El Polo se disculpa por haber dado acceso a Ibai Llanos

El Club de Polo ha decidido que era una buena idea encargarle a Ibai Llanos uno de sus vídeos de broma sobre sus instalaciones y el escarnio de que ha sido ha sido ni más ni menos que el merecido. Cuando en el departamento de comunicación y de relaciones externas contratas a floreros decorativos estás llamando a las puertas de la desgracia. Ante las airadas protestas de los socios por el acceso que se ha dado al señor Llanos, que por popular que sea no es más que un mamarracho, la respuesta de la encargada ha sido que «se creyó que resultaría interesante probar para llegar al público joven de manera informal y divertida». «Probar para llegar» no sabemos qué significa y a un club como el Polo lo mínimo que se le puede pedir es una redacción aseada. Pero lo que más sorprende de la respuesta es que una institución con este prestigio y tradición, que cuenta con capilla y está formado por familias que se esfuerzan por educar de una manera sensata a sus hijos, se haya convertido de repente y sin advertencia previa en los payasos de la tele, que son los que hacen las cosas « de manera informal y divertida ». ¿Desde cuándo un club como el Polo es informal? ¿Desde cuándo es divertido? Además, ¿qué sentido tiene promocionarlo entre el público joven si no es posible hacerse socio, porque hay overbooking?. ¿Qué sentido tiene tomar el riesgo de semejante patochada a cambio de ningún beneficio, ni mucho menos el que se pretende?. Cuando digo que es culpa de sus élites lo que le ha pasado a Barcelona con Ada Colau y a Cataluña con el independentismo me refiero a esta banda de cretinos. A esta dejadez, a esta falta de rumbo. A estos patanes, tan informales y divertidos.El vídeo del señor Llanos, colgado en Youtube, empieza con el supuesto precio de la inscripción. Se da la cifra de 45.000 euros, que nunca nadie ha pagado en la historia del club. Es verdad que para ser socio hay que satisfacer una entrada, pero nunca acaba llegando a esta cuantía. Además es una horterada hablar de dinero de este modo tan grosero, y una profunda irresponsabilidad del departamento de comunicación del club no haber supervisado o pactado las condiciones y los contenidos del trabajo, cuando sabes que se lo has encargado a un arreplegat como don Ibai, que conoció el lujo haciendo encuestas y que además es un cínico que se hace el pobretón y escandalizado con el precio de las cosas –no hay papel más triste en la vida– sin ser capaz de distinguir ni resaltar la calidad. El que decidió darle acceso fue un ignorante y un suicida en primera instancia, pero más grave resulta que a partir de ahí se comportara como un vago y un mal profesional: la comunicación corporativa, y más la que se paga, se ha de realizar con el debido control, sobre todo de daños.El Club de Polo lleva años intentando parecer un ámbito de familias profesionales y no un reducto de ricos antisociales, y por tener a personas poco serias en su gestión ha arruinado en 20 minutos de porquería empaquetada su tan trabajado empeño. Ha sido tal el disgusto de los socios que la misma responsable de comunicación «informal y divertida» ha tenido que pedir disculpas y prometer que el Polo «no repetirá este tipo de acciones».Todos nos equivocamos, rectificamos y aprendemos. Pero hay errores que no hacía falta la experiencia saber que lo eran. El Polo y otros clubs de parecida importancia de Barcelona tratan con alarmante descuido su relación con los medios y las redes sociales. Lo que proyectan es ridículo y en lugar de ser percibidos como entidades de liderazgo social son vistos como parodias de sí mismos y de su antigua solera, por culpa una gestión casposa y un intolerable amateurismo en su estrategia comunicativa. El Tenis Barcelona es el mismo naufragio. Somos lo que parecemos y enseñamos y mucho me temo que las deficiencias comunicativas de estos clubes tienen que ver con la indefinición de su identidad. Es difícil comunicar lo que eres cuando no lo sabes o no lo entiendes.A las distintas crisis de nuestra era hemos llegado por haber convertido lo que somos en un mejunje de oportunistas y payasos. Ibai Llanos es al Polo lo que el Polo ha sido a la sociedad barcelonesa y catalana. Total indiferencia e inhibición ante los desafíos sociales y políticos, ningún liderazgo. La burguesía cuando no lidera, cuando no ejerce su responsabilidad de guiar a la sociedad a la que se pertenece, pierde su sentido y deja de ser proteína para quedar sólo en grasa, en michelín. Que el Polo presuma de haber gastado 15 millones de euros en su gimnasio, cuando la mayor parte de las máquinas son alquiladas es, además de una grosería, una fantasmada. La misma tontería es que presuma de contar con cuatro restaurantes, cuando sólo uno de estos supuestos espacios puede ser considerado como tal y los otros son snacks-bar, como el de la de piscina, en el que a lo máximo que puedes aspirar es a un bikini y una croqueta, y de una calidad que es mejor ni comentar. Un despropósito tras otro, además del fundamental, que es el de hacer quedar a los socios como unos idiotas.Tal como Cataluña ha aprendido a votar a políticos mejores, los clubes sociales y representativos de Barcelona tienen que aprender a elegir a juntas directivas que sean algo más que espantapájaros sin ningún criterio ni ninguna idea válida de cómo defender el prestigio de la entidad y su anclaje en el destino de la ciudad. Si los socios del Polo llevaran sus empresas como se lleva su club habrían quebrado hace años y el único club del que podrían formar parte sería el de jubilados del barrio pobre al que habrían tenido que mudarse.Noticia Relacionada Todo irá bien opinion Si ¿Qué tienen que ver el Camp Nou, Piqué y el fichaje de Rashford? Salvador SostresEl Polo tiene que darse cuenta del crudo destino que le espera si permanece en manos de los actuales y desfasados botarates, sin clase ni estilo, ni información alguna de cómo funciona el mundo real. El Polo ha buscar entre sus socios empresarios de 40-50 años a unos cuantos con dos dedos de cerebro, conocimientos de gestión y de comunicación corporativa, y presentar a una junta directiva que responda a una idea sólida y constructiva, que no haga pasar vergüenza propia y ajena, y que no confunda la payasada de circo y semáforo con la promoción del club y de sus valores. Unos valores que si algún día sirven de algo a todos, también será un paso