ABC explicó desde el primer día que los Mossos no se creían la muerte accidental de Isak Andic y que su hipótesis es que el empresario se precipitó tras un forcejeo con su hijo Jonathan (1981).La mala relación entre ambos es la base de la sospecha policial , unida al hecho de que aquel día Jonathan había pedido a su padre pasear los dos solos, sin escolta, a pesar de ser el empresario un judío amenazado y más en tiempo de guerra.Los constantes desprecios del padre al hijo —el último, en la fiesta del 40 aniversario de Mango, en la que Andic ni mencionó a su primogénito y se deshizo en elogios hacia Toni Ruiz, a quien había regalado el 5% de las acciones de la compañía— tienen su origen en que cuando el padre confió en su hijo para llevar la empresa, casi la hunde y tuvo que ser relevado. Noticia Relacionada Muerte del dueño de Mango estandar Si Las incongruencias en su segunda declaración confirmaron las sospechas de los Mossos sobre el hijo de Andik Pablo Muñoz Una acumulación de indicios recabados por los investigadores llevó a reabrir las pesquisasEl revuelo social que la crisis en Mango causó en Barcelona marcó las sobremesas durante meses. Isak Andic acababa de construir, para celebrar su retiro, el barco privado más importante de Europa, que salió en algunos medios de comunicación con todos sus lujosos detalles, lo que le ocasionó toda clase de burlas, puesto en relación con la alarmante crisis de su empresa. Macià Alavedra, exconsejero de Economía de Jordi Pujol, llegó a decir un mediodía en Via Veneto que su mayor frustración en la vida había sido siempre no tener hijos , pero que «viendo lo que la ha pasado a Isak, empiezo a alegrarme de no haber podido». Jonathan pasó a ser el «tonto» oficial de Cataluña , y se hablaba de él en muy duros términos. No fue fácil ser él durante aquellos meses. A partir de entonces, el padre administró con rigor las asignaciones y prerrogativas que iba concediendo a su heredero, lo que aumentó la sensación de humillación de Jonathan, sobre todo cuando comparaba su situación con la de sus amigos, que mayoritariamente son también hijos de los empresarios más ricos de la ciudad. En un ambiente en que sus semblantes invertían en fondos, compraban y vendían lujosas propiedades inmobiliarias en España y en el extranjero, y por supuesto se hacían con los coches más exclusivos de cada momento, el heredero de Mango tenía que pedir permiso para todo , y ese permiso no era siempre concedido, sobre todo si tenía que ver con poner en juego su olfato empresarial.Isak era un turco pobre, hecho a sí mismo y tenía una escala de valores incompatibles con un hijo fracasado en los negocios (y que casi lo arruina) Estas cuestiones económicas, de todos modos, explican sólo lo contable, lo concreto. De fondo había algo menos objetivable pero que era la verdadera causa del desprecio paterno y de la humillación filial, y que da una idea más amplia del enorme resentimiento que Jonathan sentía hacia su padre . Isak era un turco pobre, firmemente judío, hecho a sí mismo, peleón como pocos, al que le gustaba vivir bien pero con lo que se había ganado; y tenía unos principios y una escala de valores incompatibles con la debilidad de un hijo fracasado en los negocios —y que casi lo arruina— y que, además, se mostraba frágil y caprichoso ante su padre, con ideas poco realistas, y que pretendía vivir con unos lujos que no había obtenido trabajando. Los que alguna vez pudimos hablar con Isak de los asuntos generales de la vida, sabemos hasta qué punto vivía como una decepción esta circunstancia y el modo especialmente descarnado que tenía de hacérselo notar al interesado. Uno de sus comentarios más frecuentes es que se había equivocado educando a sus hijos más desde su éxito que desde su ejemplo.Los amigos más íntimos de Jonathan coinciden con la valoración del padre en el sentido de la fragilidad, de la debilidad, y lo ven incapaz de haber hecho algo así, queriendo o sin quererQue el empresario tuviera razón en su análisis no significa que fuera fácil de asumir para un hijo acostumbrado a vivir en la abundancia , poco acostumbrado a recibir golpes y con la autoestima dañada por su fracaso empresarial y por un padre que había encontrado en Toni Ruiz al hijo que habría querido tener, y así lo decía a quien quisiera escuchar. Los amigos más íntimos de Jonathan lo han apoyado por dentro y por fuera, y dicen estar en «shock» por la deriva de la investigación policial. No lo expresan con estas palabras, pero coinciden con la valoración del padre en el sentido de la fragilidad, de la debilidad, y lo ven incapaz de haber hecho algo así, queriendo o sin querer. A Jonathan le costó salir a la calle porque, aunque aguantó el tipo, sabía que lo que se comentaba de él es que algo había tenido que ver, aunque fuera por accidente, con la muerte de su padre. Y