Es martes y Carlos Alcaraz salta a la pista central del Real Club de Tenis Barcelona. Lo hace en la Rafa Nadal —la arena que lleva el nombre del máximo campeón en la historia del Trofeo Conde de Godó— y, tras 1h y 46m, el murciano cumple con su cometido, puesto que ha superado al estadounidense Ethan Quinn, número 126 del mundo (6-2 y 7-6(6), y se ha apuntado ya la primera victoria en el barrio de Pedralbes: lugar en el que todavía se cobija una parte de la historia del máximo estandarte del torneo catalán.
VICTORIAS DE DAVIDOVICH Y MUNAR
En la jornada de este martes, el público del Real Club de Tenis Barcelona vio cómo dos tenistas españoles avanzaban a los octavos de final, más allá de Carlos Alcaraz. Es el caso de Alejandro Davidovich y Jaume Munar, quienes vencieron a Stan Wawrinka y Frances Tiafoe, respectivamente. El malagueño derrotó al campeón del Open de Australia en 2014 sin ceder ningún parcial (6-1 y 6-4), mientras el mallorquín hizo lo propio en tres sets (2-6, 7-5 y 6-1).
No fue el caso de Pablo Carreño, finalista del Godó en 2022, que cayó ante el francés Arthur Fils por 7-6 (6) y 6-3. Diferente suerte tuvo Casper Ruud, vigente campeón del ATP 500 catalán, ganando al colombiano Daniel Galán (6-4 y 6-3). En el primer turno de juego, Stéfanos Tsitsipás dio un paso más en su intento por conquistar el torneo catalán, tras superar al estadounidense Reilly Opelka (6-2 y 6-2).
El español vence al estadounidense Quinn pese a los apuros en el segundo set (6-2 y 7-6(6) y se encontrará en los octavos con Djere
Es martes y Carlos Alcaraz salta a la pista central del Real Club de Tenis Barcelona. Lo hace en la Rafa Nadal —la arena que lleva el nombre del máximo campeón en la historia del Trofeo Conde de Godó— y, tras 1h y 46m, el murciano cumple con su cometido, puesto que ha superado al estadounidense Ethan Quinn, número 126 del mundo (6-2 y 7-6(6), y se ha apuntado ya la primera victoria en el barrio de Pedralbes: lugar en el que todavía se cobija una parte de la historia del máximo estandarte del torneo catalán.
Hace un año, ese mismo emblema se despidió por siempre de Barcelona. De su club. De parte de su afición. Incluso, de un pedazo de su legado deportivo. Nadie ha ganado tantas veces el Conde de Godó como Rafael Nadal (12). El escenario de aquel adiós fue el mismo en el que ahora Alcaraz siembra su propio camino: uno en el que pueda “sacar adelante los partidos sin jugar un tenis espléndido”. “Los primeros no son fáciles. Desde el principio cuesta gestionar los nervios y he cometido varios errores, pero estoy contento de haber solventado los problemas en el segundo set y haber ganado el encuentro”, comenta a pie de pista el español, que se encontrará en los octavos con el serbio Laslo Djere, el 80º del mundo.
En el horizonte del jugador de El Palmar, se atisba la posibilidad de levantar su tercer entorchado catalán. Ya lo hizo en 2022 y 2023. De momento, primer escollo superado. Momentos antes, sobre la arcilla, el número dos del mundo resopla. Le cuesta meterse en el partido, cuyo juego inicial se estira: más de 10 minutos de duración. Difícil sobreponerse al servicio del norteamericano. Difícil devolverle la pelota a más de 220 km/h, en ocasiones.
Pero el español se resiente, iguala la contienda más tarde con su servicio y se sobrepone a tres bolas de rotura. Ahora sí: “¡Vamooos!”, grita ya con el 1-1 en el marcador. A partir de ahí, le devuelve el break en el siguiente juego a Quinn, sepultado por su finura en la red. No obstante, la defensa desde el fondo de la pista y los derechazos angulados por parte del número dos del mundo son demasiado para el norteamericano.
Rebelión pasajera
Carlos Alcaraz se divierte en pista. Disfruta. Eso que tanto viene ansiando en los últimos meses. Lo demuestra, sacando el puño o animándose a devolver una bola por la espalda. Nada puede hacer Quinn, que salva una pelota de set en contra con el 5-2. Un espejismo. Porque el estadounidense se va a la silla cediendo el primer parcial, antes de llegar a la hora de partido.
El sol se pone momentáneamente sobre la central del RCTB para dar paso al viento y las nubes. Tiempo gris el que se posa sobre Alcaraz, quien pierde por doble partida su servicio y llega a colocarse 3-1 abajo en el segundo set. No cede Quinn, empeñado él en darle la vuelta al marcador. El estadounidense se encarama al tercer set con el 4-3, pero Alcaraz saca una derecha paralela, pegada a la línea de dobles, que le eleva hasta romper el servicio del estadounidense de nuevo y poner el 6-5 a su favor. Respira aliviado.
Justo después, Quinn lleva su dedo índice a la cabeza y mira a su box tras devolver el golpe y conducir la manga al desempate. Lleva el partido al tie-break y se rebela, pidiéndole apoyo al público cuando tiene bola de set y una oportunidad para llevar el encuentro al tercer parcial. Pero la desaprovecha. Y cae finalmente ante Carlos Alcaraz, tras no llegar a una dejada del español. Después del sufrimiento, llega la alegría para él y lo hace con su golpe más característico.
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