Nada escapa a la guerra comercial emprendida por Donald Trump en su vuelta a la Casa Blanca. Han pasado menos 24 horas desde que la vicepresidenta de la Comisión Europea Henna Virkkunen (52 años, Joursa, Finlandia) presentara el plan para que la UE no se quede atrás en el desarrollo de la inteligencia artificial. Pero la conversación con la responsable europea de Soberanía Tecnológica comienza por los últimos acontecimientos en la contienda arancelaria. La tregua parcial que ha decretado Washington “es bienvenida”. “No queremos aranceles, queremos tener una relación comercial buena para las dos partes y no una guerra comercial”. Poco después de acabar la entrevista con varios medios de comunicación europeos, entre ellos EL PAÍS, se anuncia que la UE suspende su primer contragolpe sobre Estados Unidos para “dar una nueva oportunidad a la negociación”.
La vicepresidenta de Soberanía Digital descarta que Bruselas vaya a negociar sus leyes sobre internet y las multas a los gigantes tecnológicos como contrapartida en la batalla arancelaria con Trump
Nada escapa a la guerra comercial emprendida por Donald Trump en su vuelta a la Casa Blanca. Han pasado menos 24 horas desde que la vicepresidenta de la Comisión Europea Henna Virkkunen (52 años, Joursa, Finlandia) presentara el plan para que la UE no se quede atrás en el desarrollo de la inteligencia artificial. Pero la conversación con la responsable europea de Soberanía Tecnológica comienza por los últimos acontecimientos en la contienda arancelaria. La tregua parcial que ha decretado Washington “es bienvenida”. “No queremos aranceles, queremos tener una relación comercial buena para las dos partes y no una guerra comercial”. Poco después de acabar la entrevista con varios medios de comunicación europeos, entre ellos EL PAÍS, se anuncia que la UE suspende su primer contragolpe sobre Estados Unidos para “dar una nueva oportunidad a la negociación”.
El diálogo siempre ha sido la prioridad de Bruselas. Pero Washington no ha dado oportunidad a esta vía hasta que ha elevado los gravámenes aduaneros a un volumen de importaciones europeas equivalente a 380.000 millones de euros. “Esperamos que no haya nuevos aranceles y llegar a un buen acuerdo comercial con Estados Unidos”, insiste, sin especular sobre qué pasará si este no llega. Solo apunta que la Comisión estará lista para devolver el golpe si ese pacto no llega. “No voy a especular”, zanja cuando se le pregunta de varias formas si cree que las decisiones comerciales adoptadas por Washington en los últimos dos meses son una forma de presión económica, una coerción que pudiera dar pie a castigar desde Bruselas las compras de servicios estadounidenses (financieros, digitales, derechos de propiedad intelectual). No se sale del guion.
Virkkunen es una de las vicepresidentas de la Comisión responsables, junto a la española Teresa Ribera, de asegurarse de que las grandes tecnológicas cumplan con las regulaciones europeas de internet. A esta exeurodiputada finlandesa del Partido Popular Europeo le corresponde la aplicación del reglamento de servicios digitales (DSA, por sus siglas inglesas); a la exministra española le toca el despliegue de la norma sobre los mercados (DMA). Eso pone a ambas bajo la presión de una Administración estadounidense convencida de que tanto la DSA como la DMA son una forma de poner trabas a sus grandes empresas tecnológicas.
La políltica finlandesa niega ese argumento: “La UE ha estado siempre muy abierta a EE UU en tecnología, es el segundo mercado para la mayoría de las empresas de EE UU. Tenemos ciertas normas en la Unión, pero no son barreras comerciales, porque tenemos las mismas normas para todos los que operan en la UE, iguales para empresas europeas, estadounidenses y chinas”. Como antigua ponente adjunta de varias de esas normas digitales, sabe bien que con ellas “las empresas más grandes, tienen más obligaciones porque plantean un riesgo mayor”. “A menudo estas grandes tecnológicas son estadounidenses, pero también le pasa a TikTok, que es china”, explica.
