El endurecimiento arancelario que ha impuesto la administración de Estados Unidos para los bienes que llegan desde Europa llena de incertidumbre la rentabilidad comercial de los negocios con Norteamérica, y obliga a las empresas españolas a repensar la conveniencia de dar cumplimiento o no a los envíos comprometidos con sus clientes de la zona. Cada sector afectado busca cuál es la mejor manera para amortiguar el impacto que tiene un encarecimiento del 20%, pero el quebradero de cabeza se multiplica para aquellas compañías que no tienen margen de reacción. Nortoliva, una empresa de Lleida que se dedica a la expedición de aceite de oliva, tiene un envío de producto valorado en casi un millón de euros navegando en barco hacia Estados Unidos. “Veremos si cuando llega nos dicen que no lo quieren porqué es demasiado caro y lo tenemos que traer de vuelta”, señala Jordi Guiu, el gerente del negocio.
La empresa Nortoliva maneja con incertidumbre la posibilidad que su cliente norteamericano alegue costes sobrevenidos para rechazar un pedido que está en tránsito
La empresa Nortoliva maneja con incertidumbre la posibilidad que su cliente norteamericano alegue costes sobrevenidos para rechazar un pedido que está en tránsito


El endurecimiento arancelario que ha impuesto la administración de Estados Unidos para los bienes que llegan desde Europa llena de incertidumbre la rentabilidad comercial de los negocios con Norteamérica, y obliga a las empresas españolas a repensar la conveniencia de dar cumplimiento o no a los envíos comprometidos con sus clientes de la zona. Cada sector afectado busca cuál es la mejor manera para amortiguar el impacto que tiene un encarecimiento del 20%, pero el quebradero de cabeza se multiplica para aquellas compañías que no tienen margen de reacción. Nortoliva, una empresa de Lleida que se dedica a la expedición de aceite de oliva, tiene un envío de producto valorado en casi un millón de euros navegando en barco hacia Estados Unidos. “Veremos si cuando llega nos dicen que no lo quieren porqué es demasiado caro y lo tenemos que traer de vuelta”, señala Jordi Guiu, el gerente del negocio.
Nortoliva tiene su sede en les Borges Blanques (Lleida) y está especializada en la distribución de aceite a granel. La demanda del mercado norteamericano ha ido al alza en los últimos años y le reporta ventas por valor de 10 millones de euros, según indica Guiu. La vía marítima desde el puerto de Barcelona hasta el de Nueva York o New Jersey, en la costa este, o el de Long Beach o Seattle, en el oeste, es la conexión que explota Nortoliva para comerciar con sus clientes del otro lado del Atlántico. Jordi Guiu señala que el viaje de los contenedores en el barco no es en ningún caso inferior a los veinte días, por lo que la ofensiva comercial de Trump enmaraña el posible destino final de un envío de media docena de contenedores cargados de aceite de oliva que están en tránsito hacia Estados Unidos. El gerente de la empresa indica que la cantidad expuesta es de 150.000 kilos, con un valor de mercado que está entre los 800.000 euros y el millón. “Estamos con la duda de si, una vez llega el aceite a puerto, el cliente nos dice que ya no lo quiere y nos toca devolverlo para acá”, indica Guiu.
Si se diera el caso, la operación representa una pérdida de 10.000 euros, pero Nortoliva indica que tiene escaso margen para intervenir en sus envíos a Estados Unidos. “El arancel lo tiene que pagar el cliente, eso está clarísimo”, manifiesta Guiu. Hay sectores, como el del vino y el cava, donde las bodegas españolas explican que están negociando con sus distribuidores americanos para repartir los costes del impacto arancelario y evitar que una parte cargue con todo el sobrecoste. Guiu señala que esta opción es inviable en su caso, porque “los márgenes en el aceite a granel son del 2%”. Ve poco probable que sus clientes en Estados Unidos decidan renunciar al aceite de oliva español, pese a que a partir de ahora tenga que llegar sobrecargado de precio, y vaticina que el impacto de los aranceles “lo terminará pagando el consumidor final”.
El presidente de la Generalitat de Catalunya, Salvador Illa, hizo este lunes un llamamiento a la unidad entre partidos, sindicatos y patronales para hacer frente a la guerra arancelaria anunciada por el presidente de EEUU, Donald Trump: “Es tiempo de alianzas”, afirmó.
Illa se reunió ese día con representantes de la patronal y los sindicatos para anunciarles que el Govern movilizará 1.500 millones de euros en ayudas y préstamos para hacer frente al impacto de la subida de aranceles de Estados Unidos. “Quien quiera actuar en solitario creo que va por mal camino. Hay que actuar coordinados para ser más fuertes y eficaces”, afirmó Illa, que apostó por hacer frente común con España y la Unión Europea (UE) y pidió unidad a los grupos parlamentarios catalanes.
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Sobre la firma

Corresponsal económico de EL PAÍS en Cataluña, encargado de seguir la información relacionada con la actualidad empresarial y política. Licenciado en Derecho, durante una etapa en la prensa local trabajó en Girona y en Tarragona. Ya en EL PAÍS, tuvo un paso por la sección de Deportes, cubriendo el Mundial de MotoGP. Colaborador en la SER y en TV3.
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