El discurso educativo del Partido Popular en los últimos años se ha caracterizado por reclamar esfuerzo al alumnado y defender la calidad de la enseñanza. Dos peticiones realizadas en este arranque de curso por los Ejecutivos autonómicos de Madrid y la Comunidad Valenciana, del PP, chocan, sin embargo, con dicho argumentario. El primero, presidido por Isabel Díaz Ayuso, ha reclamado al Ministerio de Educación poder contratar de forma extraordinaria como profesores de Matemáticas a estudiantes universitarios si han terminado el tercer curso de la carrera o, más en general, de una ingeniería. El segundo ejecutivo, al frente del cual está Carlos Mazón, ha solicitado al ministerio que el alumnado pueda elegir en Selectividad entre examinarse de la asignatura de Lengua castellana o de valenciano.
El discurso del PP de exigir esfuerzo y subir la calidad de la enseñanza choca con las propuesta educativas de Madrid y la Comunidad Valenciana, que los docentes califican de “disparate”
El discurso educativo del Partido Popular en los últimos años se ha caracterizado por reclamar esfuerzo al alumnado y defender la calidad de la enseñanza. Dos peticiones realizadas en este arranque de curso por los Ejecutivos autonómicos de Madrid y la Comunidad Valenciana, del PP, chocan, sin embargo, con dicho argumentario. El primero, presidido por Isabel Díaz Ayuso, ha reclamado al Ministerio de Educación poder contratar de forma extraordinaria como profesores de Matemáticas a estudiantes universitarios si han terminado el tercer curso de la carrera o, más en general, de una ingeniería. El segundo ejecutivo, al frente del cual está Carlos Mazón, ha solicitado al ministerio que el alumnado pueda elegir en Selectividad entre examinarse de la asignatura de Lengua castellana o de valenciano.
Las propuestas no han sido bien recibidas por los docentes. La madrileña, que el consejero de Educación regional, Emilio Viciana, justifica en la dificultad para encontrar docentes de dicha especialidad, es considerada por Julio Rodríguez, presidente de la Federación Española de Sociedades de Profesores de Matemáticas (FESPM), un “disparate”. “Abre la puerta a que se devalúe muchísimo la calidad de la enseñanza que va a recibir el alumnado, porque las personas que les van a dar clase no tienen preparación. No han terminado un grado, no han recibido ningún tipo de formación didáctica, ni general ni específica, ni tienen experiencia en trabajar con niños y adolescentes. Me parece un desprecio tremendo a lo que significa la labor de un profesor de matemáticas”, afirma Rodríguez. Antes de tomar una decisión así, añade el presidente de la FESPM, Madrid debería intentar otras opciones, como llegar a acuerdos con otras comunidades autónomas que sí tienen bolsas de profesores interinos de la disciplina esperando a ser contratados para cubrir bajas.
La petición planteada por el Ejecutivo de Mazón, que ha argumentado para defenderla que los estudiantes valencianos están en desventaja respecto a quienes viven en comunidades sin lengua cooficial al tener que examinarse de un ejercicio obligatorio más, carece “de fundamentación pedagógica alguna”, en opinión de Pilar García, docente de Valenciano y miembro del Grupo de Investigación y Enseñanza de Lenguas (GIEL), y constituye “una cortina de humo lingüística para tapar otros problemas que tiene el Gobierno valenciano, como los derivados de la gestión de la dana”, según cree Xelo Miralles, responsable de la federación valenciana de Enseñanza de Comisiones Obreras.
La petición de la Comunidad de Madrid, que el ministerio que dirige Pilar Alegría ya ha dicho que rechazará, tiene el problema añadido de que no se trata de algo que dependa del Gobierno. El artículo 94 de la ley de Educación, la Lomloe, establece como requisitos para dar clase en secundaria contar con un título de grado y el máster del profesorado. Y cambiarlo requeriría modificar la ley en el Congreso.
Situación excepcional
Como ha señalado Madrid, durante la pandemia se quitó el requisito de contar con el máster de secundaria para ser contratado. “Fue una decisión que se adoptó porque [debido a la reducción del número de alumnos por aula para garantizar la distancia] había que contratar a bastante profesorado y no había suficientes que tuvieran el máster. Se aprobó como una exención temporal, que no permitía contrataciones definitivas”, recuerda Alejandro Tiana, que era entonces secretario de Estado de Educación. La decisión se tomó, prosigue, de acuerdo con las comunidades autónomas y aprovechando el paraguas legal de la declaración del estado de alarma, que tuvo que ser ratificada periódicamente en el Congreso, y que permitió al Gobierno aprobar multitud de medidas. Algunas de mayor calado, como las restricciones de derechos fundamentales (acabaron llegando al Tribunal Constitucional, el cual las declaró inconstitucionales en 2021, si bien el año pasado rectificó en buena medida dicho criterio).
El ejecutivo que preside Ayuso también ha solicitado poder contratar personas graduadas pero sin el máster de secundaria (lo que según el ministerio tiene el mismo problema de que implicaría incumplir la ley). Y contratar a profesorado jubilado, lo cual, señalan fuentes del ministerio, es distinto y en principio parece factible, aunque matizan que la consejería debería explicar los detalles de cómo lo plantearía, si volvería a darles de alta a este personal en la Seguridad Social y cómo y cuánto les pagaría.
La petición del Ejecutivo de Mazón ya ha sido rechazada por carta por Educación. Miguel Soler, que fue secretario autonómico de Educación en el Ejecutivo valenciano del socialista Ximo Puig, está convencido de que la respuesta habría sido la misma si el ministerio estuviera dirigido por el PP. “Es evidente que ningún Gobierno va a aceptar que el alumnado de una comunidad autónoma pueda no examinar de castellano en la PAU, con lo cual, la propuesta de que puedan elegir entre las lenguas es ridícula. Es plantear una nueva polémica sobre un problema inexistente, y generar ruido con un tema tan importante como las expectativas que tiene el alumnado de poder cursar la carrera que quiere”.
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