Estados Unidos aclara que la exención arancelaria a los móviles será solo temporal

El secretario de Comercio de EE.UU., Howard Lutnick, aclaró este domingo que la recién anunciada exención arancelaria para teléfonos móviles inteligentes (smartphones)’, diversos componentes de ordenador y semiconductores es temporal, y que “pronto” contarán con un gravamen específico para estos artículos. “Todos esos productos se incluirán en la categoría de semiconductores y tendrán un arancel específico (…) Estarán incluidos en los aranceles sobre semiconductores, que probablemente entrarán en vigor en uno o dos meses. Así que estos llegarán pronto”, dijo este domingo Lutnick en una entrevista con la cadena ABC News.

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Guerra comercial

El Ministerio de Comercio chino valora que se trata de un primer paso, pero todavía insuficiente, de una política arancelaria que ha impuesto una tasa del 145% sobre todas las importaciones que procedan del país asiático

El ministro de comercio chino, Wang Wentao, el pasado 30 de marzo.

“Es un pequeño paso en la dirección correcta”. Así ha reaccionado el Gobierno chino a la decisión de Estados Unidos de eximir a ciertos productos tecnológicos de los aranceles comerciales. No obstante, portavoces del Ejecutivo han insistido en la necesidad de que Washington reconozca el error que, a su juicio, supusieron estas medidas y proceda a su completa anulación.

Las declaraciones China llegan tras la publicación, por parte de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de EE UU (la responsable de recaudar los gravámenes sobre los bienes que importa el país) que una serie de productos tecnológicos, incluyendo teléfonos móviles, ordenadores personales, microprocesadores y otros componentes electrónicos esenciales, quedan excluidos tanto del arancel especial del 125% impuesto a las importaciones chinas, como del arancel base del 10% que aplica a otros países.

Desde Pekín, el Ministerio de Comercio ha valorado esta decisión como una rectificación parcial de lo que considera una política comercial “errónea y contraproducente”. “Estamos evaluando el alcance y la relevancia del impacto económico de estas exenciones, pero consideramos que se trata, en todo caso, de un paso limitado hacia la corrección de una práctica equivocada”, ha declarado un portavoz oficial.

China ha criticado de manera reiterada la política arancelaria impulsada por la anterior administración estadounidense —con Donald Trump al frente— en el marco de la llamada guerra comercial. Según el Gobierno chino, esta estrategia no ha conseguido resolver los problemas internos de Estados Unidos, y sí ha provocado importantes distorsiones en el comercio global. “Estas medidas han dañado gravemente el orden económico internacional, han interferido en el funcionamiento normal de las empresas, afectado a los consumidores y perjudicado a terceros países”, sostiene Pekín.

En este contexto, las autoridades chinas han instado a Washington a “escuchar las voces racionales, tanto internas como internacionales”, que abogan por el diálogo como vía de resolución de disputas. Pekín reclama que la Casa Blanca acompañe esta exención puntual con un paso más decisivo: la eliminación total de los aranceles adicionales. “Solo así se podrá retomar el camino del respeto mutuo y del entendimiento basado en la igualdad y el diálogo”, concluye el comunicado.

En la última semana, las hostilidades comerciales entre Pekín y Washington han escalado, imponiéndose mutuamente aranceles cada vez más altos, que se han saldado con una tasa del 125% a los productos estadounidenses importados por China y de un 145% a los chinos importados por Estados Unidos.

Además de teléfonos inteligentes, ordenadores portátiles, discos duros o procesadores, también quedarán excluidos de los aranceles las máquinas utilizadas para fabricar semiconductores. Para China esta medida de exención supone un alivio. Pero también para empresas estadounidenses como Apple o Nvidia porque fabrican la mayor parte de sus dispositivos en el país asiático y el castigo arancelario amenazaba con encarecer de forma desorbitada los precios finales para el consumidor.

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