Cataluña debería estar a la vanguardia de la transformación económica en España . Con su tejido productivo, su capacidad de innovación y su papel clave en Europa, tiene todo lo necesario para liderar el crecimiento. Sin embargo, la falta de visión del Gobierno ha convertido esta oportunidad en un desafío, paralizando sectores estratégicos con decisiones erráticas y escasa inversión.La falta de legislación y la parálisis del Ejecutivo han sido evidentes en los últimos meses. En 2024, el Congreso apenas aprobó una docena de leyes, dejando en el limbo reformas esenciales para el crecimiento económico. La ausencia de Presupuestos Generales del Estado agrava la situación: sin nuevas cuentas, la inversión pública se desploma, afectando sectores clave como infraestructuras y tecnología.El impacto es tangible. En el sector tecnológico, la inversión en I+D ha caído un 17,8% en el último año, mientras países como Alemania y Francia refuerzan sus presupuestos en digitalización e innovación. Sin apoyo institucional, Cataluña corre el riesgo de quedarse atrás en competitividad, perdiendo empresas, talento y oportunidades en un mercado global cada vez más exigente.La falta de inversión pública y la incertidumbre política están dañando el ecosistema empresarial. Cataluña ha visto cómo las empresas reconsideran sus planes de expansión, preocupadas por la volatilidad regulatoria y fiscal. Con los problema existentes en infraestructuras se hacen necesarios incentivos adecuados, mejorar la capacidad de generar empleo y atraer una inversión que día a día se debilita.Las consecuencias no solo afectan a las grandes empresas. Startups y pequeñas compañías tecnológicas encuentran más difícil acceder a financiación y apoyo para sus proyectos. Esto compromete el crecimiento de un sector clave para el futuro económico y nos aleja de los estándares de innovación que Europa y el mundo demandan.El panorama puede revertirse con medidas claras y efectivas. Cataluña necesita estabilidad institucional, los suplementos de crédito para mantener el funcionamiento de la administración no son una solución, necesitamos reglas del juego definidas que faciliten la actividad empresarial. La reducción de la presión fiscal, la simplificación burocrática y un plan de inversión en tecnología y digitalización pueden marcar la diferencia. Es fundamental recuperar un marco atractivo para la inversión, garantizando seguridad jurídica y estabilidad económica. Impulsar la reindustrialización y el desarrollo de hubs tecnológicos permitirá a Cataluña recuperar su posición como motor de innovación y crecimiento en España.La prosperidad no se construye con improvisaciones ni medidas populistas de corto plazo. Cataluña tiene el talento, la infraestructura y la ambición para ser líder económico, pero necesita un Gobierno que apueste por el crecimiento real y no por la gestión errática y la ausencia de planificación.Es momento de cambiar el rumbo. El Partido Popular propone un modelo basado en el crecimiento sostenible, la reducción de impuestos y el impulso decidido a la inversión y el emprendimiento. Porque si queremos un futuro de oportunidades para Cataluña, es necesario actuar con responsabilidad y visión a largo plazo. SOBRE EL AUTOR AGUSTÍN PARRA es economista, miembro del Colegio de Economistas de Cataluña y diputado del PP por Barcelona en el Congreso Cataluña debería estar a la vanguardia de la transformación económica en España . Con su tejido productivo, su capacidad de innovación y su papel clave en Europa, tiene todo lo necesario para liderar el crecimiento. Sin embargo, la falta de visión del Gobierno ha convertido esta oportunidad en un desafío, paralizando sectores estratégicos con decisiones erráticas y escasa inversión.La falta de legislación y la parálisis del Ejecutivo han sido evidentes en los últimos meses. En 2024, el Congreso apenas aprobó una docena de leyes, dejando en el limbo reformas esenciales para el crecimiento económico. La ausencia de Presupuestos Generales del Estado agrava la situación: sin nuevas cuentas, la inversión pública se desploma, afectando sectores clave como infraestructuras y tecnología.El impacto es tangible. En el sector tecnológico, la inversión en I+D ha caído un 17,8% en el último año, mientras países como Alemania y Francia refuerzan sus presupuestos en digitalización e innovación. Sin apoyo institucional, Cataluña corre el riesgo de quedarse atrás en competitividad, perdiendo empresas, talento y oportunidades en un mercado global cada vez más exigente.La falta de inversión pública y la incertidumbre política están dañando el ecosistema empresarial. Cataluña ha visto cómo las empresas reconsideran sus planes de expansión, preocupadas por la volatilidad regulatoria y fiscal. Con los problema existentes en infraestructuras se hacen necesarios incentivos adecuados, mejorar la capacidad de generar empleo y atraer una inversión que día a día se debilita.Las consecuencias no solo afectan a las grandes empresas. Startups y pequeñas compañías tecnológicas encuentran más difícil acceder a