no le faltaba razón, porque a pesar de que la postura oficial de las familias de empresarios amigas o vinculadas a los Andic ha sido creer la versión del accidente, tal posición sólo la mantenían cuando Jonathan estaba presente. Por detrás, o cuando no estaba, todo el mundo recordaba la durísima relación con su padre, y medio en serio y medio en broma daban crédito a la sospecha de los Mossos , y circularon diferentes chistes fúnebres sobre ir a pasear, cómo y con quién, alusivos a la trágica jornada.Estefanía Knuth, la viuda Estos conocidos o saludados dicen también haber oído a la viuda de Isak, Estefanía Knuth, que no es la madre de Jonathan, asegurar del modo más hiriente que lo de su marido no fue sólo un accidente. La señora Knuth ha sido la que de un modo más llamativo ha avivado la llama de la sospecha en el ámbito familiar. Algunos es verdad que se lo han escuchado decir, pero hay que decir que otros, que igualmente explican la conversación en primera persona, es evidente que alguien se la ha contado antes, porque socialmente nunca dieron para tanto.De fondo está el hecho —que no constituye en sí mismo ninguna prueba, pero que, puesto en perspectiva, puede explicar algunas cosas— de que lo primero que hicieron él y sus hermanas, Judith (1984) y Sarah (1997), tras la muerte de su padre fue cesar en sus funciones a la persona de confianza del empresario encargado de administrar la patrimonial, y tomar ellos el control porque querían más para gastar .A propósito de esto último, es relevante señalar que Andic tenía tres albaceas: Toni Ruiz, José Crehueras, presidente del Grupo Planeta, y un trabajador amigo de su máxima confianza. Sólo uno de ellos cree que fue un accidente. ABC explicó desde el primer día que los Mossos no se creían la muerte accidental de Isak Andic y que su hipótesis es que el empresario se precipitó tras un forcejeo con su hijo Jonathan (1981).La mala relación entre ambos es la base de la sospecha policial , unida al hecho de que aquel día Jonathan había pedido a su padre pasear los dos solos, sin escolta, a pesar de ser el empresario un judío amenazado y más en tiempo de guerra.Los constantes desprecios del padre al hijo —el último, en la fiesta del 40 aniversario de Mango, en la que Andic ni mencionó a su primogénito y se deshizo en elogios hacia Toni Ruiz, a quien había regalado el 5% de las acciones de la compañía— tienen su origen en que cuando el padre confió en su hijo para llevar la empresa, casi la hunde y tuvo que ser relevado. Noticia Relacionada Muerte del dueño de Mango estandar Si Las incongruencias en su segunda declaración confirmaron las sospechas de los Mossos sobre el hijo de Andik Pablo Muñoz Una acumulación de indicios recabados por los investigadores llevó a reabrir las pesquisasEl revuelo social que la crisis en Mango causó en Barcelona marcó las sobremesas durante meses. Isak Andic acababa de construir, para celebrar su retiro, el barco privado más importante de Europa, que salió en algunos medios de comunicación con todos sus lujosos detalles, lo que le ocasionó toda clase de burlas, puesto en relación con la alarmante crisis de su empresa. Macià Alavedra, exconsejero de Economía de Jordi Pujol, llegó a decir un mediodía en Via Veneto que su mayor frustración en la vida había sido siempre no tener hijos , pero que «viendo lo que la ha pasado a Isak, empiezo a alegrarme de no haber podido». Jonathan pasó a ser el «tonto» oficial de Cataluña , y se hablaba de él en muy duros términos. No fue fácil ser él durante aquellos meses. A partir de entonces, el padre administró con rigor las asignaciones y prerrogativas que iba concediendo a su heredero, lo que aumentó la sensación de humillación de Jonathan, sobre todo cuando comparaba su situación con la de sus amigos, que mayoritariamente son también hijos de los empresarios más ricos de la ciudad. En un ambiente en que sus semblantes invertían en fondos, compraban y vendían lujosas propiedades inmobiliarias en España y en el extranjero, y por supuesto se hacían con los coches más exclusivos de cada momento, el heredero de Mango tenía que pedir permiso para todo , y ese permiso no era siempre concedido, sobre todo si tenía que ver con poner en juego su olfato empresarial.Isak era un turco pobre, hecho a sí mismo y tenía una escala de valores incompatibles con un hijo fracasado en los negocios (y que casi lo arruina) Estas cuestiones económicas, de todos modos, explican sólo lo contable, lo concreto. De fondo había algo menos objetivable pero que era la verdadera causa del desprecio paterno y de la humillación filial, y que da una idea más amplia del enorme resentimiento que Jonathan sentía hacia su padre . Isak era un turco pobre, firmemente judío, hecho a sí mismo, peleón como pocos, al que le gustaba vivir bien pero con lo que se había ganado; y tenía unos