De la debacle a la euforia en poco más de una semana y todo ello por el juego que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, mantiene con los aranceles. La tregua de 90 días sobre estas tasas que se conoció el pasado miércoles cambió de forma radical pero también fugaz el ritmo de los mercados, que pasaron de pérdidas históricas a ganancias también sin precedentes. Pero el desánimo regresó en la jornada siguiente, demostrando que la errática política económica de Trump está haciendo un daño profundo e imposible de calcular al mercado financiero que obliga a los inversores a reajustar el rumbo y a incluir en la cartera activos que protejan en lo posible de una volatilidad disparada.
Bonos de calidad a medio plazo, oro, yen y franco suizo, y valores defensivos en Bolsa son la receta de los gestores para sortear la volatilidad y los sobresaltos de la era Trump
De la debacle a la euforia en poco más de una semana y todo ello por el juego que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, mantiene con los aranceles. La tregua de 90 días sobre estas tasas que se conoció el pasado miércoles cambió de forma radical pero también fugaz el ritmo de los mercados, que pasaron de pérdidas históricas a ganancias también sin precedentes. Pero el desánimo regresó en la jornada siguiente, demostrando que la errática política económica de Trump está haciendo un daño profundo e imposible de calcular al mercado financiero que obliga a los inversores a reajustar el rumbo y a incluir en la cartera activos que protejan en lo posible de una volatilidad disparada.
Tras la tregua de 90 días en la aplicación de los aranceles de Trump, el inversor sigue moviéndose en arenas movedizas. El VIX (el famoso indicador del miedo), índice de volatilidad del S&P500 ha pasado de 17,48 a 49,24 en dos semanas. La incertidumbre económica -esta semana se habló sin tapujos de una recesión mundial- y geopolítica aseguran meses venideros de continuos vaivenes en todos los activos financieros, que van a oscilar cada día en función de las constantes declaraciones del presidente de Estados Unidos. Tal vez los más avispados podrán sacar tajada de estos movimientos, pero el inversor de a pie debe buscar tranquilidad para su patrimonio.
Los bonos destacan entre los activos preferidos por los analistas, aunque también estén mostrando movimientos erráticos e incluso alarmantes, como se vio en la sesión del miércoles con el repunte del interés de la deuda de EE UU que acabó por decidir a Trump a anunciar una pausa en su guerra comercial. Juan José Fernández-Figares, director de inversiones de Link Securities, destaca quela posibilidad de ir a vencimiento con bonos a medio plazo a los tipos actuales es atractiva, “siempre que los emisores sean de garantía, ya que lo más factible que es que los tipos sigan bajando”. El rendimiento del bono estadounidense a cinco años está en el 4% y el del italiano al mismo plazo, al filo del 3%.
Por su parte,Chris Iggo, CIO, director de inversiones de AXA IM explica que “a escala mundial, los bonos deberían tener un mejor rendimiento, ya que el crédito de mejor calidad probablemente lo haga mejor que el crédito de más riesgo y más similar a la renta variable, donde existe una correlación significativa entre los diferenciales y los movimientos del mercado de valores”, indica.
Deuda soberana y bonos de alta calidad pueden generar rentabilidades atractivas este año
La duración de los bonos parece determinante. Raphael Olszyna-Marzys, economista internacional en J. Safra Sarasin Sustainable AM indica que “seguimos favoreciendo los vencimientos intermedios (5-10 años), ya que se benefician de la inclinación de la curva y tienen suficiente duración para aprovechar la caída de los rendimientos”. Y añade: “no es recomendable refugiarse en bonos con vencimientos muy cortos, ya que no proporcionarán una protección adecuada frente a una posible recesión económica”. Y Stefano Zoffoli, estratega jefe de Swisscanto Asset Management se muestra partidario, de momento, en adquirir solo deuda soberana como medida de cautela.
