El presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, ha alertado este martes por el estado actual que, a su juicio, vive el diálogo social en España. Con tono crítico, ha advertido de un proceso de “involución” en una de las herramientas fundamentales del modelo económico y democrático del país. En su opinión, el actual rumbo del Gobierno, especialmente en asuntos sensibles como la reducción de la jornada laboral a las 37,5 horas semanales o las subidas del salario mínimo interprofesional (SMI), está minando las bases del entendimiento entre empresarios, sindicatos y Ejecutivo, con consecuencias que podrían ser graves tanto para la economía como para la estabilidad y la paz social.
El presidente de la CEOE pide en el Congreso un mayor entendimiento con el Gobierno en materias sensibles como la jornada laboral o el salario mínimo
El presidente de la CEOE, Antonio Garamendi, ha alertado este martes por el estado actual que, a su juicio, vive el diálogo social en España. Con tono crítico, ha advertido de un proceso de “involución” en una de las herramientas fundamentales del modelo económico y democrático del país. En su opinión, el actual rumbo del Gobierno, especialmente en asuntos sensibles como la reducción de la jornada laboral a las 37,5 horas semanales o las subidas del salario mínimo interprofesional (SMI), está minando las bases del entendimiento entre empresarios, sindicatos y Ejecutivo, con consecuencias que podrían ser graves tanto para la economía como para la estabilidad y la paz social.
La realidad es “tozuda”, ha recalcado Garamendi, subrayando que los avances sostenidos en productividad, empleo y salarios en España han venido históricamente acompañados de acuerdos fruto del diálogo tripartito. En cambio, ha dicho que las decisiones “unilaterales” por parte del Ejecutivo están dando lugar a un “monólogo sin perspectiva” que pone en riesgo esa paz social construida durante más de cuatro décadas.
Las palabras del presidente de la patronal se han producido durante un acto celebrado en el Congreso de los Diputados, en el que también intervino el presidente de la patronal catalana Foment del Treball, Josep Sánchez Llibre. El evento ha tratado sobre el papel de las empresas en la Transición, reivindicando su protagonismo en la construcción de la España democrática tras la dictadura. Y ha reunido a perfiles poco habituales del ambiente de las Cortes, como el presidente de Repsol, Antonio Brufau; el presidente de Corporación Mondragón, Pello Rodríguez; el presidente del Grupo Alibérico, Clemente González; o Rosa Clará, presidenta y fundadora del grupo que lleva su nombre. Todos ellos han sacado pecho del papel del sector productivo y de la capacidad que tienen las empresas para proporcionar bienestar económico y calidad de vida a la ciudadanía. Al encuentro también han asistido representantes de compañías como Mercadona, Naturgy, Glovo, Seat o Grupo Godó, entre otras.
El escenario era el propicio para lanzar críticas veladas a medidas como el último aumento del SMI, que Gobierno y sindicatos aprobaron sin el consenso de la patronal, o el objetivo de reducir la jornada laboral sin pérdida de salario, una medida que ya recibió luz verde por parte del Consejo de Ministros y que está en trámite parlamentario. Garamendi fue especialmente claro. Desde la patronal no se oponen al debate en sí, pero exigen que se realice en el marco del diálogo social, con datos, negociación y consenso. “Se tiene que dialogar más y mejor con las empresas, porque seguimos siendo una de las instituciones en las que más se confía”, ha afirmado. Y ha sugerido que, sin ese equilibrio, medidas como la reducción de la jornada podrían derivar en un aumento de costes y una caída de la productividad.
“No quiero dejar pasar la oportunidad de transmitir mi preocupación y la de las empresas por el proceso de involución en el diálogo social que estamos viviendo estos últimos años”, ha dicho Garamendi. “Especialmente en materias tan sensibles y críticas para la paz social, el crecimiento económico y el Estado de bienestar como el SMI o la reducción de la jornada laboral”, ha añadido.
“El diálogo social es una seña de identidad del país y uno de los activos más importantes del modelo laboral”, ha defendido el líder patrona. No se trata, ha insistido, de un mero mecanismo de consulta, sino de una herramienta “que garantiza la paz social” y que ha permitido a lo largo de los últimos años tejer una red de protección y consenso entre todos los actores del mundo del trabajo. “Aquí no sobra nadie”, ha abundado a la vez que reclamaba respeto institucional y sentido de Estado.
Apuesta democrática
En esa misma línea se ha expresado Sánchez Llibre, quien ha defendido el papel fundamental de las empresas en la vertebración de la sociedad. “La democracia no sería posible sin la contribución de nuestro sector productivo”, ha dicho.
El presidente de Foment ha remarcado que tanto su organización como la CEOE nacieron en un momento extremadamente complejo, cuando España estaba saliendo del Franquismo. “Fue una apuesta clara y decidida del empresariado por una España democrática”, ha recordado.
Sánchez Llibre ha ido más allá al vincular directamente el deterioro del diálogo social con un problema estructural que afecta a Europa entera: la pérdida de poder adquisitivo de las clases medias. “Tras la crisis de 2008, las rentas del capital superan a las rentas del trabajo. Esta es la causa de las grandes desigualdades que existen tanto en España como en otros países desarrollados”, ha explicado. Y ha llamado a los empresarios a liderar un nuevo enfoque más equilibrado, donde el reparto entre salarios y dividendos se reevalúe con responsabilidad. “Debemos construir los valores que permitan a la sociedad recuperar la confianza en el sistema”, ha concluido en un acto en el que los participantes también han reclamado una reindustrialización de Europa.
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