en la correcta dirección. El Club de Polo ha decidido que era una buena idea encargarle a Ibai Llanos uno de sus vídeos de broma sobre sus instalaciones y el escarnio de que ha sido ha sido ni más ni menos que el merecido. Cuando en el departamento de comunicación y de relaciones externas contratas a floreros decorativos estás llamando a las puertas de la desgracia. Ante las airadas protestas de los socios por el acceso que se ha dado al señor Llanos, que por popular que sea no es más que un mamarracho, la respuesta de la encargada ha sido que «se creyó que resultaría interesante probar para llegar al público joven de manera informal y divertida». «Probar para llegar» no sabemos qué significa y a un club como el Polo lo mínimo que se le puede pedir es una redacción aseada. Pero lo que más sorprende de la respuesta es que una institución con este prestigio y tradición, que cuenta con capilla y está formado por familias que se esfuerzan por educar de una manera sensata a sus hijos, se haya convertido de repente y sin advertencia previa en los payasos de la tele, que son los que hacen las cosas « de manera informal y divertida ». ¿Desde cuándo un club como el Polo es informal? ¿Desde cuándo es divertido? Además, ¿qué sentido tiene promocionarlo entre el público joven si no es posible hacerse socio, porque hay overbooking?. ¿Qué sentido tiene tomar el riesgo de semejante patochada a cambio de ningún beneficio, ni mucho menos el que se pretende?. Cuando digo que es culpa de sus élites lo que le ha pasado a Barcelona con Ada Colau y a Cataluña con el independentismo me refiero a esta banda de cretinos. A esta dejadez, a esta falta de rumbo. A estos patanes, tan informales y divertidos.El vídeo del señor Llanos, colgado en Youtube, empieza con el supuesto precio de la inscripción. Se da la cifra de 45.000 euros, que nunca nadie ha pagado en la historia del club. Es verdad que para ser socio hay que satisfacer una entrada, pero nunca acaba llegando a esta cuantía. Además es una horterada hablar de dinero de este modo tan grosero, y una profunda irresponsabilidad del departamento de comunicación del club no haber supervisado o pactado las condiciones y los contenidos del trabajo, cuando sabes que se lo has encargado a un arreplegat como don Ibai, que conoció el lujo haciendo encuestas y que además es un cínico que se hace el pobretón y escandalizado con el precio de las cosas –no hay papel más triste en la vida– sin ser capaz de distinguir ni resaltar la calidad. El que decidió darle acceso fue un ignorante y un suicida en primera instancia, pero más grave resulta que a partir de ahí se comportara como un vago y un mal profesional: la comunicación corporativa, y más la que se paga, se ha de realizar con el debido control, sobre todo de daños.El Club de Polo lleva años intentando parecer un ámbito de familias profesionales y no un reducto de ricos antisociales, y por tener a personas poco serias en su gestión ha arruinado en 20 minutos de porquería empaquetada su tan trabajado empeño. Ha sido tal el disgusto de los socios que la misma responsable de comunicación «informal y divertida» ha tenido que pedir disculpas y prometer que el Polo «no repetirá este tipo de acciones».Todos nos equivocamos, rectificamos y aprendemos. Pero hay errores que no hacía falta la experiencia saber que lo eran. El Polo y otros clubs de parecida importancia de Barcelona tratan con alarmante descuido su relación con los medios y las redes sociales. Lo que proyectan es ridículo y en lugar de ser percibidos como entidades de liderazgo social son vistos como parodias de sí mismos y de su antigua solera, por culpa una gestión casposa y un intolerable amateurismo en su estrategia comunicativa. El Tenis Barcelona es el mismo naufragio. Somos lo que parecemos y enseñamos y mucho me temo que las deficiencias comunicativas de estos clubes tienen que ver con la indefinición de su identidad. Es difícil comunicar lo que eres cuando no lo sabes o no lo entiendes.A las distintas crisis de nuestra era hemos llegado por haber convertido lo que somos en un mejunje de oportunistas y payasos. Ibai Llanos es al Polo lo que el Polo ha sido a la sociedad barcelonesa y catalana. Total indiferencia e inhibición ante los desafíos sociales y políticos, ningún liderazgo. La burguesía cuando no lidera, cuando no ejerce su responsabilidad de guiar a la sociedad a la que se pertenece, pierde su sentido y deja de ser proteína para quedar sólo en grasa, en michelín. Que el Polo presuma de haber gastado 15 millones de euros en su gimnasio, cuando la mayor parte de las máquinas son alquiladas es, además de una grosería, una fantasmada. La misma tontería es que presuma de contar con cuatro restaurantes, cuando sólo uno de estos supuestos espacios puede ser considerado como tal y los otros son snacks-bar, como el de la de piscina, en el que a lo máximo que puedes aspirar es a un bikini y una croqueta, y de una calidad que es mejor ni comentar. Un despropósito tras otro, además del fundamental, que es el de hacer quedar a los socios como unos idiotas.Tal como Cataluña ha aprendido a votar a políticos mejores, los clubes sociales y representativos de Barcelona tienen que aprender a elegir a juntas directivas que sean algo más que espantapájaros sin ningún criterio ni ninguna idea válida de cómo defender el prestigio de la entidad y su anclaje en el destino de la ciudad. Si los socios del Polo llevaran sus empresas como se lleva su club habrían quebrado hace años y el único club del que podrían formar parte sería el de jubilados del barrio pobre al que habrían tenido que mudarse.Noticia Relacionada Todo irá bien opinion Si ¿Qué tienen que ver el Camp Nou, Piqué y el fichaje de Rashford? Salvador SostresEl Polo tiene que darse cuenta del crudo destino que le espera si permanece en manos de los actuales y desfasados botarates, sin clase ni estilo, ni información alguna de cómo funciona el mundo real. El Polo ha buscar entre sus socios empresarios de 40-50 años a unos cuantos con dos dedos de cerebro, conocimientos de gestión y de comunicación corporativa, y presentar a una junta directiva que responda a una idea sólida y constructiva, que no haga pasar vergüenza propia y ajena, y que no confunda la payasada de circo y semáforo con la promoción del club y de sus valores. Unos valores que si algún día sirven de algo a todos, también será un paso en la correcta dirección.  