Pedro del Pozo, director de inversiones financieras de Mutualidad, también hace hincapié en que el inversor debe buscar calidad en sus activos de renta fija, elegir aquellos que tengan el menor riesgo posible de impago. “La estrategia, por tanto, debe ser doble: por un lado, apostar por deuda pública frente al crédito, aprovechando incluso las primas de riesgo de países periféricos en momentos de tensión. Por otro, identificar oportunidades en bonos de alta calidad crediticia (investment grade), penalizados por el repunte de diferenciales”, indica. Y, por último, Luca Paolini, estratega jefe de Pictet AM, ofrece una alternativa interesante: “En renta fija resulta atractiva la deuda y bonos ligados a la inflación de EE UU a diez años, pero conviene tomar precaución en la deuda empresarial de alta rentabilidad. Además, los altos tipos de interés en economías emergentes están en algunos casos en los niveles más elevados de dos décadas y la posibilidad de recortes de estos proporcionan una atractiva oportunidad de entrada en su deuda, teniendo en cuenta que la debilidad del dólar a medio plazo implica una menor carga de endeudamiento en dólares para las economías emergentes.”, concluye.
Oro
El oro, tanto físico como adquirido a través de fondos cotizados (ETFs), es la otra opción para lograr cierta tranquilidad en el cambiante escenario para la inversión que se da por seguro para este 2025. ha sido uno de los destinos más evidentes del capital en su búsqueda de refugio en las últimas sesiones aunque también ha vivido unos días muy volátiles. Marcó nuevos máximos con la declaración de guerra comercial de Trump del 2 de abril pero retrocedió al inicio de esta semana por debajo de los 3.000 dólares por onza para cerrar el viernes de nuevo en máximos, indicativo de que el dinero sigue desconfiando pese a la tregua arancelaria de Trump.
Los analistas siguen apostando por el preciado metal. Diego Franzin, director de estrategias de cartera en Plenisfer Investments, reconoce que siguen considerando el oro “como un activo clave para la estabilización de la cartera y la protección frente a posibles nuevas oleadas de inflación”. En este sentido, Ned Naylor-Leyland, gestor de inversiones oro y plata de Jupiter AM, explica que “los recientes movimientos al alza del precio del oro guardan relación con su papel tradicional como activo refugio, las inquietudes en torno al crecimiento económico y las políticas comerciales de Trump, las expectativas de descensos de los tipos de interés y la demanda de este metal precioso por parte de los bancos centrales”. Y añade: “no somos expertos políticos y sabemos que hay que conducirse con sumo cuidado a la hora de formular predicciones sobre lo que el presidente Trump podría o no hacer. Sin embargo, como inversores en oro, este es uno de los periodos más interesantes que nos vienen a la memoria”.
También Miguel Macho, director de inversiones de Indosuez Wealht Management, apuesta por el preciado metal. “El efecto refugio está jugando un papel importante por la incertidumbre generada por Donald Trump desde su reelección en noviembre. Además, tiene una base fundamental detrás que es la compra de reservas en divisas extranjeras que están haciendo los bancos centrales de países emergentes, que lideran la demanda de oro. En estos momentos esperaríamos un mejor nivel de entrada, pero no reduciríamos las posiciones en cartera”, concluye.
Bolsa
El fuerte rebote de Wall Street del miércoles, que contagió la euforia a las bolsas europeas el jueves, fue flor de un día y ejemplo meridiano de la elevada incertidumbre y volatilidad. Los expertos no ven llegado aún el momento de aprovechar las caídas para comprar. Para muchos es más bien es el momento de recoger beneficios en las subidas y de buscar estabilidad. “En las Bolsas europeas habría que apostar por compañías de exposición más local, por empresas de infraestructura y defensa, que se beneficiarán de los planes fiscales, y por empresas con una demanda de sus productos lo más inelástica posible, es decir, por valores de corte defensivo (eléctricas, telecomunicaciones, consumo básico)”, explica Fernández-Figares.
