Gabriel Rufián: “A un Gobierno no se le puede tumbar por esto”

Gabriel Rufián (Santa Coloma de Gramanet, 43 años), casi 10 años de diputado en el Congreso, seis como portavoz de la formación republicana ERC, se ha convertido en los últimos meses en el azote de la derecha y la ultraderecha, catalana y española. El independentista catalán insiste en su convencimiento de que Alberto Núñez Feijóo gobernará con Junts y pide al Gobierno de Pedro Sánchez que acelere sus medidas para acceder al mercado de la vivienda. Sobre el debate de la financiación defiende el acuerdo alcanzado entre su partido y el PSOE. “Quiero una financiación justa, a más competencias más recursos, si a Madrid y Galicia les molesta, que negocien”, asegura.

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 El portavoz de ERC en el Congreso advierte al Ejecutivo: “Si esto escala, habrá que dar voz a la gente y lo difícil será distinguir entre el ruido y la verdad”  

Gabriel Rufián (Santa Coloma de Gramanet, 43 años), casi 10 años de diputado en el Congreso, seis como portavoz de la formación republicana ERC, se ha convertido en los últimos meses en el azote de la derecha y la ultraderecha, catalana y española. El independentista catalán insiste en su convencimiento de que Alberto Núñez Feijóo gobernará con Junts y pide al Gobierno de Pedro Sánchez que acelere sus medidas para acceder al mercado de la vivienda. Sobre el debate de la financiación defiende el acuerdo alcanzado entre su partido y el PSOE. “Quiero una financiación justa, a más competencias más recursos, si a Madrid y Galicia les molesta, que negocien”, asegura.

Pregunta. El Gobierno salió eufórico del debate sobre la corrupción del miércoles, especialmente por las malas expectativas con las que llegaba. ¿Sigue habiendo una mayoría progresista de investidura y de legislatura?

Respuesta. No. Hace tiempo que existe una mayoría de derechas. PP, Vox y Junts, que votan conjuntamente. Solo tienen que acabar de vender la alianza.

P. Podemos, y sus cuatro diputados, están ya totalmente en contra de todo lo que haga este Gobierno y sin ellos la mayoría, que no es del todo progresista, se queda coja en 172 escaños.

R. Yo respeto mucho a Podemos. Me siento muy cercano. Y su gente siempre me ha tratado muy bien. Son mi gente. Jamás les voy a criticar. Respeto mucho sus tiempos y estrategia. La táctica es otra cosa. Y ahí debo decir que actualmente no la comparto.

P. Usted advirtió de que, si la situación de casos en el PSOE escala, se presume que sobre financiación irregular del partido o si toca al propio presidente, forzarán que los españoles decidan. ¿Cómo? ¿Estarían dispuestos a apoyar una moción de censura del PP y Vox? ¿O qué alternativa?

R. No. Nada de pasos intermedios. Es marear a la gente. O todo o nada. Si queda esto así, este Gobierno debe continuar. A un Gobierno no se le puede tumbar con esto. Si escala, se debe dar voz a la gente para que decida lo que debe pasar. Lo difícil será saber distinguir entre el ruido y la verdad.

P. Usted exigió al Gobierno que se ponga las pilas “para lo que queda”. ¿Cuánto cree que puede quedar en estas condiciones? ¿Realmente es posible agotar la legislatura hasta 2027? ¿Puede ERC dar aire al PP de Feijóo y al Vox de Abascal?

R. ERC jamás va a dar aire a la extrema derecha. Ni española ni catalana. Al menos, mientras yo sea portavoz de ERC en el Congreso. Cuando decimos que hay que aprovechar lo que nos quede, nos referimos básicamente a tres cosas: vivienda, vivienda y vivienda. La gente rica invierte en tres cosas en este país: oro, bolsa y casas. Se trata de que una casa deje de ser un negocio y pase a ser lo que nunca debió dejar de ser: un derecho. Y eso se hace gravando al capital extranjero que viene a especular con la vivienda. Yo no quiero que el miedo cambie de bando, quiero que los impuestos cambien de bando. Es imposible que la gente valore nada de lo que hace la izquierda si vive en un zulo.

