Podemos consolida el tándem Belarra-Montero en su asamblea más descafeinada

Como en una sesión de terapia colectiva o unas convivencias escolares, Podemos abrió este viernes su V Asamblea Ciudadana pidiendo a la militancia ponerse en pie, mirarse los unos a los otros y cantar juntos. ”Nos quisieron tirar por tierra mar y aire, y aquí seguimos en pie”, reinvindicaba a voces el concejal de Málaga Nicolás Sguiglia antes de entonar el clásico “¡Sí se puede!”, grito de guerra de la organización, que servía al público para entrar en calor. De himno inaugural, el tango “Volver”, un aviso a quienes ya los “dieron por muertos”. Ante unos modestos 500 militantes en el pabellón de convenciones de la Casa de Campo de Madrid, Pablo Iglesias reaparecía también ovacionado este viernes por la tarde, en la primera jornada del congreso de Podemos. La cita culmina este sábado, con la prevista reelección de Ione Belarra como secretaria general —por primera vez, única aspirante al cargo— y tan solo unos días después de haber postulado a la exministra de Igualdad, Irene Montero, como su candidata a las generales.

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 El quinto cónclave del partido, que culmina este sábado, llega marcado por el lanzamiento de la eurodiputada como candidata a las generales, la disputa con Sumar y la debilidad de la organización  

Como en una sesión de terapia colectiva o unas convivencias escolares, Podemos abrió este viernes su V Asamblea Ciudadana pidiendo a la militancia ponerse en pie, mirarse los unos a los otros y cantar juntos. ”Nos quisieron tirar por tierra mar y aire, y aquí seguimos en pie”, reinvindicaba a voces el concejal de Málaga Nicolás Sguiglia antes de entonar el clásico “¡Sí se puede!”, grito de guerra de la organización, que servía al público para entrar en calor. De himno inaugural, el tango “Volver”, un aviso a quienes ya los “dieron por muertos”. Ante unos modestos 500 militantes en el pabellón de convenciones de la Casa de Campo de Madrid, Pablo Iglesias reaparecía también ovacionado este viernes por la tarde, en la primera jornada del congreso de Podemos. La cita culmina este sábado, con la prevista reelección de Ione Belarra como secretaria general —por primera vez, única aspirante al cargo— y tan solo unos días después de haber postulado a la exministra de Igualdad, Irene Montero, como su candidata a las generales.

“Frente a la ultraderecha es estúpido proponer un acuerdo en torno al mal menor. Cómo enfrentar a quien habla ideológicamente sin complejos. Lo que hay que hacer es un gran acuerdo de máximos”, defendió Iglesias en una charla sobre cómo combatir a la extrema derecha en Europa y América Latina. En una intervención posterior contra la idea de la democracia liberal, cargó contra “esa otra izquierda” a la que “no se le cae la cara de vergüenza” por decir que los periodistas y los jueces son “neutrales”, en referencia a Sumar, y cuestionó también a la “izquierda sindical” que pide un pacto “entre PP y PSOE para sacar adelante los Presupuestos”, en alusión a Unai Sordo, secretario general de CC OO.

Hace cuatro años, cuando Belarra tomó el mando, Iglesias fue el gran ausente. Había dimitido mes y medio antes, la misma noche de las elecciones en la Comunidad de Madrid, nada o muy poco se sabía de él y evitó darle el relevo in situ para que su regreso no eclipsase la noticia del nombramiento de la nueva dirección. El objetivo político en 2021 era muy distinto al de ahora: dejar atrás el marcado liderazgo del exvicepresidente, apostar por una dirección “coral” de mujeres jóvenes y un modelo de bicefalia con Belarra al frente del partido y Yolanda Díaz como principal activo en las generales. Hoy, sin embargo, la organización busca volver a pilotar el proyecto en la izquierda, acentúa el perfil opositor a Sumar y es muy crítica con la deriva del Ejecutivo y el contexto de “rearme” en Europa.

