¿Dónde estabas tú en el 94? 'Super H. Homenaje al Super 8' de Los Planetas (Casa Maracas, 2025)

Un disco que cambió nuestras vidas. Quizá la tuya no, pero la mía, ya te digo que la mía sí. Ese y el otro y el de más allá. Cintas TDK y katovit. Vuelta y vuelta. Tengo cuarenta y seis años. Hoy escucho el sonido de unas guitarras que me devuelven parte de aquellos instantes, publicado por Casa Maracas, Super H. . Hoy, en este tiempo, treinta años. Se dice pronto. Unas pocas sílabas. Y con De Viaje. Con Carolina Durante. Con un tema que hizo Fangoria. Pasando del ascensor y del punk, más pop resabido, Vegetales, Intronautas y Acusicas, venía Estela Plateada y las pelucas de Los Ramones. Los coros que suman, la revisión cósmica. A Jota se le ha puesto cara de Galactus. Y los sintetizadores alucinados de ¿Qué puedo hacer? Depresión sonora aciertan. Hacen urbano lo que ya era turbio. Con cajas de ritmo traperas (de trap, no nos pongamos ochenteros) y bajos Peter Hook, cambiamos los lugares donde encontrarnos, usamos baterías poligonales y otra vez, voces herméticas en tonos afterpunk. Y, claro, no es una carrera de sacos, veníamos de Antonio Luque, pero aquí la noche es más larga. Suena inmediato y exigente, suena el tema burbujeante. Ya no vamos al Amador. ¿Dónde estabas tú en el 77? Los arreglos de Sabino Méndez en Autopista o en Avenida de la Luz. Ahí lo dejo.

Como lo que hacen Cala Vento con Si está bien. Se marcan una psicodèlia mediterrània al modo Pau Riba de Licors y hacen el tema en catalán. Bien. Quizá funciona mejor que 10k de Alcalá Norte. Cambian la letra. Quiere ser tóxica, pero solo se lleva un aprobado. Justito. Y es que la canción original daba miedo. Era inquietante. Cuando masticas aquellas palabras. La que decía lo de ¿Quieres hacerlo con mi amiga? Ahora tendría casi cuarenta. Pero pierde el componente turbio. Quizá es lo que exigen los tiempos. Políticamente correctos Alcalá Norte. Cada uno elige su camino. Lo cierto es que Melenas con Jesús montan una sesión de tecnopop juguetón con un bajo asesino que permite el rezo combativo y un aplauso. Como con Las Dianas se alejan del punk pop, encaminando Brigitte hacia la psicodelia con violines, con esa manera orgánica de provocar un efecto narcótico, dejando uno de los mejores momentos del disco: recordando a los Suarez de Rosario Blefari, alimentando la cercanía, sulfurosos recuerdos.

Marcelo Criminal con la revisión de Rey Sombra, el intoxicante enemigo de la Patrulla-X, coloca su voz en un primer plano, con una instrumentación herética, casi mínima. Es una guitarra y una voz que mastica, unos coros que se desligan de la melodía principal, interpretando el tema: «sientes que lo tienes, a él, claro, al verdadero Amahl Farouk dentro de ti». ¿Quién ha dicho eso? El que te mandó al pasado, una vez más.

La letra, que Jota enhebró a partir de sus tebeos de Fórum, se convierte en una plegaria de encierro y sustancias. Magnífico.

¿Recuerdas ‘Desorden’? Recuerdo que los Planetas hicieron una versión de Disorder de Joy Division. Que el 18 de mayo de 1980 Ian Curtis se colgó después de estar escuchando un disco de Iggy Pop una y otra vez, que ‘Desorden’ en su texto enfrentaba a los nacidos a finales de los setenta con sus versiones futuras. Así que Los Punsetes, en un estadio artificial y melódico, tiran de su sello, inmovilismo de arreglos, para encontrar el encaje adecuado entre la historia y la leyenda. Fotos, viñetas, el polvo en la habitación, hacía mucho que no miraba. Soledad y una nueva visita a la casa. Eso vendrá, quizá, unos años más tarde.

Sabíamos que Triángulo de Amor Bizarro no nos iba a fallar. Ya lo habíamos decidido cuando los vimos en el escenario, septiembre, Zaragoza. Y en los sueños que fermentamos al salir del Código de Barras, mirando a la playa, Isabel Cea repartía arena y nos clavaba astillas de La caja del diablo. Todos tenemos un precio, todos pensamos que nadie va a poder juntarlo y, mucho menos, ofrecérnoslo. Esta versión es tan bella, tan intensa, que cualquier cosa que siga acumulando en esta raya, línea o los siguientes solo conseguirá provocar una sensación de artificial y ampulosa. Pero, cómo nos gustaba sentirnos así cuando lo pagábamos en pesetas. El cierre, con una de las caras B de Himno generacional #83, con Edu Requejo llevando Manchas solares a una especie de trampantojo de cajas de ritmo, Alan Vega y pedales de Warren Ellis, ligeramente desubicados, pero sin dejar de ser nutritivo, a pesar de ser más POP que Super 8. Pero no estamos aquí para eso. La enciclopedia me la guardo.

Un tributo, como todos los discos de versiones, desigual y enérgico. Por un lado la compleja labor de desenterrar una sensación nueva en las melodías conocidas, en las canciones de nuestra vida… por otro, las bandas nuevas, las que hoy están más cerca del cielo, cabalgando neopunk, contra lo narcótico y desangelado. Ellas, ellos, los que eran niños o directamente proyectos, han recibido estos temas como regalos envenenados. Hay que ser valientes. No juzgo, disfruto.

