El Ballet Flamenco de Andalucía expone en Almería la identidad de distintos espacios de la comunidad Leer El Ballet Flamenco de Andalucía expone en Almería la identidad de distintos espacios de la comunidad Leer
Muestra: 58 Festival de Flamenco y Danza de Almería / Espectáculo: ‘Tierra bendita’, del Ballet Flamenco de Andalucía / Dirección y coreografía: Patricia Guerrero / Composición musical: Jesús Rodríguez y José Luis Medina, excepto ‘Tierra bendita’, de Dani de Morón / Otras coreografías: Eduardo Leal / Cuerpo de baile: Adriana Gómez, Álvaro Aguilera, Ángel Fariña, Araceli Muñoz, Arturo Fajardo, Blanca Lorente, Claudia la Debla, David Vargas, Hugo Aguilar, Jasiel Nahin, Lucía la Bronce, María Carrasco y Sofía Suárez / Cante: Amparo Lagares y Manuel de Gines / Guitarras: Jesús Rodríguez y José Luis Medina / Percusión: David Chupete / Lugar y fecha: Auditorio Municipal Maestro Padilla, de Almería. 12 de julio de 2025
CALIFICACIÓN: ****
Después de su estreno el pasado 14 de enero en el Teatro Nescafé de las Artes, de Santiago de Chile, y pasar por Marbella el 26 de abril, al fin pudimos ver ‘Tierra bendita’, el segundo de los tres montajes comprometidos del Ballet Flamenco de Andalucía (BAF) bajo la dirección de Patricia Guerrero, que, desde octubre de 2023 en que accedió al cargo, ya había creado ‘Pineda. Romance popular en tres estampas’ (2024) y ‘Origen. La semilla de los tiempos’ (2025), como así recoge la hemeroteca de EL MUNDO Andalucía.
Lo que ahora propone el BAF es una ‘suite’ muy vendible porque alude al territorio andaluz, concepto que conlleva una significación multidisciplinar de elementos pero que en este caso destaca, obviamente, el paisaje cultural, centrado en lo dancístico y musical desde una estética que recorre distintas épocas, pero todas de flamenco en sentido estricto – ¡ya era hora! -, y con múltiples guiños al gran maestro Mario Maya, en cuya compañía figuró Patricia Guerrero en el ‘Diálogo del Amargo’ (2005).
La secuenciación, en torno a doce piezas, arranca con ‘Territorios’, llenos de vitalidad y aires jondos en los que la compañía, poseída por el ritmo de la bulería, se presenta brillante, original y dinámica.
La ‘Taranta del Niño’ -anótese taranta de El Niño de Marchena-, de Manuel de Gines, es la antesala de la búsqueda del equilibrio entre lo clásico y lo transformador, en tanto que la ‘Venta el Pobre’ convierte el sonido de los tangos trianeros de Sofía Suárez y los tientos de Eduardo Leal en movimientos que ponen el listón alto de la propuesta.
Hay un dinamismo arrollador en ‘Encarnación’, un soberbio solo de castañuelas de David Chupete, y es el grupo coral quien bucea en los fandangos de ‘Tierra bendita’, creando secuencias de gran belleza dancística y de los que hacen una lectura impecable, con un vocabulario coreográfico que trenza expresividad y fluidez rítmica.
Amparo Lagares transmite la carga acancionada de la ‘Madrugá’, y hay nitidez visual en ‘Paseo de los Tristes’, la extraordinaria granaína a modo de paso a dos de Ángel Fariña y Lucía la Bronce, con elegante sincronización y una puesta en escena cabal que podría haberse incrementado de no ser por la opacidad del vestuario. Del mismo modo que cala en el espectador el elenco masculino, que se recrea ‘Del Cabo a la Alcazaba’, paisaje trenzado con inteligencia desde el zapateado, sobre todo en los desplazamientos.
El contraste lo expresa el grupo femenino en las cantiñas ‘Plaza de las Flores’, que nos trasladan al casco histórico de Cádiz, pero con un estilo cohesionado, con elegancia y
sobriedad rítmica, en la que los pasos son límpidos y exhiben, con bata de cola y mantón, un vocabulario rico coreográficamente.
El espectáculo avanza como una cinta continua. Mas las piezas de mayor fuerza y expresividad arrolladoras son debidas a Patricia Guerrero, que imprime su calidad a la ‘Fiesta en la Gloria’, del amigo y enorme poeta en el recuerdo Manuel Benítez Carrasco, entrelazada, además, con fandangos y bulerías. Es una coreografía de concepción propia, que Guerrero, con voz en ‘off’, enaltece al gran maestro de la guitarra don Ramón Montoya, y que lo hace con un mecanismo de precisión espeluznante, exaltando la individualidad del baile y marcada por un nivel de enorme exigencia técnica.
Es la propia protagonista la que, al son de la soleá de Cádiz, nos traslada a la ‘Alameda’ sevillana, pieza que responde a los contrastes, a la riqueza por los detalles, donde cada gesto se convierte en una frase coreográfica, hasta desembocar en ‘Andaluza’, una seguiriya en la que Patricia Guerrero y Eduardo Leal, y ulteriormente toda la compañía, dejan espacio al público para interpretar lo acontecido.
La propuesta del BFA transita, pues, a través de la herencia cultural y las demandas de la sociedad contemporánea, explorando las tensiones y las sinergias entre ambos polos, o como dicen ellos, se sitúa entre la tradición y la modernidad, mezclando la escena del pretérito con la contemporaneidad, de ahí que el flamenco sin artificios encuentre momentos de gloria.
Pero si se utilizan formas tradicionales para expresar valores modernos, y formas y tecnologías modernas para expresar conceptos y comportamientos tradicionales, aseguraremos la supervivencia de la identidad cultural, permitiéndole evolucionar sin perder su esencia, que es el mensaje que Diego Cruz, concejal de Cultura del Ayuntamiento de Almería, ha dejado en esta programación.
La identidad, en este contexto, no se presenta, por tanto, como un elemento estático, sino como una construcción en continua evolución. Y ahí radica el secreto de ‘Tierra bendita’, adecuar las áreas delimitadas de los territorios a las necesidades del BAF para así exaltar a los espacios andaluces.
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