Canadá devuelve el golpe a Trump con aranceles de represalia por valor de 21.000 millones de dólares

No se hizo esperar la respuesta del Gobierno canadiense a los aranceles del 25% impuestos por la Administración de Donald Trump a las importaciones de acero y aluminio. Como medida de represalia, Ottawa anunció este miércoles que impondrá gravámenes a Estados Unidos por valor de 21.000 millones de dólares (30.000 millones de dólares canadienses; 19.000 millones de euros). Está previsto que entren en vigor este jueves y se dividirán entre contraaranceles directos a las importaciones de acero y aluminio y tasas a otros productos, como ordenadores, calderas o material deportivo.

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 La entrada en vigor de los gravámenes a la importación de acero y aluminio a Estados Unidos supone una escalada en la guerra económica entre los dos socios comerciales  

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La entrada en vigor de los gravámenes a la importación de acero y aluminio a Estados Unidos supone una escalada en la guerra económica entre los dos socios comerciales

Aranceles
Un empleado de una licorería de Vancouver retira las botellas de bourbon en represalia por los aranceles de Trump.Jennifer Gauthier (REUTERS)
Iker Seisdedos

No se hizo esperar la respuesta del Gobierno canadiense a los aranceles del 25% impuestos por la Administración de Donald Trump a las importaciones de acero y aluminio. Como medida de represalia, Ottawa anunció este miércoles que impondrá gravámenes a Estados Unidos por valor de 21.000 millones de dólares (30.000 millones de dólares canadienses; 19.000 millones de euros). Está previsto que entren en vigor este jueves y se dividirán entre contraaranceles al importaciones de acero y aluminio y tasas a otros productos, como ordenadores o material deportivo.

La respuesta canadiense llega horas después de que la Unión Europea contraatacara por su parte con medidas de represalia por valor de 26.000 millones de euros, una cantidad algo superior a la canadiense. Entre los productos afectados, Bruselas apuntó este miércoles al bourbon, los vaqueros de la marca Levi’s o las motocicletas Harley-Davidson.

La guerra comercial entre los viejos socios comerciales, desatada tras la llegada de Trump al poder por segunda vez, escala así un peldaño más, un día después de que los latigazos arancelarios de la nueva Administración estadounidense sembraran el caos a ambos lados de la frontera. El martes comenzó con la amenaza del republicano de doblar los gravámenes al acero y el aluminio al vecino del Norte en respuesta a un anuncio del primer ministro de Ontario, Doug Ford, que había prometido gravar el lunes con un 25% la electricidad que la provincia sirve a tres Estados: Míchigan, Minnesota y Nueva York.

Tanto Ford como la Casa Blanca se echaron atrás en sus amenazas, lo que posibilitó que a medianoche Canadá recibiera con el resto de los países el mismo trato arancelario a las exportaciones de acero y aluminio a Estados Unidos: un 25% de impuestos al atravesar la frontera.

Recorte de los tipos de interés

La incertidumbre causada por los ataques de Trump a Canadá y por su aspiración de anexionar el país para convertirlo en el Estado número 51, no solo ha hecho resurgir un sentimiento nacionalista que estuvo dormido durante décadas, también ha provocado que el Banco de Canadá haya decidido este miércoles recortar en 25 puntos básicos los tipos de interés, lo que los deja en un 2,75%. Los expertos esperaban esa medida en vista de la guerra comercial en marcha entre los dos viejos aliados que puede lastrar el crecimiento económico.

El anuncio de los nuevos aranceles lo hizo el ministro de Finanzas canadiense, Dominic LeBlanc, que agradeció a los primeros ministros de las distintas provincias (Ford, que acaba de ser reelegido, incluido) “por defenderse y por defender al país”, mientras licorerías por todo el vasto territorio procedían a sacar de los estantes las botellas de bourbon de Kentucky y de vino californiano en señal de protesta.

LeBlanc afirmó que las tarifas de Trump están generando “perturbaciones y desorden en una relación comercial increíblemente exitosa”. A falta de una lista detallada de los bienes afectados, más allá del acero y el aluminio, LeBlanc dijo que el comercio de material informático, equipos deportivos o productos de hierro fundido se verán afectados.

Junto a LeBlanc, compareció en Ottawa la ministra de Asuntos Exteriores canadiense, Mélanie Joly, que dijo que el país está preparado para la lucha mientras continúa la guerra arancelaria. Joly recordó que Canadá ha abordado todas las exigencias de Trump en materia fronteriza y en lo relativo al control del tráfico de fentanilo, y que eso no ha evitado la entrada en vigor de las tarifas al acero y al aluminio. Sí fue suficiente para lograr dos aplazamientos de los aranceles generales que la Administración estadounidense quiere imponer a Canadá y a México, lo que en la práctica supondría infringir el tratado de libre comercio que el propio Trump firmó en 2020 y haría saltar por los aires el espacio económico norteamericano.

“La excusa para [imponer] esos aranceles cambia a diario”, lamentó Joly. “La única constante en esta guerra comercial injustificada e injustificable parece ser la insistencia del presidente Trump en anexionar nuestro país mediante la coerción económica”.

Canadá es el mayor exportador de acero y aluminio a Estados Unidos. Sus cinco principales proveedores de acero en enero eran el vecino del norte (11.200 millones de dólares), seguido de Brasil, México, Corea del Sur y Alemania. En cuanto al aluminio, la lista la encabeza de nuevo Canadá, y después vienen, por ese orden, Emiratos Árabes Unidos, Rusia y China a una considerable distancia.

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Sobre la firma

Iker Seisdedos

Es corresponsal de EL PAÍS en Washington. Licenciado en Derecho Económico por la Universidad de Deusto y máster de Periodismo UAM / EL PAÍS, trabaja en el diario desde 2004, casi siempre vinculado al área cultural. Tras su paso por las secciones El Viajero, Tentaciones y El País Semanal, ha sido redactor jefe de Domingo, Ideas, Cultura y Babelia.

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