En 1835, mientras ardían los conventos de la Rambla, Agustí Bofarull y su esposa tuvieron una iniciativa más pacífica y gratificante: la taberna Can Bofarull abría las puertas en la calle Nou de Sant Francesc, 3; veinte metros cuadrados para vender vino a granel, aceites, licores y jabón. Le sucedió su primo hermano Felicià Bofarull que luego pasó el negocio a su hijo, Felicià Bofarull Pujol.Felicià popularizó la tapa de caracoles con salsa y pan negro. La fórmula dio nombre a la taberna: «Los clientes bautizaron el establecimiento, al hablar solo de los caracoles, ‘que caracoles más buenos’, ‘vamos a los caracoles’. En una palabra: no hubo otro remedio que poner en el rótulo lo que la gente tenía a flor de labio: Los Caracoles » recuerda la familia. Corría el año 1915 en una Barcelona enriquecida por la neutralidad española en la Gran Guerra. Además de caracoles, se servían anchoas de Roses, percebes, ostras, marisco, sardinas escabechadas y olivas adobadas. La familia Bofarull necesitaba más espacio. De Nou de Sant Francesc a Escudellers, 14. La calle «conservaba todavía la clase que tuvo en otro tiempo cuando, antes de que la calle de Fernando, gozó de más categoría en la ciudad. Allí residía la alta burguesía y también aristócratas; allí abrieron las puertas unos comercios de condición superior», explicaba Lluís Permanyer Entre las novedades de ‘Los Caracoles’, el horno de pollos «a l’ast» a pie de calle, reclamo modernísimo que amplió la clientela. Después de la guerra, el restaurante se rige de forma bicéfala. Ramón Bofarull se encarga de la cocina y su hermano Antoni de las relaciones públicas. El « senyor Bofarull » es todo un personaje de aquella Barcelona de la VI Flota, y la «ferias y congresos». Solía atravesar la ciudad desde su torre de la Bonanova en un coche tirado por el caballo «Regalado». Lo bautizó así porque se lo regaló Álvaro Domecq con Mario Cabré y Pepe Blanco de padrinos.Noticia Relacionada estandar No The Lot, referente de la zona alta barcelonesa, amplía horizontes con renovada oferta de coctelería À. Gubern El establecimiento del chef Alejandro Sanahuja consolida su propuesta al año de se aperturaEl »senyor Bofarull» fue lo que hoy llamaríamos un « icono mediático »: actor y productor de cine, anfitrión de celebridades. En Los Caracoles comieron Àngel Guimerà, Hipólito Lázaro, Miquel Fleta, Montserrat Caballé, la Mistinguett, Amadeu Vives, Josephine Baker, los doctores Puigvert y Barraquer, Bing Crosby, Burt Lancaster, Edward G. Robinson, Vittorio de Sica, Ava Gardner, Errol Flynn, John Wayne, Charlton Heston Julio Iglesias, Carmen Amaya, Charles Aznavour, Pablo Picasso, Salvador Dalí… A la muerte del «senyor Bofarull» en 1973 Los Caracoles siguió siendo un punto de encuentro de famosos: Gérard Dépardieu, Alain Delon, Catherine Deneuve o Robert de Niro. Ciento noventa años después de la apertura de aquella taberna en la ciudad de las «bullangas», la quinta generación de la familia Bofarull conmemora la permanencia del segundo restaurante más antiguo de Barcelona. En 1835, mientras ardían los conventos de la Rambla, Agustí Bofarull y su esposa tuvieron una iniciativa más pacífica y gratificante: la taberna Can Bofarull abría las puertas en la calle Nou de Sant Francesc, 3; veinte metros cuadrados para vender vino a granel, aceites, licores y jabón. Le sucedió su primo hermano Felicià Bofarull que luego pasó el negocio a su hijo, Felicià Bofarull Pujol.Felicià popularizó la tapa de caracoles con salsa y pan negro. La fórmula dio nombre a la taberna: «Los clientes bautizaron el establecimiento, al hablar solo de los caracoles, ‘que caracoles más buenos’, ‘vamos a los caracoles’. En una palabra: no hubo otro remedio que poner en el rótulo lo que la gente tenía a flor de labio: Los Caracoles » recuerda la familia. Corría el año 1915 en una Barcelona enriquecida por la neutralidad española en la Gran Guerra. Además de caracoles, se servían anchoas de Roses, percebes, ostras, marisco, sardinas escabechadas y olivas adobadas. La familia Bofarull necesitaba más espacio. De Nou de Sant Francesc a Escudellers, 14. La calle «conservaba todavía la clase que tuvo en otro tiempo cuando, antes de que la calle de Fernando, gozó de más categoría en la ciudad. Allí residía la alta burguesía y también aristócratas; allí abrieron las puertas unos comercios de condición superior», explicaba Lluís Permanyer Entre las novedades de ‘Los Caracoles’, el horno de pollos «a l’ast» a pie de