Desde Goldman Sachs hacen un guiño a la Bolsa europea frente a la estadounidense, aumentando sus inversión en valores con actividad doméstica. “Si bien Europa podría no estar exenta de los desafíos a corto plazo si la guerra comercial se intensifica, cabe destacar que la renta variable europea continúa cotizando con un descuento mayor al promedio en comparación con el mercado estadounidense”, explican. BlackRock, la mayor gestora del mundo y que había mantenido su sobreponderación de la Bolsa de EE UU incluso tras el pinchazo de los gigantes tecnológicos, ha rebajado esta semana su posición a neutral.
Raphael Olszyna-Marzys, economista de J. Safra Sarasin Sustainable AM, puntualiza que los valores de gran capitalización de la eurozona no ofrecen una protección significativa, dada su exposición al comercio global. “Reiteramos nuestra preferencia por los valores defensivos frente a los cíclicos, a pesar del fuerte rendimiento superior de los defensivos en los últimos meses”, explica. Y añade: “también reiteramos nuestra preferencia por el value (valor) frente al growth (crecimiento), ya que el value se ha vuelto más defensivo en los últimos años y el growth está expuesto a medidas de represalia comercial”. Entre esos valores de crecimiento figuran por ejemplo destacadas compañías tecnológicas que podrían verse sujetas a sanciones o restricciones en respuesta a los aranceles de Trump.
Eléctricas, telecomunicaciones y consumo básico, sectores con una demanda menos sensible al declive económico, son las opciones para protegerse en Bolsa
Stefano Zoffoli “prevé un desplazamiento del foco inversor desde EE UU hacia regiones con fuerte consumo interno, como los mercados emergentes”. Y desde la gestora Pictet AM indican que conviene reducir exposición a riesgo y centrarse en sectores defensivos. “Es el caso de servicios públicos, de características defensivas y fuerte crecimiento estructural de la demanda de electricidad. Además, resultan interesantes los servicios de telecomunicaciones. Pero consumo básico y sectores tecnológicos son más vulnerables”, indican.
Divisas
Para aquellos inversores a los que guste diversificar en divisas, los analistas apuntan claramente al yen japonés y al franco suizo como las más favorecidas por la volatilidad reinante en los mercados. Sin duda el dólar ha vivido un episodio de desconfianza por las erráticas políticas económicas anunciadas por el presidente de Estados Unidos. La tregua arancelaria no ha frenado en ningún caso su depreciación frente al euro, que este jueves fue la más intensa en la última década. “Nuestros estrategas de divisas argumentan que las preocupaciones sobre la gobernanza y la credibilidad institucional están agravando la fluctuación del dólar y ahora pronostican 1,20 unidades por euro y 1,39 unidades por libra esterlina a 12 meses”, indican desde Goldman Sachs.
Yen y franco suizo aportan seguridad a la cartera frente a un dólar que seguirá cayendo
“En nuestra opinión, el franco suizo y el yen japonés serán probablemente los mejores valores a corto plazo, dadas sus características de refugio seguro”, explica Raphael Olszyna-Marzys. Y desde la fintech Ebury, especializada en pagos internacionales, destacan que el yen está emergiendo como divisa sólida frente al dólar y frente al resto de monedas asiáticas como el baht tailandés, el yuan chino y el ringgit malayo.
En una semana tan intensa y contradictoria en los mercados, Madison Faller, estratega global de Inversiones de JP Morgan Banca Privada, hace una interesante reflexión por si, como cabe esperar, vuelven a repetirse estos episodios. “En la mayoría de las ocasiones, lo mejor para los inversores a largo plazo es mantener su plan de inversión. Los mercados ya han superado muchos mercados bajistas, e históricamente las acciones han pasado más tiempo subiendo que bajando. Sin embargo, en épocas de gran volatilidad e incertidumbre, se puede llegar a tener la sensación de que se pierde el control sobre las inversiones”, concluye. Eso sí, puede ser también el momento para diversificar carteras y darles más solidez.
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