Triunfo y ‘playoff’ para el Barcelona que desplaza al Real Madrid al ‘play-in’

Funambulista desde que comenzara el curso, exigido por las graves lesiones de Laprovittola —el auténtico director de la orquesta—, Núñez y Metu, y condicionado por un baloncesto raquítico que le ha llevado a acumular 25 bochornosos traspiés en el curso y una pañolada para recordar, el Barça se llevó al fin una alegría morrocotuda tras descascarillar a la Virtus Bolonia. Le ha bastado un arreón de última hora con triunfos sonoros (ninguno como ante el Fenerbahçe) para lograr el salvoconducto para el playoff, el pase también para medirse con el Mónaco, aunque con el factor cancha en contra, por un hueco para la Final Four de Abu Dhabi del 23 al 25 de mayo. No es, sin embargo, el único equipo español que se pide jugar en la fiesta del baloncesto europeo, pues el Madrid dice presente desde el segundo escalón.

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 El equipo azulgrana logra superar a la Virtus (91-87) en los compases finales y se medirá con el Mónaco por un pase para la Final Four. Los blancos se batirán con el París y, de ganar, frente al Fenerbahçe  

Funambulista desde que comenzara el curso, exigido por las graves lesiones de Laprovittola —el auténtico director de la orquesta—, Núñez y Metu, y condicionado por un baloncesto raquítico que le ha llevado a acumular 25 bochornosos traspiés en el curso y una pañolada para recordar, el Barça se llevó al fin una alegría morrocotuda tras descascarillar a la Virtus Bolonia. Le ha bastado un arreón de última hora con triunfos sonoros (ninguno como ante el Fenerbahçe) para lograr el salvoconducto para el playoff, el pase también para medirse con el Mónaco, aunque con el factor cancha en contra, por un hueco para la Final Four de Abu Dhabi del 23 al 25 de mayo. No es, sin embargo, el único equipo español que se pide jugar en la fiesta del baloncesto europeo, pues el Madrid dice presente desde el segundo escalón.

Resulta que seis victorias de carrerilla han dado con un Real Madrid reconocible, lejos de la versión exigua del principio de curso, cuando contabilizaba los encuentros fuera de casa por derrota. Pero Chus Mateo pidió calma y tiempo, recomponer al equipo tras las bajas jerárquicas de Rudy o Sergio Rodríguez, también claves como Yabusele, y el equipo blanco ha cogido color y forma, de nuevo espejo del baloncesto europeo. Aunque su sprint final no le ha valido para alcanzar el playoff, apeado en última instancia por los triunfos del Barça y el Efes, ensamblado en séptima posición para disputar el play-in el próximo día 15 ante el París en el WiZink. De ganar, se citará en los playoffs con el Fenerbahçe, segundo de la Euroliga. De perder, jugaría el 18 ante el ganador del otro duelo de play-in con la última plaza para la siguiente fase en liza, la que da billete para batirse con el Olympiacos, el campeón de la fase en la competición.

Menos baloncesto y jarana ha saboreado el Baskonia, de nuevo descabalgado de Europa antes de tiempo, perdido en la tabla (el 14º de 18 equipos), sin músculo ni rotaciones para compaginar Europa con la liga. Eso es coto reservado para los dos grandes de la ACB. Por ahora, para el Barça, que ante la Virtus logró dar al fin la talla en los momentos calientes, y quizá para el Real Madrid, que se las verá con el París.

Comenzó el duelo del Palau con frenesí, donde el ataque se imponía sobre la defensa, con tiros y aciertos, puntos y más puntos, un gozo para la vista y un desespero para los entrenadores, que soltaban exabruptos al tiempo reclamaban más intensidad y menos facilidades. De eso se aprovechó Anderson para explicar una vez más que los actores secundarios no lo son tanto en este Barça, ahora el americano, antes Parra, al principio Brizuela. Pero Clyburn replicaba desde el extrarradio al tiempo que Zizc le buscaba (y no siempre con éxito) las cosquillas a Hernangómez en la botella, canastas por doquier. Aunque la muñeca se torció tanto en los tiros como en los pases, multiplicación de errores y pérdidas —siete italianas y cinco azulgranas—, un desinfle del que el Barcelona sacó tajada con Punter al frente, 23-16 al cerrar el primer acto.

Apeada de Europa la Virtus tras un ejercicio raquítico, penúltima en la tabla, pronto le superó la efervescencia azulgrana, la voluntad y el entusiasmo del que tiene algo en juego. Resoplaba y negaba con resignación el ilustre Dusko Ivanovic desde el banquillo, fiado una vez más a Cordinier y Pajola para meter al equipo en el partido, un plan que nunca falla. Pero en las últimas fechas no hay quien pueda echarle el lazo a Parra, jugador que con confianza ha ganado centímetros, velocidad y puntería, el despertar del gigante. Lo aplaudió el Palau como también el regreso de Vesely, que hacía 19 partidos que no se ataba las zapatillas, pívot referencial y verdadero líder anímico del Barcelona, canasta de media distancia como gusta y mate, un volver a ser para llegar al entreacto con una renta sugerente (45-38).

Cordinier y Clyburn protestaron en el regreso al parquet, pero Anderson, Satoransky y Punter, que tenía uno de esos días, estratosférico desde la periferia, no pusieron la otra mejilla, haciendo buena esa idea de Joan Peñarroya que al fin ha cuajado, al mal tiempo buena cara, ante las ausencias se hace equipo, todos para uno y uno para todos, lejos de esa versión en la que Punter y Parker se jugaban todas las bolas. Un pequeño cambio de guion —porque claro que, como los mejores del equipo que son, siguen siendo los que más lanzamientos ejecutan— que le ha dado réditos al equipo. También ante la Virtus, por más que descosiera al rival a base de triples, Clyburn y Holiday al frente. 71-65 a falta de un acto, el de la confirmación europea del Barcelona.

Salió la Virtus con el turbo puesto, de nuevo con otro triple de Morgan y con la defensa por bandera, electricidad que se le indigestó al Barcelona y que puso el envite del revés, ya cinco puntos por delante los italianos. Caras descompuestas y manos sobre los ojos, los aficionados de los nervios en el Palau. No le quedó otra a Peñarroya que sacar a la palestra a Parker, que, por un día, no hizo una de derechas, muñeca torcida. Pero un mate de Hernangómez, más la aparición de Brizuela devolvieron al Barça al encuentro, 87-87 a falta de un minuto. Falló un triple la Virtus y el Barça, con dos pases interiores, de Parker a Vesely y del checo a Parra, tomó la delantera. Y, en una defensa que valía un playoff, volvió el Barça, el equipo, para provocar los pasos del rival. Suficiente para llamar a la puerta del Mónaco, para pensar en la Final Four.

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