Un par de consideraciones tras contemplar los ocho capítulos de la primera temporada de Los amos de la ciudad. En primer lugar, Liverpool, una de las dos localizaciones por las que transcurre la serie, y aun conscientes de que fue allí donde se formaron los Beatles, es una de las ciudades más feas que existen, fea y anodina, mal que les pese a los apasionados hooligans locales. En segundo lugar, señalar que la familia mafiosa que protagoniza la historia, y deseosa de desaparecer un tiempo por las incomodidades que acarrean las investigaciones policiales, decide trasladarse a la malagueña Costa del Sol, lo que como sabemos es una zona privilegiada para el turismo, para el refugio de delincuentes y para el viaje de algunos alcaldes locales desde la sede municipal al Centro Penitenciario de Alhaurín de la Torre.
Dos buenas series que demuestran la inagotable cantera de contenidos que es el género negro
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Dos buenas series que demuestran la inagotable cantera de contenidos que es el género negro


Un par de consideraciones tras contemplar los ocho capítulos de la primera temporada de Los amos de la ciudad. En primer lugar, Liverpool, una de las dos localizaciones por las que transcurre la serie, y aun conscientes de que fue allí donde se formaron los Beatles, es una de las ciudades más feas que existen, fea y anodina, mal que les pese a los apasionados hooligans locales. En segundo lugar, señalar que la familia mafiosa que protagoniza la historia, y deseosa de desaparecer un tiempo por las incomodidades que acarrean las investigaciones policiales, decide trasladarse a la malagueña Costa del Sol, lo que como sabemos es una zona privilegiada para el turismo, para el refugio de delincuentes y para el viaje de algunos alcaldes locales desde la sede municipal al Centro Penitenciario de Alhaurín de la Torre.
Consideraciones aparte, lo cierto es que Los amos de la ciudad (Movistar Plus +) es una gran serie creada por Stephen Butchard, coguionista y codirector de la misma, que ratifica lo ya sabido: la calidad de la mayor parte de las producciones de la BBC. Y, además, la al parecer inagotable cantera de excelentes actores británicos como James Nelson-Joyce, Sean Bean, Jack McMullen o Julie Graham, la brutalidad de cuyos actos es compatible con unos modales educados; matan y torturan pero sin levantar mucho la voz ni con grandes aspavientos.
Naturalmente, el amor, la codicia y la traición están presentes en la trama con la ya tradicional constancia de los artífices de las series aunque en el caso de la comentada la policía juega un papel secundario, lo importante es la familia y allegados.
Claro que si se prefiere contemplar una serie nacional se pueden ver los ocho episodios de Matices (SkyShowtime), o como diría Agatha Christie Diez blanquitos, rodada en una impresionante bodega zamorana, Hacienda Zorita, en Fermoselle, que por circunstancias de la vida resultó ser el último trabajo de un estupendo Eusebio Poncela en el papel de un afamado psiquiatra que convoca a sus pacientes en el hotel-bodega acompañado por su hija, la reaparecida Elsa Pataky, y un notable grupo de actores como Juana Acosta, Enrique Arce o Luis Tosar. Un asesinato, un teniente de la Guardia Civil que lo investigará y varios pacientes con unos importantes “pelotazos mentales”, valga la vulgar expresión como contrapunto de la espectacular localización de la serie creada por Sergio Cánovas, Javier Naya y Alex Meriweather.
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