Este sábado, la histórica sede de la Consejeria de Turismo en Palma , un edificio protegido situado en pleno centro histórico y emblema institucional del turismo balear, apareció cubierta con una pintada vandálica que rezaba: «Culpables de nuestra miseria». El ataque, atribuido a Arran , el brazo callejero del independentismo juvenil, forma parte de una ofensiva creciente que ha ido escalando desde acciones contra viviendas turísticas y oficinas inmobiliarias hasta llegar ahora a la propia administración pública.El Gobierno balear, presidido por el PP, ha condenado con contundencia este acto, que considera un «ataque frontal y absolutamente intolerable» contra la principal industria de las islas. El consejero de Turismo, Cultura y Deportes, Jaume Bauzà , ha anunciado que se interpondrá una denuncia inmediata ante la Policía Nacional para que se investigue y se sancione a los responsables.El edificio atacado, situado en la céntrica calle Montenegro de Palma, es un inmueble catalogado como bien cultural protegido , lo que eleva la gravedad de los hechos. Para el ejecutivo autonómico del PP, estas acciones no sólo dañan el patrimonio público, sino que transmiten un mensaje erróneo y profundamente injusto sobre el turismo, motor fundamental de la economía balear.Vandalismo y sabotajeEn las últimas semanas, Arran ha intensificado su estrategia de confrontación directa. La organización ha difundido vídeos en redes sociales en los que varios jóvenes encapuchados pintan señales de viviendas turísticas y destrozan con martillos las cajas de seguridad donde se guardan las llaves para los turistas. Según el colectivo, el alquiler vacacional es «uno de los principales culpables de la crisis de acceso a la vivienda en Mallorca», culpabilizando al turismo de problemas estructurales que afectan a la isla.Estas acciones se inscriben en un clima social cada vez más polarizado , donde la saturación turística, el encarecimiento de la vivienda y la presión sobre los servicios públicos han avivado un debate nacional sobre los límites y el modelo de turismo. En ese contexto, Arran ha apostado por la radicalización y el sabotaje para llamar la atención y presionar por cambios, más allá del debate político tradicional.Mientras el Consell de Mallorca trabaja en una nueva regulación para limitar las plazas de alquiler vacacional, el Gobierno de Marga Prohens defiende que cualquier discrepancia debe expresarse dentro de los cauces democráticos. Bauzà ha insistido en que «el respeto y la convivencia son imprescindibles para defender nuestra sociedad y economía» y ha subrayado que «ninguna diferencia justifica la violencia ni el ataque al bien público». También ha reivindicado que el «turismo no es miseria, el turismo es la locomotora de las soluciones».La Policía Nacional ha abierto una investigación para identificar a los autores materiales de las pintadas. Este sábado, la histórica sede de la Consejeria de Turismo en Palma , un edificio protegido situado en pleno centro histórico y emblema institucional del turismo balear, apareció cubierta con una pintada vandálica que rezaba: «Culpables de nuestra miseria». El ataque, atribuido a Arran , el brazo callejero del independentismo juvenil, forma parte de una ofensiva creciente que ha ido escalando desde acciones contra viviendas turísticas y oficinas inmobiliarias hasta llegar ahora a la propia administración pública.El Gobierno balear, presidido por el PP, ha condenado con contundencia este acto, que considera un «ataque frontal y absolutamente intolerable» contra la principal industria de las islas. El consejero de Turismo, Cultura y Deportes, Jaume Bauzà , ha anunciado que se interpondrá una denuncia inmediata ante la Policía Nacional para que se investigue y se sancione a los responsables.El edificio atacado, situado en la céntrica calle Montenegro de Palma, es un inmueble catalogado como bien cultural protegido , lo que eleva la gravedad de los hechos. Para el ejecutivo autonómico del PP, estas acciones no sólo dañan el patrimonio público, sino que transmiten un mensaje erróneo y profundamente injusto sobre el turismo, motor fundamental de la economía balear.Vandalismo y sabotajeEn las últimas semanas, Arran ha intensificado su estrategia de confrontación directa. La organización ha difundido vídeos en redes sociales en los que varios jóvenes encapuchados pintan señales de viviendas turísticas y destrozan con martillos las cajas de seguridad