En tiempos de nacionalismos y populismos en boga, y de una polarización política galopante en toda Europa (y más allá), buscar puntos de encuentro es más importante, y también más difícil, que nunca. Pocas cosas unen más que una buena canción. Aunque lleva en marcha más de una década —desde antes del Brexit, incluso—, el Cancionero de la Unión Europea, un proyecto independiente que ha compilado media docena de canciones emblemáticas de cada Estado miembro de la Unión (y una de Reino Unido), hasta componer un libreto con un centenar largo de temas, llega ahora a todo el espacio europeo con la esperanza de poder unir un poco más a un continente pequeño pero tan diverso que sus ciudadanos aún se conocen demasiado poco.
Tras casi una década de preparativos, sale a la venta el Cancionero de la Unión Europea, un proyecto independiente que ha reunido 164 canciones y temas musicales emblemáticos de los Veintisiete
En tiempos de nacionalismos y populismos en boga, y de una polarización política galopante en toda Europa (y más allá), buscar puntos de encuentro es más importante, y también más difícil, que nunca. Pocas cosas unen más que una buena canción. Aunque lleva en marcha más de una década —desde antes del Brexit, incluso—, el Cancionero de la Unión Europea, un proyecto independiente que ha compilado media docena de canciones emblemáticas de cada Estado miembro de la Unión (y una de Reino Unido), hasta componer un libreto con un centenar largo de temas, llega ahora a todo el espacio europeo con la esperanza de poder unir un poco más a un continente pequeño pero tan diverso que sus ciudadanos aún se conocen demasiado poco.
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“Uno de los problemas en la UE es que no nos conocemos muy bien. Es como si estuvieras en clase con otros estudiantes y apenas conoces sus nombres y, de todos modos, solo hablas con unos pocos”, explica el danés Jeppe Marsling, fundador de la ONG europea que lanzó el proyecto del cancionero en 2015. “Pero la música es un lenguaje universal y este proyecto es cada vez más relevante, sobre todo después del Brexit, la pandemia de covid y, ahora, la guerra en Ucrania”, sostiene en conversación telefónica.
“No vemos ninguna contradicción entre las identidades nacionales y la identidad europea, entre las culturas nacionales y una cultura europea, lo vemos como un complemento porque, más que nada, la identidad y la cultura europeas son el intercambio de identidades y culturas nacionales”, sostenía la organización al lanzar el proyecto.
Casi una década después, el Cancionero de la Unión Europea se pone a la venta desde este martes en toda Europa con un compendio de 164 canciones: seis por cada uno de los Estados miembros en otras tantas categorías, más una británica y el himno de la UE. Todas cuentan con acordes y la letra en los 25 idiomas originales (y tres alfabetos distintos), acompañadas de una versión en “inglés europeo cantable” realizado por traductores especializados de cada país.
Por España, las canciones seleccionadas son Si tú no estás aquí (1996), de Rosana Arbelo, en la categoría canciones de amor. Joan Manuel Serrat aparece en dos segmentos: su mítica Mediterráneo (1971) es la canción seleccionada para la categoría “naturaleza y estaciones”, mientras que La saeta (1969), basada en un poema de Antonio Machado, está en “canciones sobre fe o espiritualidad”. El cancionero español se completa con el éxito inmortalizado por Nino Bravo Libre (1972) y con Asturias, patria querida en canciones populares, y Hola, don Pepito en infantiles.
Nino Bravo
GVA
13/04/2023GVA (Europa Press)
Los temas elegidos son fruto de un largo proceso de selección. En el caso español, en un primer momento, varias escuelas musicales de Madrid, Granada y Barcelona hicieron una preselección de 53 títulos de los que surgieron, por una votación popular, los seis finalistas. Con más de 6.000 participantes, España fue el tercer país, tras Rumanía y Eslovaquia, con mayor respuesta a la votación, que en total participaron más de 87.000 ciudadanos de toda la UE.
“Las canciones escogidas por los votantes españoles son clásicos intemporales conocidos y cantados por varias generaciones […]. Ofrecen la oportunidad de compartir parte de nuestra cultura popular y musical con nuestros conciudadanos europeos”, explican el director de la Escuela Superior de Canto de Madrid (ESCM), Julio Alexis Muñoz Ortega, y la entonces jefa de estudios del centro, María del Carmen García Jiménez, en un comunicado. No hay que sorprenderse, acota Marsling, de que entre las seleccionadas no haya temas más contemporáneos. “Tenemos muy pocas canciones del siglo XXI; para que una canción se convierta en algo clásico, es como con un buen vino, necesita su tiempo para envejecer bien. Esto no es Eurovisión”, subraya.
De todos modos, confía, incluso rebuscando entre los clásicos muchos se van a sorprender: “La gente conoce a Edith Piaf, el Bella ciao o la canción de cuna de Brahms, pero de países como Polonia o de los otros que se unieron a la UE tras la caída del Muro de Berlín, poca gente puede mencionar una sola canción, y eso es una pena”.
Pese a que es un proyecto para la Unión Europea —aunque realizado de forma independiente—, Reino Unido está presente con un tema, el clásico Auld lang syne (Should Old Acquaintance be forgot), del escocés Robert Burns (1759-96), que tradicionalmente se canta en Reino Unido en la medianoche de Año Nuevo y del que existen múltiples versiones en diferentes idiomas. El Brexit fue un shock para los responsables del cancionero y, aunque con dolor se vieron obligados a sacar las canciones preseleccionadas británicas, quisieron dejar una “muestra de amistad” para señalar que la puerta de la UE sigue abierta, explica Marsling. “Además, el autor es un escocés”, agrega con sorna en referencia a que en Escocia la mayoría de los ciudadanos se opusieron a la salida del bloque europeo. La puerta también está abierta a los candidatos a integrar el bloque europeo, asegura el danés, que ya piensa en qué temas ucranios o moldavospodrían incluirse en un cancionero ampliado. Aunque para ello aún queda tiempo.
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