La alianza de toda la derecha solo ha funcionado en tres de 1.200 votaciones del Congreso

La XV legislatura atraviesa otro momento de crisis, con dudas de cuánto aguantarán esta situación los socios del variopinto bloque de investidura, del que partidos como Junts y ahora Podemos reniegan. Pero lo que es más evidente es que al otro lado, en la derecha, no existe ningún bando. Esa pretensión de la geometría variable que el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, anhela para su hipotético futuro gobierno alternativo se plantea ahora inviable. En este mandato se han registrado en el Congreso ya unas 1.200 votaciones y toda la derecha, española y nacionalista (PP, Vox, Junts, PNV, CC y UPN), ha votado junta solo tres veces. Junts ha votado en ocho ocasiones con PP y Vox y se ha desmarcado de los intereses del Gobierno de coalición y sus socios habituales en 19 votaciones, aunque no siempre provocando una derrota. En la mayoría de los casos por asuntos de impuestos y de las grandes compañías energéticas.

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 Junts se ha desmarcado de los socios del Gobierno solo 19 veces sobre asuntos económicos y energéticos pese a que dice no formar parte de ningún bloque  

La XV legislatura atraviesa otro momento de crisis, con dudas de cuánto aguantarán esta situación los socios del variopinto bloque de investidura, del que partidos como Junts y ahora Podemos reniegan. Pero lo que es más evidente es que al otro lado, en la derecha, no existe ningún bando. Esa pretensión de la geometría variable que el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, anhela para su hipotético futuro gobierno alternativo se plantea ahora inviable. En este mandato se han registrado en el Congreso ya unas 1.200 votaciones y toda la derecha, española y nacionalista (PP, Vox, Junts, PNV, CC y UPN), ha votado junta solo tres veces. Junts ha votado en ocho ocasiones con PP y Vox y se ha desmarcado de los intereses del Gobierno de coalición y sus socios habituales en 19 votaciones, aunque no siempre provocando una derrota. En la mayoría de los casos por asuntos de impuestos y de las grandes compañías energéticas.

El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, cree y así lo solemnizó en su discurso de clausura del 21º congreso nacional de su partido de este pasado fin de semana, que llegado el caso podría gobernar en solitario, con una mayoría estable, alcanzando diversos acuerdos parlamentarios con todo tipo de partidos, salvo con la excepción de EH Bildu. Su nuevo secretario general, Miguel Tellado, lo remachó este lunes tras la primera reunión de su estrenado comité de dirección. Esa es la idea, pero los números y el reparto de escaños y de intereses cruzados en el Congreso hacen todo luego mucho más complejo. Así está siendo en esta legislatura, que atraviesa su ecuador.

La nueva portavoz de la Ejecutiva del PSOE, Montse Mínguez, aprovechó este lunes su estreno en ese cargo para presumir de que incluso en esa tesitura el Gobierno ha sacado adelante 36 leyes, teniendo en cuenta que muchas semanas no ha llevado ningún proyecto a las Cortes, y concluyendo que la legislatura no está parada, como acusa el PP.

En el bloque de las derechas nada indica ni que Vox vaya a desaparecer o menguar, según todas las encuestas, ni que los partidos nacionalistas de tendencia más conservadora y teóricos aliados del PP estén a la baja. Y la hipótesis de que esas formaciones pudieran llegar a entenderse en el futuro se asemeja muy inviable porque no paran de reafirmarse como absolutamente incompatibles. Así ha sido hasta ahora. Sus coincidencias en las votaciones han resultado anecdóticas y relacionadas con temas de bajadas de impuestos y beneficios para las grandes compañías energéticas.

El caso más palmario es el de Junts, el partido de Carles Puigdemont, que fue el que provocó un conato de debate en la previa al Congreso del PP por el amago de la delegación catalana de los populares de fijar en una ponencia el rechazo a pactar nada con esa formación. Ese bloqueo se aguó un poco al final y ha quedado descafeinado. Junts insiste en que no está en el Congreso ni con el Gobierno de coalición y sus socios ni con el PP y Vox y que solo mira por los intereses de Cataluña.

PP, Vox y Junts han votado lo mismo en esta legislatura solo en ocho ocasiones y resulta llamativo sobre qué materias: para tumbar la ley que imponía por comunidades el reparto de menores inmigrantes no acompañados, contra una iniciativa de Sumar para regular los contratos de alquiler de viviendas y habitaciones, contra la Agencia Estatal de Salud, contra extender los contratos temporales de 90 a 120 días y para derogar el decreto ley que establecía un gravamen a las firmas energéticas durante un año y fijaba medidas para beneficiar a personas en situación de vulnerabilidad.

Toda la derecha actual del Parlamento, es decir, la que va de Vox, PP, UPN y Coalición Canaria a PNV y Junts, apenas ha votado lo mismo; solo en tres casos: contra un gravamen energético especial para todo 2025, para la bajada del IVA a los yogures y por un asunto sanitario. Ese bloque conjunto suma 181 escaños.

Junts se ha desmarcado de la pauta en las votaciones de la coalición gubernamental y sus aliados en 19 votaciones, pero incluso en esas ocasiones no siempre ha logrado derrotar los fines del Ejecutivo. Uno de los momentos más llamativos en esa estrategia de diferenciación permanente de Junts fue en el pleno que abordó el 30 de enero de 2024 el primer intento de aprobación con carácter orgánico de la ley de amnistía, que en teoría iba a beneficiar a los principales líderes independentistas juzgados y condenados por el procés. Junts votó con PP, Vox, UPN y CC para devolver la norma a la comisión de Justicia. Aquel desmarque frenó la tramitación de esa norma.

En otros casos, como la convalidación de medidas urgentes para paliar la situación de los funcionarios y la justicia o por la crisis de la guerra en Ucrania y Oriente Próximo, los nacionalistas catalanes optaron por marcar sus distancias ausentándose o absteniéndose. El PNV es todavía más contundente contra cualquier acercamiento a Vox y se ha distanciado de la mayoría progresista en muy contados casos.

Las relaciones personales y políticas del anterior portavoz del PP en el Congreso, Miguel Tellado, con los representantes de Junts y el PNV eran inexistentes. El relevo de Tellado, Ester Muñoz, aprovechó este lunes su primer día en el puesto para llamar a todos los portavoces de todos los grupos menos de Bildu.

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