principios y una escala de valores incompatibles con la debilidad de un hijo fracasado en los negocios —y que casi lo arruina— y que, además, se mostraba frágil y caprichoso ante su padre, con ideas poco realistas, y que pretendía vivir con unos lujos que no había obtenido trabajando. Los que alguna vez pudimos hablar con Isak de los asuntos generales de la vida, sabemos hasta qué punto vivía como una decepción esta circunstancia y el modo especialmente descarnado que tenía de hacérselo notar al interesado. Uno de sus comentarios más frecuentes es que se había equivocado educando a sus hijos más desde su éxito que desde su ejemplo.Los amigos más íntimos de Jonathan coinciden con la valoración del padre en el sentido de la fragilidad, de la debilidad, y lo ven incapaz de haber hecho algo así, queriendo o sin quererQue el empresario tuviera razón en su análisis no significa que fuera fácil de asumir para un hijo acostumbrado a vivir en la abundancia , poco acostumbrado a recibir golpes y con la autoestima dañada por su fracaso empresarial y por un padre que había encontrado en Toni Ruiz al hijo que habría querido tener, y así lo decía a quien quisiera escuchar. Los amigos más íntimos de Jonathan lo han apoyado por dentro y por fuera, y dicen estar en «shock» por la deriva de la investigación policial. No lo expresan con estas palabras, pero coinciden con la valoración del padre en el sentido de la fragilidad, de la debilidad, y lo ven incapaz de haber hecho algo así, queriendo o sin querer. A Jonathan le costó salir a la calle porque, aunque aguantó el tipo, sabía que lo que se comentaba de él es que algo había tenido que ver, aunque fuera por accidente, con la muerte de su padre. Y no le faltaba razón, porque a pesar de que la postura oficial de las familias de empresarios amigas o vinculadas a los Andic ha sido creer la versión del accidente, tal posición sólo la mantenían cuando Jonathan estaba presente. Por detrás, o cuando no estaba, todo el mundo recordaba la durísima relación con su padre, y medio en serio y medio en broma daban crédito a la sospecha de los Mossos , y circularon diferentes chistes fúnebres sobre ir a pasear, cómo y con quién, alusivos a la trágica jornada.Estefanía Knuth, la viuda Estos conocidos o saludados dicen también haber oído a la viuda de Isak, Estefanía Knuth, que no es la madre de Jonathan, asegurar del modo más hiriente que lo de su marido no fue sólo un accidente. La señora Knuth ha sido la que de un modo más llamativo ha avivado la llama de la sospecha en el ámbito familiar. Algunos es verdad que se lo han escuchado decir, pero hay que decir que otros, que igualmente explican la conversación en primera persona, es evidente que alguien se la ha contado antes, porque socialmente nunca dieron para tanto.De fondo está el hecho —que no constituye en sí mismo ninguna prueba, pero que, puesto en perspectiva, puede explicar algunas cosas— de que lo primero que hicieron él y sus hermanas, Judith (1984) y Sarah (1997), tras la muerte de su padre fue cesar en sus funciones a la persona de confianza del empresario encargado de administrar la patrimonial, y tomar ellos el control porque querían más para gastar .A propósito de esto último, es relevante señalar que Andic tenía tres albaceas: Toni Ruiz, José Crehueras, presidente del Grupo Planeta, y un trabajador amigo de su máxima confianza. Sólo uno de ellos cree que fue un accidente.
ABC explicó desde el primer día que los Mossos no se creían la muerte accidental de Isak Andic y que su hipótesis es que el empresario se precipitó tras un forcejeo con su hijo Jonathan (1981).
La mala relación entre ambos es la base de … la sospecha policial, unida al hecho de que aquel día Jonathan había pedido a su padre pasear los dos solos, sin escolta, a pesar de ser el empresario un judío amenazado y más en tiempo de guerra.
Los constantes desprecios del padre al hijo —el último, en la fiesta del 40 aniversario de Mango, en la que Andic ni mencionó a su primogénito y se deshizo en elogios hacia Toni Ruiz, a quien había regalado el 5% de las acciones de la compañía— tienen su origen en que cuando el padre confió en su hijo para llevar la empresa, casi la hunde y tuvo que ser relevado.
El revuelo social que la crisis en Mango causó en Barcelona marcó las sobremesas durante meses. Isak Andic acababa de construir, para celebrar su retiro, el barco privado más importante de Europa, que salió en algunos medios de comunicación con todos sus lujosos detalles, lo que le ocasionó toda clase de burlas, puesto en relación con la alarmante crisis de su empresa. Macià Alavedra, exconsejero de Economía de Jordi Pujol, llegó a decir un mediodía en Via Veneto que su mayor frustración en la vida había sido siempre no tener hijos, pero que «viendo lo que la ha pasado a Isak, empiezo a alegrarme de no haber podido».