calle, reclamo modernísimo que amplió la clientela. Después de la guerra, el restaurante se rige de forma bicéfala. Ramón Bofarull se encarga de la cocina y su hermano Antoni de las relaciones públicas. El « senyor Bofarull » es todo un personaje de aquella Barcelona de la VI Flota, y la «ferias y congresos». Solía atravesar la ciudad desde su torre de la Bonanova en un coche tirado por el caballo «Regalado». Lo bautizó así porque se lo regaló Álvaro Domecq con Mario Cabré y Pepe Blanco de padrinos.Noticia Relacionada estandar No The Lot, referente de la zona alta barcelonesa, amplía horizontes con renovada oferta de coctelería À. Gubern El establecimiento del chef Alejandro Sanahuja consolida su propuesta al año de se aperturaEl »senyor Bofarull» fue lo que hoy llamaríamos un « icono mediático »: actor y productor de cine, anfitrión de celebridades. En Los Caracoles comieron Àngel Guimerà, Hipólito Lázaro, Miquel Fleta, Montserrat Caballé, la Mistinguett, Amadeu Vives, Josephine Baker, los doctores Puigvert y Barraquer, Bing Crosby, Burt Lancaster, Edward G. Robinson, Vittorio de Sica, Ava Gardner, Errol Flynn, John Wayne, Charlton Heston Julio Iglesias, Carmen Amaya, Charles Aznavour, Pablo Picasso, Salvador Dalí… A la muerte del «senyor Bofarull» en 1973 Los Caracoles siguió siendo un punto de encuentro de famosos: Gérard Dépardieu, Alain Delon, Catherine Deneuve o Robert de Niro. Ciento noventa años después de la apertura de aquella taberna en la ciudad de las «bullangas», la quinta generación de la familia Bofarull conmemora la permanencia del segundo restaurante más antiguo de Barcelona.
En 1835, mientras ardían los conventos de la Rambla, Agustí Bofarull y su esposa tuvieron una iniciativa más pacífica y gratificante: la taberna Can Bofarull abría las puertas en la calle Nou de Sant Francesc, 3; veinte metros cuadrados para vender vino a … granel, aceites, licores y jabón. Le sucedió su primo hermano Felicià Bofarull que luego pasó el negocio a su hijo, Felicià Bofarull Pujol.
Felicià popularizó la tapa de caracoles con salsa y pan negro. La fórmula dio nombre a la taberna: «Los clientes bautizaron el establecimiento, al hablar solo de los caracoles, ‘que caracoles más buenos’, ‘vamos a los caracoles’. En una palabra: no hubo otro remedio que poner en el rótulo lo que la gente tenía a flor de labio: Los Caracoles» recuerda la familia. Corría el año 1915 en una Barcelona enriquecida por la neutralidad española en la Gran Guerra. Además de caracoles, se servían anchoas de Roses, percebes, ostras, marisco, sardinas escabechadas y olivas adobadas. La familia Bofarull necesitaba más espacio. De Nou de Sant Francesc a Escudellers, 14. La calle «conservaba todavía la clase que tuvo en otro tiempo cuando, antes de que la calle de Fernando, gozó de más categoría en la ciudad. Allí residía la alta burguesía y también aristócratas; allí abrieron las puertas unos comercios de condición superior», explicaba Lluís Permanyer
Entre las novedades de ‘Los Caracoles’, el horno de pollos «a l’ast» a pie de calle, reclamo modernísimo que amplió la clientela. Después de la guerra, el restaurante se rige de forma bicéfala. Ramón Bofarull se encarga de la cocina y su hermano Antoni de las relaciones públicas. El «senyor Bofarull» es todo un personaje de aquella Barcelona de la VI Flota, y la «ferias y congresos». Solía atravesar la ciudad desde su torre de la Bonanova en un coche tirado por el caballo «Regalado». Lo bautizó así porque se lo regaló Álvaro Domecq con Mario Cabré y Pepe Blanco de padrinos.
El »senyor Bofarull» fue lo que hoy llamaríamos un «icono mediático»: actor y productor de cine, anfitrión de celebridades. En Los Caracoles comieron Àngel Guimerà, Hipólito Lázaro, Miquel Fleta, Montserrat Caballé, la Mistinguett, Amadeu Vives, Josephine Baker, los doctores Puigvert y Barraquer, Bing Crosby, Burt Lancaster, Edward G. Robinson, Vittorio de Sica, Ava Gardner, Errol Flynn, John Wayne, Charlton Heston Julio Iglesias, Carmen Amaya, Charles Aznavour, Pablo Picasso, Salvador Dalí… A la muerte del «senyor Bofarull» en 1973 Los Caracoles siguió siendo un punto de encuentro de famosos: Gérard Dépardieu, Alain Delon, Catherine Deneuve o Robert de Niro.
Ciento noventa años después de la apertura de aquella taberna en la ciudad de las «bullangas», la quinta generación de la familia Bofarull conmemora la permanencia del segundo restaurante más antiguo de Barcelona.
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