 Treinta años después, Super 8 vs Super H.  

Un disco que cambió nuestras vidas. Quizá la tuya no, pero la mía, ya te digo que la mía sí. Ese y el otro y el de más allá. Cintas TDK y katovit. Vuelta y vuelta. Tengo cuarenta y seis años. Hoy escucho el sonido de unas guitarras que me devuelven parte de aquellos instantes, publicado por Casa Maracas, Super H. . Hoy, en este tiempo, treinta años. Se dice pronto. Unas pocas sílabas. Y con De Viaje. Con Carolina Durante. Con un tema que hizo Fangoria. Pasando del ascensor y del punk, más pop resabido, Vegetales, Intronautas y Acusicas, venía Estela Plateada y las pelucas de Los Ramones. Los coros que suman, la revisión cósmica. A Jota se le ha puesto cara de Galactus. Y los sintetizadores alucinados de ¿Qué puedo hacer? Depresión sonora aciertan. Hacen urbano lo que ya era turbio. Con cajas de ritmo traperas (de trap, no nos pongamos ochenteros) y bajos Peter Hook, cambiamos los lugares donde encontrarnos, usamos baterías poligonales y otra vez, voces herméticas en tonos afterpunk. Y, claro, no es una carrera de sacos, veníamos de Antonio Luque, pero aquí la noche es más larga. Suena inmediato y exigente, suena el tema burbujeante. Ya no vamos al Amador. ¿Dónde estabas tú en el 77? Los arreglos de Sabino Méndez en Autopista o en Avenida de la Luz. Ahí lo dejo.

Como lo que hacen Cala Vento con Si está bien. Se marcan una psicodèlia mediterrània al modo Pau Riba de Licors y hacen el tema en catalán. Bien. Quizá funciona mejor que 10k de Alcalá Norte. Cambian la letra. Quiere ser tóxica, pero solo se lleva un aprobado. Justito. Y es que la canción original daba miedo. Era inquietante. Cuando masticas aquellas palabras. La que decía lo de ¿Quieres hacerlo con mi amiga? Ahora tendría casi cuarenta. Pero pierde el componente turbio. Quizá es lo que exigen los tiempos. Políticamente correctos Alcalá Norte. Cada uno elige su camino. Lo cierto es que Melenas con Jesús montan una sesión de tecnopop juguetón con un bajo asesino que permite el rezo combativo y un aplauso. Como con Las Dianas se alejan del punk pop, encaminando Brigitte hacia la psicodelia con violines, con esa manera orgánica de provocar un efecto narcótico, dejando uno de los mejores momentos del disco: recordando a los Suarez de Rosario Blefari, alimentando la cercanía, sulfurosos recuerdos.

Marcelo Criminal con la revisión de Rey Sombra, el intoxicante enemigo de la Patrulla-X, coloca su voz en un primer plano, con una instrumentación herética, casi mínima. Es una guitarra y una voz que mastica, unos coros que se desligan de la melodía principal, interpretando el tema: «sientes que lo tienes, a él, claro, al verdadero Amahl Farouk dentro de ti». ¿Quién ha dicho eso? El que te mandó al pasado, una vez más.

La letra, que Jota enhebró a partir de sus tebeos de Fórum, se convierte en una plegaria de encierro y sustancias. Magnífico.

¿Recuerdas ‘Desorden’? Recuerdo que los Planetas hicieron una versión de Disorder de Joy Division. Que el 18 de mayo de 1980 Ian Curtis se colgó después de estar escuchando un disco de Iggy Pop una y otra vez, que ‘Desorden’ en su texto enfrentaba a los nacidos a finales de los setenta con sus versiones futuras. Así que Los Punsetes, en un estadio artificial y melódico, tiran de su sello, inmovilismo de arreglos, para encontrar el encaje adecuado entre la historia y la leyenda. Fotos, viñetas, el polvo en la habitación, hacía mucho que no miraba. Soledad y una nueva visita a la casa. Eso vendrá, quizá, unos años más tarde.

Sabíamos que Triángulo de Amor Bizarro no nos iba a fallar. Ya lo habíamos decidido cuando los vimos en el escenario, septiembre, Zaragoza. Y en los sueños que fermentamos al salir del Código de Barras, mirando a la playa, Isabel Cea repartía arena y nos clavaba astillas de La caja del diablo. Todos tenemos un precio, todos pensamos que nadie va a poder juntarlo y, mucho menos, ofrecérnoslo. Esta versión es tan bella, tan intensa, que cualquier cosa que siga acumulando en esta raya, línea o los siguientes solo conseguirá provocar una sensación de artificial y ampulosa. Pero, cómo nos gustaba sentirnos así cuando lo pagábamos en pesetas. El cierre, con una de las caras B de Himno generacional #83, con Edu Requejo llevando Manchas solares a una especie de trampantojo de cajas de ritmo, Alan Vega y pedales de Warren Ellis, ligeramente desubicados, pero sin dejar de ser nutritivo, a pesar de ser más POP que Super 8. Pero no estamos aquí para eso. La enciclopedia me la guardo.

Un tributo, como todos los discos de versiones, desigual y enérgico. Por un lado la compleja labor de desenterrar una sensación nueva en las melodías conocidas, en las canciones de nuestra vida… por otro, las bandas nuevas, las que hoy están más cerca del cielo, cabalgando neopunk, contra lo narcótico y desangelado. Ellas, ellos, los que eran niños o directamente proyectos, han recibido estos temas como regalos envenenados. Hay que ser valientes. No juzgo, disfruto.

 20MINUTOS.ES – Cultura

Noticias Relacionadas