shambhala

¿Desde cuándo un club como el Polo es informal? ¿Desde cuándo es divertido?

Instalaciones del Real Club de Polo de Barcelona abc

El Club de Polo ha decidido que era una buena idea encargarle a Ibai Llanos uno de sus vídeos de broma sobre sus instalaciones y el escarnio de que ha sido ha sido ni más ni menos que el merecido. Cuando en el departamento … de comunicación y de relaciones externas contratas a floreros decorativos estás llamando a las puertas de la desgracia. Ante las airadas protestas de los socios por el acceso que se ha dado al señor Llanos, que por popular que sea no es más que un mamarracho, la respuesta de la encargada ha sido que «se creyó que resultaría interesante probar para llegar al público joven de manera informal y divertida».

«Probar para llegar» no sabemos qué significa y a un club como el Polo lo mínimo que se le puede pedir es una redacción aseada. Pero lo que más sorprende de la respuesta es que una institución con este prestigio y tradición, que cuenta con capilla y está formado por familias que se esfuerzan por educar de una manera sensata a sus hijos, se haya convertido de repente y sin advertencia previa en los payasos de la tele, que son los que hacen las cosas «de manera informal y divertida». ¿Desde cuándo un club como el Polo es informal? ¿Desde cuándo es divertido? Además, ¿qué sentido tiene promocionarlo entre el público joven si no es posible hacerse socio, porque hay overbooking?. ¿Qué sentido tiene tomar el riesgo de semejante patochada a cambio de ningún beneficio, ni mucho menos el que se pretende?. Cuando digo que es culpa de sus élites lo que le ha pasado a Barcelona con Ada Colau y a Cataluña con el independentismo me refiero a esta banda de cretinos. A esta dejadez, a esta falta de rumbo. A estos patanes, tan informales y divertidos.

