedia, para 2035, para así presentar ante la ONU su plan dentro de una semana.
Aagesen defiende como único camino para cumplir con el Acuerdo de París que Europa se fije el objetivo de reducción del 90% de las emisiones para 2040, como había propuesto la Comisión. Y para ello es necesario que la UE llegue a la cumbre del clima de Brasil, en noviembre, “con una propuesta ambiciosa y basada en la ciencia” que permita a Europa “reafirmar su liderazgo” en la lucha contra el calentamiento global.
“Si no se logra llevar una propuesta sólida a la Asamblea de la ONU, la postura Europea queda en entredicho”, advierte una veterana fuente diplomática. Y efectivamente, con el retraso en el cronograma previsto, no será sencillo que la UE diseñe un marco potente. “Hasta ahora, la Unión ha sido el espejo de referencia para otras potencias, un poco el bloque que tiraba del resto y eso puede cambiar si se empiezan a frenar las políticas”, añade la misma fuente.
El Acuerdo de París, que cumple una década este año, tiene como objetivo que el calentamiento se quede dentro de los límites menos lesivos posibles. Eso se traduce en que el aumento de la temperatura media no debería superar los 2 grados Celsius respecto a los niveles preindustriales y, en la medida de lo posible, los 1,5. Para ello, los casi 200 países firmantes del acuerdo deben presentar periódicamente planes de recorte de sus emisiones de efecto invernadero, las causantes del cambio climático y cuyo origen, principalmente, son los combustibles fósiles.
Promesas para 2035
Este 2025 los países debían presentar sus nuevos planes con las promesas de recorte de aquí a 2035. Según establecía el propio Acuerdo de París, tenían que haber estado listos en febrero. Pero, siete meses después, menos del 20% de los gobiernos —38 naciones— lo han hecho. Ante el retraso generalizado, la ONU ofreció una nueva fecha tope: pidió que tuvieran listos los planes (conocidos por las siglas en inglés NDC) para el 24 de septiembre en un acto en Nueva York durante la Asamblea General de Naciones Unidas.
“Deben presentarse lo antes posible”, advirtió a principios de este mes Simon Stiell, secretario ejecutivo de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático. A través de una carta enviada a todos los firmantes del Acuerdo de París, Stiell informaba de que era necesario que se presentaran en septiembre para poder ser evaluados en el informe de síntesis antes de la cumbre del clima, que se celebrará en noviembre en la ciudad brasileña de Belém.
Entre las grandes economías mundiales, solo Brasil, el Reino Unido, Canadá y Japón han llevado ante la ONU sus NDC nuevas. En esa lista está también EE UU, pero el plan lo presentó la Administración demócrata justo antes de dejar la Casa Blanca; Donald Trump no solo no asume ese compromiso, sino que ha retirado a su país del Acuerdo de París.
David Waskow, experto del Instituto de Recursos Mundiales (WRI), calcula que muchos de los países del G-20 presentarán sus NDC la próxima semana en Nueva York, donde está prevista la participación de unos 60 líderes mundiales. Lo que no está claro es qué llevará hasta allí la Unión Europea. “Es vergonzoso que la UE se encuentre en esta posición”, lamenta por su parte Andreas Sieber, de la ONG centrada en clima 350.org. “Lo peor sería apresurarse a un objetivo débil para 2035 que bloquee una baja ambición y elimine la presión para acordar un objetivo sólido para 2040. El camino más inteligente sería una declaración de intenciones para tener algo que mostrar en la Asamblea General de la ONU, seguida de un objetivo sólido para 2040 en octubre que pueda elevar el hito de 2035″, opina Sieber. “No se trata solo de la credibilidad de Europa, sino de su propio interés por seguir siendo competitiva”, advierte.
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