P. ¿Es el momento más sucio de la política española que ha vivido usted?

R. No. Lo más sucio que he visto ha sido meter en la cárcel a nueve personas por un referéndum durante casi cuatro años y toda la manipulación mediática previa y posterior que hubo para intentar justificar eso.

P. ¿Han hablado entre los socios habituales de Sánchez sobre hasta dónde puede llegar esta legislatura y cómo mantenerla y avanzar en leyes e iniciativas sociales y de izquierdas?

R. Lo estoy intentando. Pero es difícil. Cada cual tiene sus tiempos. Respetables. Pero, o nos unimos o nos matarán por separado. Y realmente hay un espacio a crear en ese sentido. No ideado desde Madrid por una élite, sino desde la periferia por gente normal.

P. ¿El presidente debería hacer cambios en su Gobierno para que ese giro que varios socios demandan se apreciase?

R. El PSOE se repartió a los jueces con el PP y puso a dos ministros de derechas en la policía y en el ejército. ¿De qué le ha servido? Se ha visto que de nada. Dicho esto, es decisión del PSOE remodelar el Gobierno o no. Cambia poco lo que pueda pasar en mi opinión.

P. ¿Cómo se articulan esas alianzas y ese giro, al mismo tiempo que el presidente es tan contemplativo con Junts y deferente con el PNV?

R. Felipe González no salió de La Moncloa por la corrupción o los GAL, sino porque la CiU de Pujol le dejó de apoyar. Puede volver a pasar casi 30 años después. CiU o Junts se sienten más cómodos con un Gobierno del PP porque son de derechas. Es una obviedad. Y quien crea que no es capaz de hacerlo por la presencia de Vox desconoce enormemente la capacidad mediática y digital que mantiene esta gente en Cataluña. Si Junts un día dijera que la tierra es plana, cuatro opinadores, tres digitales y 20 tertulianos dirían al minuto que seguramente sí.

P. Junts ya ha avisado de que votará en contra si se lleva la reducción de la jornada laboral al Congreso y Podemos y otros grupos no tienen claro lo de la prohibición de la prostitución que anunció Sánchez.

R. Tengo comidas en juego con lo de Junts y la jornada laboral. Yo digo que jamás lo aprobarán. Y que si lo hacen, será algo tan diluido que no servirá de nada. Son la voz de la patronal sin manías.

P. Ya es un clásico del Parlamento escucharle decir que Feijóo gobernará gracias a Junts y que no derogará la ley de amnistía. ¿Es una presunción más o menos lógica, tiene alguna información al respecto o es simplemente una pulla contra sus rivales independentistas en clave electoral?

R. Me limito a leer y escuchar a sus principales opinadores. Incluido al abogado de Waterloo. Pasará. E intentarán que en Cataluña no pase nada. Debemos aspirar a que al menos sean señalados por hacerlo. Yo al menos lo intentaré.

P. El lunes, los gobiernos de la Generalitat y de España se reúnen para perfilar el acuerdo con ERC sobre financiación singular para Cataluña. ¿Es extensible ese modelo singular con las mismas competencias para todos los territorios como promete el Ejecutivo de Sánchez o Cataluña tiene que tener más y diferente siempre que el resto?

R. Yo no quiero nada especial. Yo quiero algo justo. Nosotros fuimos a Moncloa y conseguimos una financiación justa para Cataluña. A más competencias, más recursos. Diría que se entiende. Si en Galicia, Madrid, Murcia o Valencia les molesta, yo les digo que hagan lo mismo. Que negocien. Todo el mundo sabe que hay un problema de financiación autonómica endémica. Y solo se le llama egoísmo cuando lo dice un catalán.

P. Su exigencia del “cállense” tronó en el hemiciclo el miércoles ante los insultos e interrupciones de las bancadas de la derecha y ultraderecha. ¿La presidencia de las Cortes podría hacer algo más para ofrecer una imagen más digna del Congreso?

R. De todo se aprende y yo aprendí pronto a no dar excusas para que se hable más de tus formas que de tu fondo. Dicho esto, la presidencia del hemiciclo es muy compleja. Si un equipo decide ir a romperle las piernas al otro quien más sufre es el árbitro porque no puede expulsar a los 11. Todo es cuestión de actitud.

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