Cuando faltan aún más de dos años para el fin de la legislatura, el partido ya se ha posicionado en la carrera electoral al designar a Montero como futura cabeza de lista de una candidatura “no solo de Podemos”, una manera de intentar marcar el paso ante un Sumar que ha formalizado ya en su asamblea que buscará reeditar las alianzas del 23-J en la izquierda. Pero fue el propio Iglesias, cuyas opiniones siguen reflejando la línea de la formación, quien avivó la polémica al rechazar la oferta del grupo de Díaz y asegurar que su proyecto está “políticamente muerto”. Ahondando en la división, el lunes pasado también lanzó guiños a algunas fuerzas de esa coalición para “caminar juntos”. Fuentes de los partidos de Sumar ven el movimiento como una forma de buscar debilitar al núcleo de la vicepresidenta, alimentando también la teoría de que una parte de ese espacio político debe acabar en el PSOE. Mientras en el entorno de la titular de Trabajo replican que ella “ni insulta ni nunca se equivoca de adversario”, la ministra de Sanidad, Mónica García, colíder de Más Madrid, respondía el martes que estaba “harta” de recibir lecciones y que la política no es “una piscina de bolas”. Todo el mismo día en que Iglesias presentaba su último libro, Enemigos íntimos, en el que ajusta cuentas con Díaz.

La apertura del cónclave este viernes palidece al compararlo con aquel congreso fundacional de Vistalegre hace más de una década, que pasaría a la historia cuando el entonces eurodiputado, comunicador de éxito y joven profesor universitario elegido tan solo unos meses antes, tomaba prestado un concepto de Karl Marx para proclamar ante unos 7.000 simpatizantes que “el cielo no se toma por consenso. Se toma por asalto”.

Este viernes, el público se distribuyó en sillas de plástico alrededor de un escenario semicircular. Escuchó con atención las palabras de los ponentes y, cuando tocaba, se levantaba para aplaudir. Uno de estos momentos se dio al apoyar a María José Pizarro, senadora colombiana que se perfila como sucesora del actual presidente del país, Gustavo Petro. Otra de las novedades de la asamblea es la presencia de un punto violeta y arco iris para prevenir cualquier tipo de acoso y agresión sexual, como estipula el partido en sus documentos. A un lado la organización ha instalado una mesa con productos del partido: chapas de todo tipo, tazas con la cara de sus más destacadas dirigentes o banderas republicanas.

Contexto adverso

El escenario político no tiene nada que ver con el de 2014. El PP lleva fuera del Gobierno siete años, la ultraderecha atrae a los jóvenes en toda Europa y las peleas internas han debilitado a una izquierda hoy fragmentada en pequeños partidos. El último barómetro de 40dB. otorga a la formación de Ione Belarra el 3,3% de intención de voto mientras que Sumar obtendría el 5,1%, muy lejos entre ambos del 12,3% logrado aquel 23-J. Podemos no está en el Gobierno, la formación sufrió durante meses fugas de cuadros a Sumar y las autonómicas y municipales de mayo de 2023 supusieron una debacle para ellos: se quedaron fuera de cinco de los seis ejecutivos autonómicos de coalición en los que estaban. En la Comunidad Valenciana, Madrid y Canarias Podemos se convirtió en extraparlamentario, como lo era ya en Galicia, Castilla-La Mancha y Cantabria. Y el año pasado desapareció de Euskadi y Cataluña, donde ni siquiera se presentó. En diciembre de 2023 se habían pasado al Grupo Mixto del Congreso y la dimisión de Lilith Verstrynge, poco despúes, los dejó en cuatro diputados. Solo las europeas, al lograr dos asientos frente a los tres de Sumar, le dieron un respiro. El camino hacia las generales será largo, pero la nueva dirección de Belarra ha empezado ya a dar los primeros pasos. Las negociaciones por la unidad y el debate sobre el liderazgo entre los de Díaz, trazarán la ruta definitiva.

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