Dos formas muy distintas de proteger

En la imagen podemos ver de espaldas a un hombre, vestido con pantalones vaqueros, camiseta de manga corta y zapatos oscuros. Viste un chaleco que lo identifica como miembro de la policía nacional española y camina por el pasillo de un recinto hospitalario. Con la mano izquierda empuja el carrito de un bebé, mientras con la derecha agarra la mano de un niño que lleva manchas en un pantalón de chándal, a la altura del trasero. Al fondo, un poco delante de ellos, camina también una mujer con pantalón corto, camiseta de tirantes, que lleva los brazos cruzados, no sabemos si porque así se lo ordenó el cerebro o porque sujeta algo, quizá un bebé. Sí podemos ver que hay un letrero en el que se lee que están pasando por la consulta número 6 de urgencias pediátricas.

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 Me quedo con la imagen de las manos de ese policía que sujeta, sostiene y protege a esos dos niños, a los que una intuye en estado de ‘shock’  

Columna

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Me quedo con la imagen de las manos de ese policía que sujeta, sostiene y protege a esos dos niños, a los que una intuye en estado de ‘shock’

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Ángeles Caballero

En la imagen podemos ver de espaldas a un hombre, vestido con pantalones vaqueros, camiseta de manga corta y zapatos oscuros. Viste un chaleco que lo identifica como miembro de la policía nacional española y camina por el pasillo de un recinto hospitalario. Con la mano izquierda empuja el carrito de un bebé, mientras con la derecha agarra la mano de un niño que lleva manchas en un pantalón de chándal, a la altura del trasero. Al fondo, un poco delante de ellos, camina también una mujer con pantalón corto, camiseta de tirantes, que lleva los brazos cruzados, no sabemos si porque así se lo ordenó el cerebro o porque sujeta algo, quizá un bebé. Sí podemos ver que hay un letrero en el que se lee que están pasando por la consulta número 6 de urgencias pediátricas.

La historia más reciente de esos dos niños y su madre se resume en los 13 días que han estado secuestrados por un hombre, padre de los primeros y expareja de la segunda. Huía de Francia y se dirigía a Argelia, pero han sido localizados en Málaga. Los ha privado de libertad y los ha tenido dentro en un coche, alimentados por lo que él adquiría en distintas áreas de servicio. La policía ha manifestado que los cuerpos estaban llenos de picaduras de insectos, con unas condiciones de insalubridad extrema. Durante estos 13 infinitos días el secuestrador ha agredido sexualmente en varias ocasiones a su expareja delante de los menores.

Hay otra imagen del coche en el que los tenía encerrados, con restos de comida, envoltorios de plástico y un peluche que también aparece de espaldas. Pero me quedo con la imagen de esas manos, las de ese policía que sujeta, sostiene y protege a esos dos niños, a los que una intuye en ese estado de shock que en ellos quizá se traduzca en despiste, en no saber muy bien lo que ha pasado con ese adulto que también es su padre.

Pero los informativos y los periódicos con lo que abren es con otra imagen de la Policía Nacional. Son dos miembros de la policía científica, vestidos con EPIS como nos acostumbró la pandemia, en Madrid. Flanquean un cuadro de Pablo Picasso, Naturaleza muerta con guitarra, que llevaba desaparecido desde el pasado 3 de octubre. Posan, vigilan, inspeccionan, pero no tocan esa media cuartilla enmarcada y asegurada en 600.000 euros. Es otra forma de proteger. Guantes que no contaminan, frente a las manos que agarran.

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Sobre la firma

Ángeles Caballero

Nació en Madrid porque en Getafe, de donde se considera, no había hospital en 1976. Estudió Periodismo por vocación y ahí sigue, a pesar de todo. Ha pasado por ABC, Actualidad Económica, Qué!, El Economista, Onda Cero, Vanity Fair y El Confidencial. Fundó Ctxt. Ahora colabora en la SER, La Sexta y en EL PAÍS hace entrevistas, crónicas y columnas.

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