Andalucía multiplica los retrasos de hasta tres semanas para ver al médico de cabecera

Entrada al centro de salud de El Greco en Sevilla, la semana pasada.

La crisis del cribado de cáncer de mama es la falla más evidente y urgente del deterioro de la sanidad pública andaluza. Pero el sistema tiene muchas grietas y una que sobresale es el retraso para ver al médico de cabecera, un dolor de cabeza para cada día más pacientes y que se dispara hasta las tres semanas en muchas comarcas de la comunidad. Las demoras han sido prolongadas en zonas costeras en verano, pero ahora se han extendido incluso en octubre, un mes sin especiales complicaciones, a las puertas del aluvión de infecciones respiratorias que cada invierno atasca los 1.514 centros de salud y las 51 urgencias hospitalarias de Andalucía.

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Sebastián Martín, portavoz de Marea Blanca en Andalucía, este jueves en Sevilla.El consejero andaluz de Sanidad, Antonio Sanz (izq.), y el presidente, Juan Manuel Moreno, este miércoles en el Parlamento. La atención primaria se desborda en muchos centros de salud justo antes del aluvión de infecciones respiratorias  

La crisis del cribado de cáncer de mama es la falla más evidente y urgente del deterioro de la sanidad pública andaluza. Pero el sistema tiene muchas grietas y una que sobresale es el retraso para ver al médico de cabecera, un dolor de cabeza para cada día más pacientes y que se dispara hasta las tres semanas en muchas comarcas de la comunidad. Las demoras han sido prolongadas en zonas costeras en verano, pero ahora se han extendido incluso en octubre, un mes sin especiales complicaciones, a las puertas del aluvión de infecciones respiratorias que cada invierno atasca los 1.514 centros de salud y las 51 urgencias hospitalarias de Andalucía.

“He pedido la cita para infiltrarme el hombro este miércoles y me la han dado para tres semanas, el día 11 de noviembre. Están muy mal en el centro de salud y a menudo tienes que tirar de urgencias”, relata con desazón Trinidad Caballero, vecina de Priego (Córdoba), que critica que ya ha sufrido otras veces ese retraso excesivo para ver a su doctor y que el especialista le alivie el intenso dolor que le provoca el tendón por todo el brazo y que a veces le impide trabajar.

El rastreo aleatorio de casos por medio centenar de centros de salud andaluces revela que una decena de ellos ya llega a las tres semanas de demoras para ver al médico de familia, una veintena está en torno a las dos semanas y solo unas 10 citas logran ver al doctor en una semana o menos, según el recuento realizado por este diario y el colectivo Marea blanca sanitaria. La alta demora de Priego se repite en localidades como Antequera (Málaga), Rota (Cádiz), Motril (Granada) o Puebla de Cazalla (Sevilla).

El panorama de retrasos acuciantes se traduce en un hartazgo, frustración y desconfianza muy acusados hacia las mejoras prometidas en la sanidad pública andaluza. La docena de testimonios recogidos de pacientes, médicos, enfermeras, sindicalistas y expertos coinciden en que se ha llegado a un punto máximo de enfado porque el sistema no responde y ahora hasta el Gobierno andaluz (PP) admite que el problema es “estructural”, después de casi siete años negando la mayor.

Las conclusiones del sindicato UGT después de analizar el pasado fin de semana 300 citas médicas son aún peores: un 30% se retrasaban entre 18 y 20 días, un 40% más de 11 días y solo 11 de ellas eran para antes de cinco días desde la petición a través de la aplicación Salud Responde, de la Consejería de Sanidad, Presidencia y Emergencias. Además, un 20% de las peticiones se toparon con la respuesta de “en este momento, no podemos gestionar su cita”. Ante los retrasos crónicos, su secretario Antonio Macías ve un “colapso” y censura sin tapujos: “La gente no va para citas alargadas en el tiempo, o lo ha resuelto por urgencias, por la sanidad privada, o se ha muerto”.

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Ante los retrasos en las citas de atención primaria, la consejería alega que carece de datos de demora y una portavoz destaca que “desde el pasado diciembre el Sistema Andaluz de Salud ha podido dar más citas y organizar la asistencia con medidas para favorecer la accesibilidad”.

Marta García, médica de atención primaria en Granada y portavoz de la Mesa en defensa de la sanidad pública, reflexiona: “La primera certeza es que las esperas son muy variables, de tres o cuatro días hasta las tres semanas, y se hacen trampas con las agendas para ocultar la realidad de las demoras. Los equipos no están a menudo completos, porque no se cubren las maternidades, pero tampoco se sustituyen las bajas imprevistas o los días libres. Los cupos de pacientes son desorbitados y si lo ideal es no superar los 1.500 pacientes [por médico], en muchas ciudades son de 1.800. Y el modelo de gestión sanitaria da muy poca autonomía a los centros de salud”.

La Escuela Andaluza de Salud Pública, “silenciada”

García subraya una razón para la subida de demanda clínica que arrastran los centros de salud el último lustro, sumada a la cronicidad de una población anciana al alza: “Después del covid, cualquier resfriado, todo, se consulta al médico por miedos y problemas banales que hay que abordar”. Esta facultativa echa en falta un análisis “sereno e independiente” sobre las carencias del sistema, que antaño abordaba la Escuela Andaluza de Salud Pública, “hoy bastante silenciada”. El Gobierno autonómico promete que ese análisis de expertos llegará, pero no da plazos.