Jonathan pasó a ser el «tonto» oficial de Cataluña, y se hablaba de él en muy duros términos. No fue fácil ser él durante aquellos meses. A partir de entonces, el padre administró con rigor las asignaciones y prerrogativas que iba concediendo a su heredero, lo que aumentó la sensación de humillación de Jonathan, sobre todo cuando comparaba su situación con la de sus amigos, que mayoritariamente son también hijos de los empresarios más ricos de la ciudad.
En un ambiente en que sus semblantes invertían en fondos, compraban y vendían lujosas propiedades inmobiliarias en España y en el extranjero, y por supuesto se hacían con los coches más exclusivos de cada momento, el heredero de Mango tenía que pedir permiso para todo, y ese permiso no era siempre concedido, sobre todo si tenía que ver con poner en juego su olfato empresarial.
Isak era un turco pobre, hecho a sí mismo y tenía una escala de valores incompatibles con un hijo fracasado en los negocios (y que casi lo arruina)
Estas cuestiones económicas, de todos modos, explican sólo lo contable, lo concreto. De fondo había algo menos objetivable pero que era la verdadera causa del desprecio paterno y de la humillación filial, y que da una idea más amplia del enorme resentimiento que Jonathan sentía hacia su padre.
Isak era un turco pobre, firmemente judío, hecho a sí mismo, peleón como pocos, al que le gustaba vivir bien pero con lo que se había ganado; y tenía unos principios y una escala de valores incompatibles con la debilidad de un hijo fracasado en los negocios —y que casi lo arruina— y que, además, se mostraba frágil y caprichoso ante su padre, con ideas poco realistas, y que pretendía vivir con unos lujos que no había obtenido trabajando.
Los que alguna vez pudimos hablar con Isak de los asuntos generales de la vida, sabemos hasta qué punto vivía como una decepción esta circunstancia y el modo especialmente descarnado que tenía de hacérselo notar al interesado. Uno de sus comentarios más frecuentes es que se había equivocado educando a sus hijos más desde su éxito que desde su ejemplo.
Los amigos más íntimos de Jonathan coinciden con la valoración del padre en el sentido de la fragilidad, de la debilidad, y lo ven incapaz de haber hecho algo así, queriendo o sin querer
Que el empresario tuviera razón en su análisis no significa que fuera fácil de asumir para un hijo acostumbrado a vivir en la abundancia, poco acostumbrado a recibir golpes y con la autoestima dañada por su fracaso empresarial y por un padre que había encontrado en Toni Ruiz al hijo que habría querido tener, y así lo decía a quien quisiera escuchar.
Los amigos más íntimos de Jonathan lo han apoyado por dentro y por fuera, y dicen estar en «shock» por la deriva de la investigación policial. No lo expresan con estas palabras, pero coinciden con la valoración del padre en el sentido de la fragilidad, de la debilidad, y lo ven incapaz de haber hecho algo así, queriendo o sin querer.
A Jonathan le costó salir a la calle porque, aunque aguantó el tipo, sabía que lo que se comentaba de él es que algo había tenido que ver, aunque fuera por accidente, con la muerte de su padre. Y no le faltaba razón, porque a pesar de que la postura oficial de las familias de empresarios amigas o vinculadas a los Andic ha sido creer la versión del accidente, tal posición sólo la mantenían cuando Jonathan estaba presente.
Por detrás, o cuando no estaba, todo el mundo recordaba la durísima relación con su padre, y medio en serio y medio en broma daban crédito a la sospecha de los Mossos, y circularon diferentes chistes fúnebres sobre ir a pasear, cómo y con quién, alusivos a la trágica jornada.
Estefanía Knuth, la viuda
Estos conocidos o saludados dicen también haber oído a la viuda de Isak, Estefanía Knuth, que no es la madre de Jonathan, asegurar del modo más hiriente que lo de su marido no fue sólo un accidente. La señora Knuth ha sido la que de un modo más llamativo ha avivado la llama de la sospecha en el ámbito familiar. Algunos es verdad que se lo han escuchado decir, pero hay que decir que otros, que igualmente explican la conversación en primera persona, es evidente que alguien se la ha contado antes, porque socialmente nunca dieron para tanto.
De fondo está el hecho —que no constituye en sí mismo ninguna prueba, pero que, puesto en perspectiva, puede explicar algunas cosas— de que lo primero que hicieron él y sus hermanas, Judith (1984) y Sarah (1997), tras la muerte de su padre fue cesar en sus funciones a la persona de confianza del empresario encargado de administrar la patrimonial, y tomar ellos el control porque querían más para gastar.
A propósito de esto último, es relevante señalar que Andic tenía tres albaceas: Toni Ruiz, José Crehueras, presidente del Grupo Planeta, y un trabajador amigo de su máxima confianza. Sólo uno de ellos cree que fue un accidente.
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