El vídeo del señor Llanos, colgado en Youtube, empieza con el supuesto precio de la inscripción. Se da la cifra de 45.000 euros, que nunca nadie ha pagado en la historia del club. Es verdad que para ser socio hay que satisfacer una entrada, pero nunca acaba llegando a esta cuantía. Además es una horterada hablar de dinero de este modo tan grosero, y una profunda irresponsabilidad del departamento de comunicación del club no haber supervisado o pactado las condiciones y los contenidos del trabajo, cuando sabes que se lo has encargado a un arreplegat como don Ibai, que conoció el lujo haciendo encuestas y que además es un cínico que se hace el pobretón y escandalizado con el precio de las cosas –no hay papel más triste en la vida– sin ser capaz de distinguir ni resaltar la calidad. El que decidió darle acceso fue un ignorante y un suicida en primera instancia, pero más grave resulta que a partir de ahí se comportara como un vago y un mal profesional: la comunicación corporativa, y más la que se paga, se ha de realizar con el debido control, sobre todo de daños.

El Club de Polo lleva años intentando parecer un ámbito de familias profesionales y no un reducto de ricos antisociales, y por tener a personas poco serias en su gestión ha arruinado en 20 minutos de porquería empaquetada su tan trabajado empeño. Ha sido tal el disgusto de los socios que la misma responsable de comunicación «informal y divertida» ha tenido que pedir disculpas y prometer que el Polo «no repetirá este tipo de acciones».

Todos nos equivocamos, rectificamos y aprendemos. Pero hay errores que no hacía falta la experiencia saber que lo eran. El Polo y otros clubs de parecida importancia de Barcelona tratan con alarmante descuido su relación con los medios y las redes sociales. Lo que proyectan es ridículo y en lugar de ser percibidos como entidades de liderazgo social son vistos como parodias de sí mismos y de su antigua solera, por culpa una gestión casposa y un intolerable amateurismo en su estrategia comunicativa. El Tenis Barcelona es el mismo naufragio. Somos lo que parecemos y enseñamos y mucho me temo que las deficiencias comunicativas de estos clubes tienen que ver con la indefinición de su identidad. Es difícil comunicar lo que eres cuando no lo sabes o no lo entiendes.

A las distintas crisis de nuestra era hemos llegado por haber convertido lo que somos en un mejunje de oportunistas y payasos. Ibai Llanos es al Polo lo que el Polo ha sido a la sociedad barcelonesa y catalana. Total indiferencia e inhibición ante los desafíos sociales y políticos, ningún liderazgo. La burguesía cuando no lidera, cuando no ejerce su responsabilidad de guiar a la sociedad a la que se pertenece, pierde su sentido y deja de ser proteína para quedar sólo en grasa, en michelín. Que el Polo presuma de haber gastado 15 millones de euros en su gimnasio, cuando la mayor parte de las máquinas son alquiladas es, además de una grosería, una fantasmada. La misma tontería es que presuma de contar con cuatro restaurantes, cuando sólo uno de estos supuestos espacios puede ser considerado como tal y los otros son snacks-bar, como el de la de piscina, en el que a lo máximo que puedes aspirar es a un bikini y una croqueta, y de una calidad que es mejor ni comentar. Un despropósito tras otro, además del fundamental, que es el de hacer quedar a los socios como unos idiotas.

Tal como Cataluña ha aprendido a votar a políticos mejores, los clubes sociales y representativos de Barcelona tienen que aprender a elegir a juntas directivas que sean algo más que espantapájaros sin ningún criterio ni ninguna idea válida de cómo defender el prestigio de la entidad y su anclaje en el destino de la ciudad. Si los socios del Polo llevaran sus empresas como se lleva su club habrían quebrado hace años y el único club del que podrían formar parte sería el de jubilados del barrio pobre al que habrían tenido que mudarse.

El Polo tiene que darse cuenta del crudo destino que le espera si permanece en manos de los actuales y desfasados botarates, sin clase ni estilo, ni información alguna de cómo funciona el mundo real. El Polo ha buscar entre sus socios empresarios de 40-50 años a unos cuantos con dos dedos de cerebro, conocimientos de gestión y de comunicación corporativa, y presentar a una junta directiva que responda a una idea sólida y constructiva, que no haga pasar vergüenza propia y ajena, y que no confunda la payasada de circo y semáforo con la promoción del club y de sus valores. Unos valores que si algún día sirven de algo a todos, también será un paso en la correcta dirección.

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