Coincide que tanto el DMA como el DSA entraron en vigor hace poco más de un año. Pronto se pusieron en marcha investigaciones sobre esos grandes actores digitales y ya están llegando los primeros resultados, que verán pronto la luz en forma de multas. Es decir, los castigos a estas compañías que tan visiblemente apoyaron a Trump en su toma de posesión caerán en plena guerra comercial. “Estamos muy comprometidos con [la aplicación] nuestras normas en el mundo digital”. ¿Eso quiere decir que no están dispuestos a negociar su puesta en marcha en la guerra comercial? “Sí, ese es el caso, por supuesto”, responde tajante para insistir en que la tarea de la Comisión es hacer que cumplan las leyes digitales europeas, porque “es lo justo, lo seguro y también lo democrático”. “Tenemos reglas claras para todo el mundo”.
¿Ni siquiera van a retrasar alguna decisión que podría entorpecer las negociaciones? En el caso del DMA, están a punto de conocerse sendas sanciones a Meta y Apple, como adelantó EL PAÍS; sobre X, la red social antes llamada Twitter propiedad de Elon Musk, el gran aliado de Trump, planea una investigación por incumplir con el DSA. “No, no vamos a retrasar la decisión”. “Se trata de cosas separadas porque estamos haciendo cumplir nuestras normas y reglamentos actuales. Tanto el DSA como el DMA son muy importantes para nuestro entorno digital, cuando se trata del DMA queremos asegurarnos de que tenemos un entorno en el que también las nuevas empresas pueden entrar en los mercados. Si es el DSA, queremos asegurarnos de que en la UE tenemos un entorno digital seguro y democrático. Es muy justo e importante para nuestros ciudadanos”. Este es el propósito, añade, “no se trata de imponer grandes multas”. “Tenemos que hacer cumplir la ley”, insiste.
¿Por qué se prolongan las investigaciones durante tanto tiempo si uno de los objetivos del DMA y el DSA era que fueran más rápidas? “Hay mucho trabajo no tan visible. Cuando tenemos estas investigaciones, también trabajamos diferentes códigos de conducta y directrices con ellos. También organizamos diferentes talleres y mesas redondas sobre diferentes temas. Y también tienen que llevar a cabo auditorías independientes”, justifica.
¿Y estas empresas colaboran en estos procesos, pese a mostrarse tan críticas en público? “No puedo hablar de investigaciones abiertas, pero a nivel general cuando trabajamos con estas empresas, ellas también cambian prácticas. ¿Y les dan toda la información que piden, también X? “De nuevo, no puedo hablar de casos concretos, pero normalmente las plataformas digitales están dando toda la información que les pedimos”.
Cuando Virkkunen comienza a hablar de inteligencia artificial, se muestra optimista. Parte de una realidad: “No tenemos en la UE grandes empresas tecnológicas con una enorme capacidad y una gran cantidad de datos para entrenar la inteligencia artificial”. A continuación añade “Tenemos el mayor número de investigadores per cápita en este campo, un 30% más que EE UU, por ejemplo. La comunidad científica e investigadora es muy fuerte. Y hay casi 7.000 nuevas empresas trabajando en esta tecnología. El problema es que son tan pequeñas que no tienen capacidad de computación, a menudo no grandes bases de datos. Por eso queremos reunirlas e invertir en nuestros superordenadores”, apunta.
El objetivo es no perder pie en la inteligencia artificial, un campo en el que Europa ya se está quedando atrás. Para ello es importante lograr soberanía digital, la teórica competencia de Virkkunen. ¿Cuándo llegará ese momento? ¿Cuándo la UE podrá ser autónoma de EE UU? No da una fecha, pero sí admite que este es el momento de reaccionar: “Creo que en los próximos cinco años tenemos que dar pasos muy grandes. Es, como Mario Draghi dijo en su informe, es ahora o nunca para la UE”.
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