donde se guardan las llaves para los turistas. Según el colectivo, el alquiler vacacional es «uno de los principales culpables de la crisis de acceso a la vivienda en Mallorca», culpabilizando al turismo de problemas estructurales que afectan a la isla.Estas acciones se inscriben en un clima social cada vez más polarizado , donde la saturación turística, el encarecimiento de la vivienda y la presión sobre los servicios públicos han avivado un debate nacional sobre los límites y el modelo de turismo. En ese contexto, Arran ha apostado por la radicalización y el sabotaje para llamar la atención y presionar por cambios, más allá del debate político tradicional.Mientras el Consell de Mallorca trabaja en una nueva regulación para limitar las plazas de alquiler vacacional, el Gobierno de Marga Prohens defiende que cualquier discrepancia debe expresarse dentro de los cauces democráticos. Bauzà ha insistido en que «el respeto y la convivencia son imprescindibles para defender nuestra sociedad y economía» y ha subrayado que «ninguna diferencia justifica la violencia ni el ataque al bien público». También ha reivindicado que el «turismo no es miseria, el turismo es la locomotora de las soluciones».La Policía Nacional ha abierto una investigación para identificar a los autores materiales de las pintadas.
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El colectivo independentista ataca un edificio protegido, y el Gobierno regional responde: «Turismo no es miseria, es la locomotora de las soluciones»
Este sábado, la histórica sede de la Consejeria de Turismo en Palma, un edificio protegido situado en pleno centro histórico y emblema institucional del turismo balear, apareció cubierta con una pintada vandálica que rezaba: «Culpables de nuestra miseria». El ataque, atribuido a Arran, el brazo callejero del independentismo juvenil, forma parte de una ofensiva creciente que ha ido escalando desde acciones contra viviendas turísticas y oficinas inmobiliarias hasta llegar ahora a la propia administración pública.
El Gobierno balear, presidido por el PP, ha condenado con contundencia este acto, que considera un «ataque frontal y absolutamente intolerable» contra la principal industria de las islas. El consejero de Turismo, Cultura y Deportes, Jaume Bauzà, ha anunciado que se interpondrá una denuncia inmediata ante la Policía Nacional para que se investigue y se sancione a los responsables.
El edificio atacado, situado en la céntrica calle Montenegro de Palma, es un inmueble catalogado como bien cultural protegido, lo que eleva la gravedad de los hechos. Para el ejecutivo autonómico del PP, estas acciones no sólo dañan el patrimonio público, sino que transmiten un mensaje erróneo y profundamente injusto sobre el turismo, motor fundamental de la economía balear.
Vandalismo y sabotaje
En las últimas semanas, Arran ha intensificado su estrategia de confrontación directa. La organización ha difundido vídeos en redes sociales en los que varios jóvenes encapuchados pintan señales de viviendas turísticas y destrozan con martillos las cajas de seguridad donde se guardan las llaves para los turistas. Según el colectivo, el alquiler vacacional es «uno de los principales culpables de la crisis de acceso a la vivienda en Mallorca», culpabilizando al turismo de problemas estructurales que afectan a la isla.
Estas acciones se inscriben en un clima social cada vez más polarizado, donde la saturación turística, el encarecimiento de la vivienda y la presión sobre los servicios públicos han avivado un debate nacional sobre los límites y el modelo de turismo. En ese contexto, Arran ha apostado por la radicalización y el sabotaje para llamar la atención y presionar por cambios, más allá del debate político tradicional.
Mientras el Consell de Mallorca trabaja en una nueva regulación para limitar las plazas de alquiler vacacional, el Gobierno de Marga Prohens defiende que cualquier discrepancia debe expresarse dentro de los cauces democráticos. Bauzà ha insistido en que «el respeto y la convivencia son imprescindibles para defender nuestra sociedad y economía» y ha subrayado que «ninguna diferencia justifica la violencia ni el ataque al bien público». También ha reivindicado que el «turismo no es miseria, el turismo es la locomotora de las soluciones».
La Policía Nacional ha abierto una investigación para identificar a los autores materiales de las pintadas.
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