EL PAÍS puso en marcha en 2018 una investigación de la pederastia en la Iglesia española y tiene una base de datos actualizada con todos los casos conocidos. Si conoce algún caso que no haya visto la luz, nos puede escribir a: abusos@elpais.es. Si es un caso en América Latina, la dirección es: abusosamerica@elpais.es.
La archidiócesis de la capital celebra el primer acto de reparación a las víctimas de abusos en la catedral de la Almudena, donde admite el escándalo y lo mucho que le “ha costado reconocerlo” a la Iglesia
EL PAÍS puso en marcha en 2018 una investigación de la pederastia en la Iglesia española y tiene una base de datos actualizada con todos los casos conocidos. Si conoce algún caso que no haya visto la luz, nos puede escribir a: abusos@elpais.es. Si es un caso en América Latina, la dirección es: abusosamerica@elpais.es.
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En el pórtico de la catedral madrileña de la Almudena una frase hace añicos un silencio impuesto durante décadas: “Si no hay denuncias, no es porque no haya habido abusos, es porque el tratamiento que vamos a recibir resulta más doloroso que el propio abuso”. Estas palabras forman parte del relato de una víctima de abusos que se ha leído este lunes por la tarde durante el primer homenaje de “reconocimiento y reparación a las personas víctimas de abusos de la Iglesia” organizado por la archidiócesis de Madrid. No ha sido la única historia que se ha leído al comienzo del evento: “No abusó solo una persona de mí, abusa una comunidad entera que lo permite. La culpa de que haya ‘malos’ en la Iglesia es que haya buenos que no denuncian a los malos”; “No tengan miedo de las víctimas. La mayoría no vamos buscando mediatizar nuestro caso o ver de qué manera le podemos sacar un pellizco económico a la Iglesia”. Así, encadenados, han visto la luz los testimonios de una decena de víctimas de abusos sexuales y de poder en el ámbito religioso. El acto ha sido concurrido, de hecho, la catedral se ha llenado. El homenaje, puesto en marcha por el cardenal José Cobo, arzobispo de Madrid y vicepresidente de la Conferencia Episcopal Española (CEE), pretende reconocer “que ha habido abusadores dentro de la Iglesia”, que a la institución le “ha costado reconocerlo” y que “ya no se trata, ni solo ni primordialmente de pedir perdón, sino de acoger, de reparar y de restituir e incluir en todo su sentido”.
Dentro de la catedral, tras la lectura de los relatos de las víctimas, el cardenal ha incidido en su alocución en que la justificación de que también hay abusos “en otros sitios” no debe de servir de “consuelo” a la Iglesia y que Dios “juzgará” a la Iglesia por el daño que causó a “las personas más vulnerables”. Estas palabras chocan frontalmente con el discurso de los últimos presidentes de la CEE —incluido el actual, Luis Argüello—, que culpabilizan a los medios y al Gobierno de “un señalamiento” injustificado por su gestión de la pederastia. Ante los medios, el arzobispo de Madrid ha valorado el papel de la prensa para destapar el escándalo: “Habéis sido valientes. Nos habéis ayudado a llegar”. También ha afirmado que la reparación económica es una cuestión pendiente en la Iglesia española, aunque ha iniciado que debe haber “una reparación” total que vaya más allá de la cuestión monetaria. “No queremos, no podemos, no debemos pasar página. Hoy nos convocan las víctimas de abusos. Es con vosotros y vosotras, con vuestro clamor, con quienes queremos estar y quedarnos. Sabe Dios que no nos mueve otra voz”, ha subrayado Cobo.
El cardenal, antes de ser nombrado arzobispo de la capital, fue el responsable de crear y lanzar en 2019 Repara, la oficina de atención a víctimas de pederastia clerical de la archidiócesis y que extiende su ayuda a afectados de otras diócesis, órdenes e incluso de otros ámbitos como el intrafamiliar. Cobo impulsa, a diferencia de otros obispos, un discurso que busca derribar los bulos que giran en torno a la pederastia clerical, como que los casos cometidos por clérigos son pocos, que son episodios que buscan dañar a la Iglesia o que la víctima se lo ha inventado. La archidiócesis de Madrid ha recibido acusaciones de pederastia contra 33 de sus clérigos y trabajadores, según la base de datos de EL PAÍS, la única a falta de datos oficiales, que ya contabiliza en España 1.534 acusados y 2.817 víctimas.
Además de Cobo, que ha actuado en nombre de la archidiócesis madrileña y no como vicepresidente de la CEE, al acto no ha acudido ningún otro representante de la conferencia de los obispos. Sí lo han hecho miembros de la Conferencia Española de Religiosos, así como un representante del Defensor del Pueblo y el delegado del Gobierno en Madrid, Francisco Martín. Al finalizar el homenaje, se ha plantado un olivo en la explanada del pórtico de la catedral “en memoria de todas las personas víctimas de abusos” en la Iglesia.
Este no es el primer acto público en reconocimiento a las víctimas de abusos en la Iglesia. El obispo de Bilbao, Joseba Segura, homenajeó a las víctimas de pederastia en su diócesis en marzo de 2023, ofició una “misa de perdón” donde se leyeron testimonios de afectados, entre los que había un sacerdote que sufrió abusos, y también plantó un olivo. Segura y Cobo son de los pocos prelados españoles que publican informes anuales sobre los trabajos que realizan sus episcopados sobre los casos de pederastia, aunque ambos siguen sin incluir datos relevantes, como sí hacen las diócesis estadounidenses o algunas alemanas: las iniciales de los acusados, fechas y lugares precisos o cuánto han pagado en indemnizaciones.
Pese a que los actos públicos de reconocimiento son, desde hace años, una de las reclamaciones de los afectados, para la mayoría de ellos no es la primordial ni tampoco la que más fricción causa con la jerarquía eclesial. El pago de una indemnización es la promesa pendiente que la CEE sigue sin materializar. Tampoco el Gobierno ha dado a las víctimas una respuesta. Mientras que el Ejecutivo aprobó hace seis meses un plan para crear un fondo común donde participen los obispos (y que aún no ha puesto en marcha), los prelados españoles y las órdenes religiosas pretenden poner en marcha un modelo propio sin la supervisión pública. Respecto a este modelo, ratificado por todo el episcopado español hace meses, la CEE sigue sin informar de qué pasos específicos tienen que dar los interesados para solicitar una indemnización ni tampoco qué baremos manejarán. El Gobierno advirtió a los obispos que “no aceptará” que indemnice a las víctimas sin su control. La Iglesia, en contestación, lo acusa de un “señalamiento público y discriminatorio”.
La situación, tensa, llevó al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, al Vaticano para dialogar con el Papa sobre este tema, entre otras cuestiones. El Pontífice ya dejó claro hace unas semanas que 50.000 euros es una suma “que no vale” para reparar a una víctima, que es necesario pagar más. La media española en procesos canónicos es de 10.000 euros. Por otro lado, el Defensor del Pueblo, Ángel Gabilondo, apremió al Congreso la semana pasada durante la presentación de su informe sobre abusos en el ámbito religioso que aborde de una vez la cuestión de las indemnizaciones: “Las víctimas están a la espera, lo necesitan”.
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