Cuando Priyanka Chopra presentó en 2023 a este periódico el megaproyecto Citadel, una de las series más caras de la historia de Prime Video y, según la propia plataforma, también una de sus creaciones más vistas a nivel global, defendió su naturaleza femenina. Y apuntó a Jennifer Salke, la máxima responsable de Amazon Studios, como el origen de todo. La intención de subvertir las reglas del cine de espías colocando a los personajes femeninos en el centro de la trama se amplía con la ficción italiana Citadel: Diana, ya disponible en el catálogo de la plataforma.
La ficción italiana amplía el ambicioso proyecto internacional de Prime Video, impulsado por los hermanos Russo y Priyanka Chopra y que conecta varias series de acción con mujeres en el centro de sus tramas
Cuando Priyanka Chopra presentó en 2023 a este periódico el megaproyecto Citadel, una de las series más caras de la historia de Prime Video y, según la propia plataforma, también una de sus creaciones más vistas a nivel global, defendió su naturaleza femenina. Y apuntó a Jennifer Salke, la máxima responsable de Amazon Studios, como el origen de todo. La intención de subvertir las reglas del cine de espías colocando a los personajes femeninos en el centro de la trama se amplía con la ficción italiana Citadel: Diana, ya disponible en el catálogo de la plataforma.
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Esta nueva serie es parte de un entramado de producciones supervisadas por los hermanos Russo (creadores de parte del universo cinematográfico de Marvel) y producidas en distintos países. Aunque conectadas entre sí, sus tramas son independientes unas de otras y, en términos artísticos, cada una mantiene su identidad local. La tercera de ellas, Citadel: Honey Bunny, ambientada en la India, llegará este 7 de noviembre.
Citadel: Diana da un salto en el tiempo con respecto a la trama de espías protagonizada por Chopra junto a Richard Madden. Esta vez, traslada a la audiencia al Milán de 2030, años después de que la ficticia agencia de espionaje Citadel fuese destruida por el poderoso sindicato enemigo Manticore. Desde entonces, una de sus agentes, Diana Cavalieri, se encuentra sola, actuando como un topo infiltrado en el seno de Manticore. Su única salida ante esta situación pasa por confiar en el aliado más inesperado Edo Zani (Lorenzo Cervasio), el heredero de Manticore Italia. Marcada por el traumático final de su familia y alejada de sus seres queridos, el dilema de esta agente es saber qué está dispuesta a sacrificar para comenzar una nueva vida.
Gina Gardini es la showrunner de la serie, la principal responsable del proyecto. Su idea inicial era la de crear un personaje femenino que fuera una muñeca rusa en sí mismo. “Como todos los espías, la identidad de Diana debe permanecer oculta. Pero, en su caso, también esconde su verdadera personalidad en su vida íntima, al ser una mujer profundamente dañada. Esas circunstancias hacen de ella un personaje increíblemente complejo”, explica la veterana productora a finales de septiembre en Londres, durante la presentación del proyecto a la que fue invitado este periódico. “Diana está entrenada para suprimir todos esos aspectos que nos convierten en personas únicas. Y el viaje que realiza en estos seis episodios es el de reclamar su propia identidad”, avanza Gardini.
Matilda De Angelis es la actriz encargada de construir y desmontar esa matrioska, encarnando al mismo personaje en dos líneas temporales muy diferentes. “Por un lado, hay una Diana casi adolescente, juvenil y pura, y por otro una mujer determinada, una máquina para la guerra que está obsesionada con la verdad”, comenta ella misma a EL PAÍS. La intérprete, que ya ha participado en proyectos internacionales como la miniserie The Undoing y en el próximo Drácula de Luc Besson junto a Christoph Waltz, grabó casi todas las escenas de acción sin recurrir a dobles y lo hizo a menudo con una cámara aparejada a su propio cuerpo (una SnorriCam). La actriz celebra formar parte de un género, el de espías, “no tan explorado por la industria italiana”, dice.
Lo que sí tiene en común esta serie italiana con respecto a sus series hermanas es que la adrenalina no es el motor de la acción. Aunque no falten en ella peleas, disparos y persecuciones en coche, son las emociones y las tramas secundarias, cercanas al drama familiar, las que impulsan las motivaciones de sus heroínas. Otro de los recursos clásicos que genera tensión en este relato es el de la cuenta atrás. La protagonista de Citadel: Diana debe resolver sus conflictos personales y descubrir qué ocurrió con sus padres en un tiempo determinado. De lo contrario, su misión como espía se desmoronará por completo.
Cada una de las series del universo Citadel cuenta con su propia paleta de colores. Así como la original explota los tonos rojizos, la inminente Honey Bunny, inspirada en el cine de Bollywood, recurre a los amarillos. Y Diana se construye en los múltiples tonos de azul. “Es un color muy versátil, que nos permite explorar esa frialdad del personaje y de sus circunstancias y, a la vez, colocar al espectador en un futuro cercano en el que el mundo ha cambiado de forma dramática en muy poco tiempo”, explica Gina Gardini.
Citadel: Diana ha grabado su primera temporada en localizaciones reales, huyendo lo más posible de los decorados. Sus responsables buscan crear “una historia lo más realista posible, ambientada en un futuro cercano y, a su vez, también con la historia reciente de Italia”, comenta la productora y showrunner. Y también lo aplica a su estética, que se mira en el brutalismo y el racionalismo nacidos en un convulso siglo XX, y en escenarios cercanos a las obras del artista italiano Giorgio de Chirico. También se nota en la imagen de su protagonista. El característico peinado asimétrico de la espía Diana Cavalieri evidencia la dualidad y las varias capas que conforman su personalidad. “Casi todo es muy artesanal en este proyecto. ¿Hay algo más italiano que eso?”, defiende la actriz que protagoniza la serie, mientras Gardini asiente.
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