Los errores de gestión, criticados por la oposición y sindicatos y ahora admitidos por el Ejecutivo, denotan que el dinero se ha empleado mal y los primeros critican que la solución pasa por dejar de concertar operaciones y hospitales con la sanidad privada y destinarlo a la pública. El Ejecutivo destaca que el presupuesto alcanzó este año su récord presupuestario con 15.247 millones, pero lo cierto es que el gasto per cápita de Andalucía continúa por detrás de una decena de autonomías del total de 17, con 1.764 euros por habitante y año, a pesar de que el crecimiento acumulado del presupuesto sanitario desde 2019 ha sido del 42%, el mayor de España, según el último Observatorio de Sanidad de Fedea.

Entre las medidas anunciadas para darle la vuelta a la sanidad andaluza destaca la contratación de 1.200 nuevos médicos en 2026, una misión que se antoja imposible, mientras que las condiciones laborales no den un vuelco. Hoy día Andalucía no puede competir con otras comunidades y cada año pierde gran parte de los facultativos que salen graduados de sus universidades, porque optan por otros sistemas de salud.

El año pasado salieron hacia otras regiones y al extranjero 657 doctores, según el Consejo andaluz de Colegios de Médicos. Los residentes andaluces son los que perciben los peores salarios del país, 2.445 euros brutos al mes el primer año y 3.447 euros brutos uno de quinto año, según una comparativa del Sindicato Médico Andaluz, que censura cómo un doctor andaluz que se pasa a la privada cuatriplica de media su salario en la sanidad pública.

Sebastián Martín, portavoz de Marea Blanca, incide en cómo la sanidad privada está captando a los médicos que salen al mercado: “Formar un profesional cuesta seis años de carrera, más cuatro de residencia y otro de MIR. Y luego llega el SAS y ofrece contratos que se renuevan cada mes, así que huyen a la privada”.

Y cuando los médicos faltan, a veces surgen los problemas. “La agresividad de los pacientes se nota cuando llegan a que los reciba un médico y se encuentran con una enfermera. Intentas calmarlo o llamar a seguridad, pero no en todos los centros hay guardias. Esa ansiedad nos está desquiciando porque las cosas se siguen haciendo, estemos 10 o siete”, confía Carmen, una enfermera que pide preservar su apellido en un centro de salud de la capital andaluza, donde la espera para el médico de familia es de dos semanas. El último episodio violento ha ocurrido esta semana en un centro de salud de Córdoba, donde una paciente insultó y lanzó una silla contra dos médicos y una enfermera.

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Antaño los 11.000 médicos de familia y pediatras andaluces combinaban su labor asistencial con la comunitaria, tenían docencia y formación, a través de reuniones científicas en los centros de salud, reuniones que ya no existen, critica el Consejo regional. “La tarea de los médicos ahora es ver pacientes y más pacientes. Tienen un máximo de 35 pacientes al día por ley, pero el resto hay que verlos como sea, por urgencia o repartidos”, critica Pedro Navarro, vicepresidente primero de dicha organización. El Consejo ha tenido tres reuniones en tres años con los últimos tres consejeros de salud y sanidad, sin resultados palpables. “Más que un choteo, es que te hacen poco caso, porque somos contundentes, pero no un sindicato”, alega Navarro para la nula respuesta a sus peticiones para lograr dignificar la figura del médico y recuperar la figura del tutor con compensaciones.

Ante el atasco y con demoras “desorbitadas, pero frecuentes también en otras regiones”, el doctor Lorenzo Armenteros, portavoz de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), ofrece soluciones como diferenciar la respuesta a los procesos agudos y crónicos de los pacientes en los centros de salud. “Autogestionar las consultas y discriminar lo urgente de lo inaplazable, los tratamientos de las consultas de rutina. Aplicar los criterios de la OMS sobre la automedicación responsable cuando se necesite para empezar a tratarse la fase inicial de una infección respiratoria, por ejemplo”.

Jesús Pardo, presidente de la Sociedad andaluza de Medicina Familiar y Comunitaria (Samfyc) le resta importancia a los atascos masivos y dice que su centro Torrejón en Huelva tiene pocos días de espera, entre otras razones por las continuidades asistenciales que permiten a tres de los 10 médicos de su centro ver pacientes por las tardes. El SAS ha gastado 20 millones en estas continuidades entre enero y agosto, según fuentes sanitarias.

La reacción del Gobierno andaluz está centrada en la atención hospitalaria y por ahora quiere apagar el fuego surgido en el cribado del cáncer, aunque ha avanzado que hasta las elecciones en primavera habrá “una etapa de diálogo y escucha”. La hemorragia del sistema es abundante y el presidente, Juan Manuel Moreno, abundó esta semana en su gravedad: “El problema ya no es de recursos, ni de profesionales, ¿dónde está el problema? Es más profundo, más estructural (…) Así no podemos seguir, desde luego”, admitió.

La sanidad ha escalado esta semana al primer puesto en la lista de preocupaciones de los andaluces, según el Centro de Estudios Andaluces (Centra), el CIS andaluz. Sobre la prioridad que representa la atención primaria para el Gobierno andaluz, la médica García ironiza: “Solo les molestamos cuando se sobrecargan las urgencias hospitalarias y salen en televisión las imágenes con camas por los pasillos”.

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