Los atletas de California State son los Titans y desafíos titánicos son los que, por consiguiente, se plantea Abel Jordán, que allí, en Fullerton (California) estudia y corre. Vigués, habanero, madrileño, vallista, esprínter, friki de la Fórmula 1 y del cubo Rubik, ingeniero de aquí a nada, quizás un Adrian Newey en potencia, a los 21 años en la cabeza de Jordán, y en su cuerpo larguirucho (1,93m, 79 kilos), cabe todo eso, y en sus piernas, mucha velocidad, aunque desde fuera pocos expertos lo pensarían. Chris Goode, un velocista de los Titans, así lo explicaba en un perfil en la página de su universidad: “Al mirarlo, no pensarías que es un velocista. Pero Abel es muy analítico e inteligente, como un ingeniero. Cuando corre, se nota el trabajo que hace. Es limpio y fluido en la pista”.
Después de disputar las vallas, el atleta español parte como favorito en los 60m del sábado
Los atletas de California State son los Titans y desafíos titánicos son los que, por consiguiente, se plantea Abel Jordán, que allí, en Fullerton (California) estudia y corre. Vigués, habanero, madrileño, vallista, esprínter, friki de la Fórmula 1 y del cubo Rubik, ingeniero de aquí a nada, quizás un Adrian Newey en potencia, a los 21 años en la cabeza de Jordán, y en su cuerpo larguirucho (1,93m, 79 kilos), cabe todo eso, y en sus piernas, mucha velocidad, aunque desde fuera pocos expertos lo pensarían. Chris Goode, un velocista de los Titans, así lo explicaba en un perfil en la página de su universidad: “Al mirarlo, no pensarías que es un velocista. Pero Abel es muy analítico e inteligente, como un ingeniero. Cuando corre, se nota el trabajo que hace. Es limpio y fluido en la pista”.
Es todo eso y capaz de más, como quiere demostrar en sus primeros campeonatos de Europa absolutos, en Apeldoorn, para gozo de todos los aficionados, que le ven correr tres carreras intensas de vallas en dos días (y terminar cuarto en la final, 7,54s, a cuatro centésimas del bronce) y se frotan los ojos contemplando cómo la lista de mejores marcas del año en 60m lisos la encabeza él mismo, 6,54s, lo que le convierte en probablemente el primer español medallista europeo en la distancia. Para ello, después de las vallas (una carrera el jueves noche, dos el viernes), deberá disputar con éxito tres carreras el sábado, a las 12.32, a las 19.10, la semifinal, y la final a las 21.40).
La gente de su alrededor habla de la fragilidad de sus isquios, tan sensibles a sus aceleraciones, pero a él no le preocupan. “La acumulación no me asusta. Estoy acostumbrado a las competiciones de Estados Unidos, donde para mi universidad soy muy útil en ambas pruebas y entreno para ser muy bueno en ambas. No me quedo solo con una”, dice Jordán, el más rápido en el patio del colegio y en el equipo de fútbol, que al terminar bachillerato en Madrid, y animado por su padre, ingeniero informático, envió a través de una agencia currículos y vídeos a universidades de Florida y California, huyendo del frío. Empezó corriendo solo en liso pero dos años después añadió las vallas. Acabó en la costa oeste, donde aceptaron su doble condición, la nutrieron, la fomentaron. “Es difícil entrenar en lugares con clima frío. Y en las competiciones en Estados Unidos tengo 40 minutos entre prueba y prueba. Así que he aprendido a enfriar mi cuerpo y a calentarlo cada vez que quiera”.
Los padres de Jordán, Marcos y Arlene, emigraron de Cuba en 2002. Él nació en Vigo un año después. La madre de Marcos ya vivía en España desde 1999, y los abuelos maternos de Arlene eran originariamente españoles, canarios, antes de emigrar a Cuba. “A mi familia le encantan los deportes. Mi padre jugaba al béisbol, al baloncesto y al voleibol cuando crecía en la zona de La Habana, y mi madre, Arlene, hacía patinaje sobre ruedas. Mis bisabuelos eran españoles, y como con toda la dictadura de Franco y demás estaba muy mal la situación emigraron a Cuba”, explica, repitiendo un árbol genealógico bien memorizado. “Tengo todos mis abuelos, primos, tíos, padres cubanos, y con toda la situación de Franco y de Fidel Castro y demás emigraron de vuelta. Entonces, soy el primer español nacido aquí desde mis abuelos, pero mis bisabuelos eran canarios, otro de Galicia, otro de País Vasco. Si tiras para atrás sé que soy español, pero con todo esto de las dictaduras se han ido moviendo”.