financiación y apoyo para sus proyectos. Esto compromete el crecimiento de un sector clave para el futuro económico y nos aleja de los estándares de innovación que Europa y el mundo demandan.El panorama puede revertirse con medidas claras y efectivas. Cataluña necesita estabilidad institucional, los suplementos de crédito para mantener el funcionamiento de la administración no son una solución, necesitamos reglas del juego definidas que faciliten la actividad empresarial. La reducción de la presión fiscal, la simplificación burocrática y un plan de inversión en tecnología y digitalización pueden marcar la diferencia. Es fundamental recuperar un marco atractivo para la inversión, garantizando seguridad jurídica y estabilidad económica. Impulsar la reindustrialización y el desarrollo de hubs tecnológicos permitirá a Cataluña recuperar su posición como motor de innovación y crecimiento en España.La prosperidad no se construye con improvisaciones ni medidas populistas de corto plazo. Cataluña tiene el talento, la infraestructura y la ambición para ser líder económico, pero necesita un Gobierno que apueste por el crecimiento real y no por la gestión errática y la ausencia de planificación.Es momento de cambiar el rumbo. El Partido Popular propone un modelo basado en el crecimiento sostenible, la reducción de impuestos y el impulso decidido a la inversión y el emprendimiento. Porque si queremos un futuro de oportunidades para Cataluña, es necesario actuar con responsabilidad y visión a largo plazo. SOBRE EL AUTOR AGUSTÍN PARRA es economista, miembro del Colegio de Economistas de Cataluña y diputado del PP por Barcelona en el Congreso
tribuna abierta
Es fundamental recuperar un marco atractivo para la inversión, garantizando seguridad jurídica y estabilidad económica
Cataluña debería estar a la vanguardia de la transformación económica en España. Con su tejido productivo, su capacidad de innovación y su papel clave en Europa, tiene todo lo necesario para liderar el crecimiento. Sin embargo, la falta de visión del Gobierno ha convertido esta oportunidad en un desafío, paralizando sectores estratégicos con decisiones erráticas y escasa inversión.
La falta de legislación y la parálisis del Ejecutivo han sido evidentes en los últimos meses. En 2024, el Congreso apenas aprobó una docena de leyes, dejando en el limbo reformas esenciales para el crecimiento económico. La ausencia de Presupuestos Generales del Estado agrava la situación: sin nuevas cuentas, la inversión pública se desploma, afectando sectores clave como infraestructuras y tecnología.
El impacto es tangible. En el sector tecnológico, la inversión en I+D ha caído un 17,8% en el último año, mientras países como Alemania y Francia refuerzan sus presupuestos en digitalización e innovación. Sin apoyo institucional, Cataluña corre el riesgo de quedarse atrás en competitividad, perdiendo empresas, talento y oportunidades en un mercado global cada vez más exigente.
La falta de inversión pública y la incertidumbre política están dañando el ecosistema empresarial. Cataluña ha visto cómo las empresas reconsideran sus planes de expansión, preocupadas por la volatilidad regulatoria y fiscal. Con los problema existentes en infraestructuras se hacen necesarios incentivos adecuados, mejorar la capacidad de generar empleo y atraer una inversión que día a día se debilita.
Las consecuencias no solo afectan a las grandes empresas. Startups y pequeñas compañías tecnológicas encuentran más difícil acceder a financiación y apoyo para sus proyectos. Esto compromete el crecimiento de un sector clave para el futuro económico y nos aleja de los estándares de innovación que Europa y el mundo demandan.
El panorama puede revertirse con medidas claras y efectivas. Cataluña necesita estabilidad institucional, los suplementos de crédito para mantener el funcionamiento de la administración no son una solución, necesitamos reglas del juego definidas que faciliten la actividad empresarial. La reducción de la presión fiscal, la simplificación burocrática y un plan de inversión en tecnología y digitalización pueden marcar la diferencia.
Es fundamental recuperar un marco atractivo para la inversión, garantizando seguridad jurídica y estabilidad económica. Impulsar la reindustrialización y el desarrollo de hubs tecnológicos permitirá a Cataluña recuperar su posición como motor de innovación y crecimiento en España.
La prosperidad no se construye con improvisaciones ni medidas populistas de corto plazo. Cataluña tiene el talento, la infraestructura y la ambición para ser líder económico, pero necesita un Gobierno que apueste por el crecimiento real y no por la gestión errática y la ausencia de planificación.
Es momento de cambiar el rumbo. El Partido Popular propone un modelo basado en el crecimiento sostenible, la reducción de impuestos y el impulso decidido a la inversión y el emprendimiento. Porque si queremos un futuro de oportunidades para Cataluña, es necesario actuar con responsabilidad y visión a largo plazo.
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