Pedro Zerolo convirtió las utopías en derechos. Reivindicó la dignidad de las personas y lo hizo con orgullo y sin miedo. El Orgullo es la manifestación del derecho a ser, de la libertad de amar, es un testimonio de la dignidad que empodera. Es una herramienta determinante en la defensa de la diversidad.
La calle es el espacio propio de la ciudadanía, donde cada paso es un acto de reivindicación, resistencia y visibilidad
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La calle es el espacio propio de la ciudadanía, donde cada paso es un acto de reivindicación, resistencia y visibilidad
Luisa Estévez Martínez
Pedro Zerolo convirtió las utopías en derechos. Reivindicó la dignidad de las personas y lo hizo con orgullo y sin miedo. El Orgullo es la manifestación del derecho a ser, de la libertad de amar, es un testimonio de la dignidad que empodera. Es una herramienta determinante en la defensa de la diversidad.
Zerolo siempre sostuvo la importancia de celebrar el Orgullo en el activismo LGTBIQ+. La celebración del Orgullo es un símbolo de visibilidad, de reivindicación y de alegría. El Orgullo es ese momento en el que la diversidad se hace escuchar, donde todas las voces se alzan en una firme y decidida demanda de igualdad.
Este año celebramos el 20 aniversario del matrimonio igualitario en España. La conquista de este derecho, hito histórico que cambió la sociedad española, nos recuerda la importancia que en esa conquista tuvo la reivindicación en la calle. Poder disfrutar del derecho a contraer matrimonio con quien amas, debe ser un acicate para continuar luchando por lo que aún nos queda por conquistar: la igualdad real y efectiva.
Zerolo no solo impulsó leyes, me enseñó que sin la calle no hay conquista. La calle es el espacio propio de la ciudadanía, un lugar donde cada paso que damos es un acto de reivindicación, resistencia y visibilidad. Al salir a las calles celebramos con orgullo los derechos conquistados y recordamos, alzando nuestra voz, a quienes todavía se enfrentan a la discriminación y a la violencia. Cada pancarta, cada grito de alegría, cada paso, es un recordatorio: la dignidad no se negocia, se defiende. Los derechos inherentes a esa dignidad, son derechos humanos inviolables.
En un contexto donde la visibilidad es clave, celebrar el Orgullo se convierte en un acto político y social. Hoy, más que nunca, debemos estar atentas a los discursos de odio, impulsados por una ola ultraconservadora global, y a las políticas basadas en ellos, que sin rubor alguno pretenden debilitar la democracia. Estos discursos no solo amenazan los derechos conquistados por la comunidad LGTBIQ+, constituyen un peligro real de retroceso en el feminismo, en la libertad y en la diversidad. Por ello es importante hoy, recordar las palabras de Pedro Zerolo: “Los derechos se conquistan, se celebran y se defienden”.
Pedro no solo fue un apasionado activista LGTBIQ+, sino que también entendió que el feminismo es el verdadero movimiento de trasformación social. Su visión de un feminismo inclusivo e integrador nos enseñó que la lucha por la igualdad de género y por los derechos LGTBIQ+ son más fuertes si van unidas.
Al celebrar el Orgullo, honramos no solo el legado de Pedro Zerolo, sino el de todas aquellas personas que han luchado por un mundo más justo e inclusivo. Sigamos adelante con valentía y determinación, enfrentándonos, sin miedo, a cualquier retroceso y defendiendo, sobre todas las cosas, la dignidad de cada persona.
Cada celebración es un grito de fuerza y esperanza, y cada paso que damos en la calle, es un homenaje a quienes nos han precedido. La lucha continúa. El Orgullo es nuestra herramienta.
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