Por tercer día consecutivo, decenas de miles de personas se manifestaron este viernes en diversas ciudades de Turquía exigiendo la liberación del popular alcalde de Estambul, el socialdemócrata Ekrem Imamoglu, detenido el pasado miércoles y uno de los principales rivales políticos del presidente, Recep Tayyip Erdogan. En Estambul, la mayor ciudad del país, más de 10.000 personas se congregaron ya la noche del jueves ante el edificio del Ayuntamiento metropolitano, pese a que la Delegación del Gobierno ha prohibido “toda reunión y manifestación” para lo que resta de semana. Varios dirigentes de la oposición instaron a la población a continuar saliendo a las calles para presionar al Ejecutivo.
Pese a las prohibiciones y la represión policial, decenas de miles de personas se manifiestan en todo el país contra la detención del popular alcalde de Estambul
Por segunda noche consecutiva, decenas de miles de personas se manifestaron este jueves en diversas ciudades de Turquía exigiendo la liberación del popular alcalde de Estambul, el socialdemócrata Ekrem Imamoglu, uno de los principales rivales políticos del presidente Recep Tayyip Erdogan. En esa ciudad, la más grande del país, más de 10.000 personas han vuelto a congregarse ante el edificio del Ayuntamiento metropolitano, pese a que la Delegación del Gobierno ha prohibido “toda reunión y manifestación” para lo que resta de semana. Varios dirigentes de la oposición han instado a la población a continuar saliendo a las calles para presionar al Ejecutivo.
“¡Eh, Recep Tayyip Erdogan! Las calles son lo que más temes. Pero a partir de ahora estaremos en las calles y en las plazas. No puedes amedrentarnos, serás tú el que tenga miedo”, ha afirmado Özgür Özel, líder del Partido Republicano del Pueblo (CHP), el principal de la oposición y al que pertenece Imamoglu. Özel ha subrayado, además, que su formación deja atrás la “política de salón” y ha instado a “todos los demócratas” a salir a la calle hasta lograr la libertad del alcalde de Estambul y del más de un centenar de detenidos junto a él, varios de ellos alcaldes y cargos del partido. Todos ellos, ha añadido, han sido objeto de un “complot” dirigido por el presidente turco.
El líder del CHP ha instado a toda la población a votar en las elecciones primarias convocadas para este domingo, que deberían ratificar la elección de Imamoglu como candidato del CHP a los comicios presidenciales de 2028 (no hay otro candidato en las papeletas). Özel anunció que se colocarán “urnas de solidaridad” para que quienes no son miembros del partido puedan también dar su apoyo. El partido tiene 1,5 millones de afiliados y, en los últimos dos días, se han unido otras 40.000 personas, según anunció el viernes su secretaria general, Selin Sayek Böke. Pese a la detención del Imamoglu, el CHP ha decidido seguir con el proceso de primarias, si bien hay dudas sobre cómo afectará a su desarrollo la prohibición de actos públicos impuesta en Estambul por la Delegación del Gobierno.
El ministro de Justicia, Yilmaz Tunç, aseguro que “hacer llamamientos a salir a las calles por una investigación judicial en curso es ilegal e inaceptable”. “Han perdido el juicio hasta el punto de atacar a nuestra policía y amenazar a jueces, fiscales y tribunales”, criticó Erdogan, que apenas ha hecho una breve mención al caso desde que se desató el miércoles por la mañana. El presidente turco asegura que ni él ni su partido tienen tiempo que perder con “los espectáculos” de la oposición: “Los problemas del CHP no son los problemas del país ni de la gente, sino los de un puñado de personas ambiciosas dentro del partido”.
Protestas en las universidades
Las manifestaciones se han extendido a las principales ciudades del país y se han convocado nuevas para este viernes por la noche. Han prendido particularmente en las universidades, donde los estudiantes han logrado sobrepasar a la policía en varias ocasiones. Durante la noche del jueves al viernes, cientos de agentes antidisturbios penetraron en el campus de la Universidad Técnica de Oriente Medio en Ankara y reprimieron la protesta con gases lacrimógenos, cañones de agua a presión y, según los manifestantes, balas de goma (aunque el Gobierno ha negado este punto) que hirieron al menos a un manifestante.
En Esmirna, los antidisturbios disolvieron la marcha que pretendía llegar hasta la sede del AKP, el partido de Erdogan, a base de gases lacrimógenos y porrazos, y el viernes se anunció que se prohíben durante cinco días todos los actos públicos y manifestaciones en esa provincia. En Ankara, la capital, también se ha decretado una prohibición similar, aunque la oposición no tiene intención de cumplirla.
Según el Ministerio de Interior, hay 16 agentes de policía heridos en toda Turquía. El número de manifestantes detenidos asciende a 53 personas, mientras que otras 54 han sido arrestadas por sus publicaciones en redes sociales.
Las protestas de la oposición son ya las más extensas desde la llamada revuelta de Gezi en 2013, el mayor reto al que se ha enfrentado Erdogan en sus más de dos décadas al frente del país y que él mismo considera una conspiración dirigida por “fuerzas externas” y sigue utilizando para encausar a activistas y periodistas. “Entonces había millones de jóvenes en las calles, pero esos jóvenes, comparados con los de hoy, estaban en una mejor situación. Sí, exigían la marcha del Gobierno, pero veían un futuro en Turquía. Los de hoy, no”, sostiene Hüseyin Rasit Yilmaz, académico del Instituto de Estudios Sociales, en declaraciones al medio digital Medyascope. “Hay 20 millones de jóvenes en Turquía, y muchos están muy enfadados, viven en la ruina económica, no pueden permitirse salir a tomar algo con su pareja, no pueden acceder a una vivienda… así que provocar su ira es muy peligroso”.
Al final del discurso de Özel ante el Ayuntamiento, parte de los manifestantes comenzaron a exigir marchar hacia la plaza de Taksim, centro de las protestas de Gezi y que permanece bloqueada por la policía desde el miércoles. El líder del CHP rechazó hacerlo en ese momento porque, dijo, hay que “proteger” el Ayuntamiento. Lo que teme la oposición es que el Gobierno aproveche la detención de Imamoglu para intervenir la institución municipal —con su amplísimo presupuesto y numerosas empresas vinculadas— como ha hecho en otras localidades.
A las dos investigaciones abiertas por la Fiscalía el miércoles contra Imamoglu —por corrupción y cooperación con organización terrorista— se ha unido este viernes una nueva por abrir guarderías municipales a precios populares, ya que el Gobierno considera que es competencia exclusiva del Ministerio de Educación.
Internacional en EL PAÍS