En Fullerton, Jordán trabajó con un psicólogo deportivo de España por Zoom dos veces al mes para mejorar su rendimiento y reducir el estrés. “En lugar de obsesionarme con cuestiones estresantes, me centro en lo que puedo controlar y en estar lo más preparado posible”, explica. “Si quieres ser un buen vallista, debes haber superado la fatiga en los tres últimos obstáculos. Por eso es tan importante desarrollar la resistencia al movimiento, así como la velocidad y la técnica”.
Están tan admirados los sabios del atletismo con el chaval, con su actitud, su velocidad natural, su juventud que, aun sabiendo lo matadora que suele ser la profecía no dudan en augurarle que será el primer español que baje de los 10s en los 100m. No es algo que se plantee. Es invierno y habla de invierno. “Mi mejor marca en 60 vallas [7,53s] yo diría que es bajable, porque ya se ha visto que he salido trastabillado en las últimas dos vallas por el ansia de ganar, porque iba muy rápido, no estaba acostumbrado a esta velocidad”, explicaba en los campeonatos de Gallur, donde fue subcampeón nacional tras Enrique Llopis. “Y la de liso [6,54s] es bastante normalita. En Estados Unidos se hace todos los días. Creo que un pelín la podría pelar”.
En Apeldoorn la España atlética ha amanecido velocista. Triunfan los y las del 400m y del 800m, y los vallistas y triunfarán los esprínters, y varios son los símbolos, Abel, el titán de la velocidad corta, Paula Sevilla marcando el ritmo en las series de 400m y el cuello y la cabeza de Markel Fernández, que clasifican al velocista vizcaíno para semifinales de 400m y le permiten gritar en la zona mixta, “¡Gora Sopelana!” Promete bajar de 46s en la final y batir el récord sub-23 de la leyenda David Canal, pero no llega (46,82s, cuarto, eliminado). Solo se clasifica para la final Iñaki Cañal, que podría gritar ¡puxa Asturies!, tan asturiano y tan fuerte (al que menos le paraliza la subida del láctico en la última recta) termina (46,24s).
En los 800m femeninos disputará el domingo las semifinales la balear Daniela García, que se siente pequeñita, pero peleona, entre las anatomías gigantes que dominan la especialidad en Europa, muros inabordables en las curvas de la pista de 200 metros, que, como ocurre en los circuitos de bobsleigh y skeleton, dada la velocidad a la que se corre en las rectas, o en las carreteras comarcales, parece que siempre están ahí cuando se intenta adelantar. En hombres, más dominantes, Mariano García y Josué Canales, pasaron sin problemas a las semifinales, el murciano (1m 46,75s), nervioso y con apariencias de inexperto pese a ser ya campeón mundial en pista cubierta y europeo al aire libre, y el gerundense mostrando un aplomo y un desparpajo magníficos en un joven de 22 años que disputa su segunda competición con la selección española. Y, después de ser el único de los 29 atletas en disputa que corrió, a las 11 de la mañana, cuando ya ha salido el sol, por debajo de 1m 46s (1m 45,93s), Canales no se calla y proclama: “Yo quiero ser campeón de Europa”. Y a quien dude de su palabra le puede señalar la lista europea del año: con 1m 44,65s, récord de España, él es el primero, y el único del continente junto con el coloso belga Elliot Crestan (1m 44,69s), que ha bajado de 1m 45s, una frontera respetable en pista cubierta.
La España que corre y salta es Fátima Diame, la saltadora valenciana que después de sufrir una lesión en el pie derecho empezó a saltar batiendo con el izquierdo. En vez una carrera de 18 pasos se queda en 17, y salta 6,59m, suficiente para disputar el sábado (20.29) la final.
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